290 personas, incluidos 66 niños y 16 miembros de la tripulación, murieron hace exactamente 32 años, el 3 de julio de 1988, sobre el golfo Pérsico.
Aquello fue uno de los mayores desastres en la historia de la aviación mundial. El crucero USS Vincennes de la Marina de EEUU derribó un avión de pasajeros iraní Airbus A300B2 con misiles antiaéreos y murieron todos los ocupantes del aparato.
Qué pasó
El avión de la aerolínea Iran Air estaba realizando el vuelo 655 Teherán-Dubái, con un aterrizaje intermedio en el aeropuerto de la ciudad de Bandar Abbás, donde también se encontraba una base de la aviación militar iraní. La aeronave estaba cubriendo una ruta estándar dentro del corredor aéreo internacional.
Dos misiles antiaéreos del crucero Vincennes alcanzaron el Airbus a una altitud de 4.000 metros, rompiendo el avión por la mitad. Ninguno de los casi 300 pasajeros del aparato tuvo ninguna oportunidad de sobrevivir.
Según el informe del Gobierno de EEUU, la tripulación del barco identificó incorrectamente al aparato civil Airbus como un avión de combate F-14 Tomcat de la Fuerza Aérea iraní.
Los marineros insistieron en que la aeronave no respondió a las repetidas demandas de cambiar de rumbo, aunque pasaron por alto que trataron de contactar con la tripulación de un avión civil usando una frecuencia de radio militar.
Un acto de intimidación consciente
Según Yuri Liamin, experto militar entrevistado por Sputnik, Irán y Estados Unidos estaban al borde de una guerra en aquel momento.
"La situación en la región era muy tensa, los buques de la Armada estadounidense estaban siempre listos para el combate. EEUU atacaba repetidamente los barcos iraníes y hundió varios, además de destruir una plataforma petrolífera iraní y dañar una fragata militar", comentó.
En su opinión, el derribo de aquel avión civil fue deliberado: un acto para demostrar a Irán que EEUU era capaz de cualquier cosa para defender su flota.
"Fue un acto de presión más. Después de la catástrofe, en Irán se temían enfrentamientos a gran escala con Estados Unidos. Esto determinó en gran medida la decisión de detener la guerra con Irak, ya que una guerra en dos frentes para Teherán hubiera sido un suicidio", explicó Liamin.
En aquel momento, la confrontación entre los dos países islámicos se prolongaba desde hacía ocho años y las pérdidas humanas llegaban a los cientos de miles en ambos lados. Irán e Irak invadían alternativamente el territorio de su enemigo y usaban armas químicas o intercambiaban ataques con misiles.
El crucero Vincennes formaba parte de un grupo de barcos estadounidenses que realizaba tareas de protección de los convoyes comerciales y petroleros iraquíes.
¿Pudo haber sido un error?
Por supuesto, no se puede descartar que las acciones de los militares estadounidenses fueran un error, dado que la situación en el golfo Pérsico estaba muy tensa.
Sin embargo, según los expertos entrevistados por Sputnik, un operador de radar experimentado determina fácilmente qué tipo de avión está observando, incluso sin tener información completa al respecto.
"Tomar un avión de pasajeros por uno de combate es culpa directa de los estadounidenses. Normalmente, el operador recibe la información de radio, donde ve la situación directamente.
Un militar experimentado define inmediatamente el tipo de objeto, su altura y velocidad sin duda alguna", declaró a Sputnik el experto militar Mijaíl Jodarénok, que durante muchos años sirvió en la Defensa Aérea rusa.
En tiempos de paz, añade, en áreas con movimiento activo de aeronaves civiles, los operadores de misiles antiaéreos tienden a no disparar contra los intrusos basándose únicamente en los datos que les da el radar.
Primero, mandan un caza para hacer contacto visual y entender qué intenciones tiene el aparato. Nada de esto se hizo, aunque los estadounidenses tenían todos los medios necesarios para ello.
Órdenes y medallas en lugar de castigos
El Gobierno estadounidense nunca reconoció su culpa por las muertes y ninguno de los marineros fue responsabilizado por el derribo. Además, la tripulación del crucero fue galardonada por el cumplimiento correcto y preciso de una misión de combate.
La Casa Blanca expresó sus condolencias en relación con el desastre, pero el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, calificó el asesinato de casi 300 personas como "acciones defensivas necesarias".
Más tarde, en 1996, los estadounidenses aceptaron pagar a los familiares de los pasajeros alrededor de 62 millones de dólares como parte de un acuerdo con Irán para retirar la demanda contra EEUU en la Corte Internacional de Justicia.