Managua, con la mayor concentración poblacional y de centros educativos del país, un movimiento sindical fuerte y siendo plaza principal de la GN, se convirtió (junto con la ciudad universitaria de León) en un campo primordial del accionar clandestino y lucha abierta del Frente Sandinista contra la Dictadura.
Pese al control y la represión, Managua ya para entonces era bastión del sandinismo, la retaguardia de la lucha guerrillera en las montañas y cantera de valiosos cuadros del Frente.
Pese al control y la represión, Managua ya para entonces era bastión del sandinismo, la retaguardia de la lucha guerrillera en las montañas y cantera de valiosos cuadros del Frente.
Para enero de 1961 la dictadura había logrado terminar con la última guerrilla de la larga lista de movimientos armados que precedieron al efímero Frente Revolucionario Sandino y al propio FSLN.
Si bien es cierto que la Organización fue extrayendo importantes lecciones de cada derrota en el terreno, como por ejemplo la certeza de la obsolescencia táctica e inviabilidad estratégica de la “tropa invasora” desde un país vecino (zona hondureña del río Patuca hacia Raiti-Bocay), que la lleva a ampliar su radio de acción y explorar otras concepciones y tácticas.
La actividad clandestina urbana toma relevancia con la presencia en Managua en 1963, del propio Carlos Fonseca junto con Tomas Borge, Silvio Mayorga, Jorge Navarro, Víctor Tirado y otros compañeros, iniciando operaciones de recuperación de dinero en efectivo, en asaltos a Bancos, reclutamiento, construcción de una sólida base de apoyo al trabajo clandestino, etc.
Todo esto con miras a la preparación del siguiente hito organizativo del Frente Sandinista: La creación de una base guerrillera territorial en las montañas del Norte de Nicaragua, cumpliendo con los postulados teóricos de la “Guerra Popular Prolongada” que tanto éxito había cosechado en otras experiencias revolucionarias en China y Cuba.
La captura de Carlos Fonseca en un barrio capitalino en enero de 1964, activa una enorme ola de protestas tanto en León, Managua y en todo el país.
Una cosa estaba clara para la dictadura: La Revolución sandinista estaba en marcha y tenía un jefe: Carlos Fonseca Amador.
Una cosa estaba clara para la dictadura: La Revolución sandinista estaba en marcha y tenía un jefe: Carlos Fonseca Amador.
Es precisamente en las cárceles de la "aviación" en Managua, de donde salen importantísimos escritos para la consolidación ideológica del FSLN como, “Desde la cárcel yo acuso a la Dictadura” y “Esta es la verdad”.
Es importante decir que (según el historiador Adolfo Díaz Lacayo) es precisamente en mayo de 1963 (un poco antes de que los comandantes Carlos Fonseca y Víctor Tirado sean capturados en el barrio San Luis y ocho meses después del fracaso militar de Raiti-Bocay), el comandante Carlos preside una importantísima reunión en una casa de seguridad en Managua, en la que participan José Benito Escobar Pérez y su hermano, Inocente; Rigoberto Cruz Pérez (“Pablo Úbeda”), Rolando Roque Fonseca y su hermano Adrián y el combatiente comunista internacionalista de origen mexicano, Victor Tirado López, donde el comandante Fonseca impone con toda su autoridad y en base a una larga y documentada reflexión histórica, el nombre definitivo a la Organización revolucionaria, que desde ese momento se denominara FRENTE SANDINISTA DE LIBERACION NACIONAL (FSLN).
Con las derrotas militares de la guerrilla de Pancasan en Nicaragua y la del Che en Bolivia, en ese mismo año de 1967, se cierra una etapa heroica de la lucha revolucionaria mundial, donde no es derrotada la propia lucha revolucionaria si no un método en concreto que postulaba la “creación” de las condiciones objetivas de que habla el marxismo.
Managua, por su concentración poblacional (“el guerrillero se mueve mejor entre el pueblo, como el pez nada mejor en el mar”), por ser sede de las principales instituciones de la dictadura, por sus centros de estudio llenos de jóvenes, por contar con un movimiento sindical y obrero combativo y experimentado, por sus múltiples medios informativos, por sus periferia de pobreza y muchas otras ventajas (como también muchísimos peligros) es la ciudad hacia donde el FSLN dirige sus mayores esfuerzos organizativos.
La caída en combate (ampliamente difundida por los mismos medios radiales y televisivos de la dictadura) del comandante Julio Buitrago, jefe de la resistencia urbana del FSLN, en julio de mil novecientos sesenta y nueve y un año después, la de un joven poeta y sus compañeros en otro barrio popular de la ciudad de Managua, a pesar de ser golpes muy duros para la Organización, disparan la popularidad de FSLN entre la población antisomosista, pero sobre todo provoca la movilización de la juventud.
El FSLN aunque, para entonces, sigue siendo una minúscula Organización clandestina y guerrillera (sus tres destacamentos de entonces, diseminados en las montañas, no pasan en total de quince guerrilleros) acciones urbanas como estas, pese a la represión y el sacrificio de sus combatientes, dan nuevas esperanzas al pueblo en que algún día, más temprano que tarde, llegara la victoria sobre la dictadura somocista.
Aun en estos años de falsa estabilidad sociopolítica, Managua es el bastión más importante del sandinismo, la retaguardia de la lucha guerrillera en las montañas y cantera de valiosos cuadros del Frente.
EL ESPEJISMO DEL MCCA, LOS ASCENSORES Y ESCALERAS ELÉCTRICAS
El “Acuerdo de Managua” de 1960 entre las cinco naciones centroamericanas, dió inicio a una década en la que se cifraron grandes esperanzas de los pueblos de la región (gobernados en su mayoría, por sanguinarias dictaduras) en cambios socioeconómicos y políticos sustanciales que mejoraran sus condiciones de vida.
El Tratado del “Mercado Común Centroamericano” (MCCA) (en realidad un proyecto gringo a través de su programa “Alianza para el Progreso” y de la burguesía local) pretendía que la región, “unificada” artificialmente a partir de un cambio brusco en los procesos económicos y la matriz productiva, se encaminara en tan solo una década a la sustitución de sus exportaciones, pasando de la agropecuaria a la de bienes y servicios manufacturados. El milagro no ocurrió.
En Managua, a partir de 1960, se disparó la construcción de empresas e industrias (acordes al plan general del Tratado del MCCA), sobre todo en dos vectores geográficos, orientados hacia Tipitapa por la carretera norte y hacia la dirección de la ciudad de León.
La Banca internacional otorgó préstamos y otros productos financieros a la empresa privada nicaraguense (donde también lideraban los negocios de los Somoza) para la instauración de un sector industrial fuerte, acorde al Tradtado del MCCA.
Empezaron a aparecer empresas textiles, calzado, fabricantes de llantas para vehículos livianos y agrícolas, herramientas manuales agrícolas, modernos mataderos industriales de ganado bovino, aceiteras y jaboneras, embotelladoras de refrescos, embutidoras, industrias eléctricas, sacos, empaques y cajas de madera y cartón, modernización de la plantas industriales azucareras, lecheras cafetaleras, bancos comerciales, aseguradoras, todo tipo de servicios, educación privada,etc.
La lista de productos fabricados por decenas de nuevas industrias se agrandaba, provocando por simpatía la explosión del sector de bienes raíces (controlados por la familia Somoza y sus allegados), redundando en una gran movilidad poblacional.
El gobierno invirtió parte de los recursos destinados al MCCA, iniciando la ampliación de la infraestructura vial, concretamente la carretera panamericana, el puerto de Corinto, la generación de energía eléctrica para el Pacífico y Managua, las telecomunicaciones y modernizó la recaudación impositiva.
También aumentaron en número los compañías y batallones, los cuarteles y el apertrechamiento de la GN y por supuesto, engrosó la cartera de empresas, propiedades y servicios de la familia Somoza y sus allegados.
La dictadura, sus círculos cercanos, la alta oficialía de la GN y la oligarquía en general, aún con el fracaso del MCCA, salieron ganando económicamente mientras Managua, a finales de los sesentas se despedía de la expansión industrial, la diversificación y la exportación de productos elaborados.
El otro sueño de los Somoza, el sueño de que el activismo comercial y empresarial, producto de esta quimera desarrollista despertada con el MCCA, debería de aislar al FSLN, “ante la enorme ocupación laboral y repartición de riqueza nacional entre el pueblo”, también fué un sueño de opio.
Pese a la sinergia económica inicial (que al final de la década del 60 se disipó), los recursos que fluyeron a borbotones a manos privadas y de la Dictadura como producto del endeudamiento para hacer realidad el finado proyecto del MCCA, el progreso no alcanzo para todos.
Alrededor de la ciudad se fueron formando aun más anillos de miseria, con asentamientos y cuarterías de construcciones muy precarias y faltas de cualquier servicio público. Este panorama de exclusión completaba la realidad de la capital de los nicaragüenses.
LA NOVIA COCHINA
Pero no solo la ciudad entraba en decadencia. Managua resultó ser una “novia” desamorada, cuyo desarrollo urbanístico poco planificado contribuyó a la contaminación acelerada de su principal recurso y razón histórica de su nacimiento y desarrollo como asentamiento humano: El lago Xolotlan.
Y como si esto fuera poco, una superficie siete veces mayor que el propio lago y que por millones de años aportó con sus ríos y escorrentías a la renovación de las aguas del Xolotlán, en tan solo un siglo, como resultado de la actividad antropogenica irresponsable, se convirtió en un problema para la sobrevivencia del gran cuerpo de agua: Sedimentos y productos químicos provenientes del mal uso de suelos y de los pesticidas y abonos agrícolas contaminan y agobian al lago.
El Xolotlán moría lentamente, apuñalado por su ciudad y sus habitantes.
Y faltando un día para la navidad del 72…De nuevo la tragedia.
EL TERREMOTO DE 1972. FIN DE “LA VIEJA MANAGUA”, DECADENCIA DE LA DICTADURA SOMOSISTA E INICIO DE UNA DÉCADA TRÁGICA Y SUBLIME DEL FSLN
La tragedia volvió a impactar las vidas de los pobladores de Managua.
Otra vez un gran terremoto ponía de rodillas a Managua y un poeta, desconsolado por la hecatombe de su ciudad en ruinas y el éxodo de los sobrevivientes, se apuró a escribir un “Réquiem para una ciudad muerta”. En realidad Managua parecía que había dejado de existir.
Todo vuelve al principio. El gobierno golpista del fundador de la dinastía de los Somoza, “ocupado” en ahogar en sangre la lucha sandinista y sus remanentes y eufórico en la parafernalia del auge económico posterior al terremoto del 31, “olvidó” normar la reconstrucción de la ciudad con calidad, sin crear códigos responsables de diseño y construcción urbanísticos y verdaderos protocolos de evaluación de riesgos sísmicos, mucho menos controlar la calidad de los materiales de construcción, encargar estudios geológicos del área de asentamiento de Managua, etc. Es decir no hizo su tarea como gobierno.
Managua se convirtió en una “ciudad-zombi”, que urbanística, psicológica y culturalmente murió aquella noche del 23 de diciembre de 1972, pero siguió viviendo como una calavera insepulta durante dos décadas más.
El centro colapsado de la ciudad devino en una especie de basurero a cielo abierto, en franca competencia con “la chureca”, los ruinosos edificios se transformaron en peligrosas moradas para indigentes y familias sin techo y la costa del lago hecha un verdadero vertedero de materiales de las ruinas de la ciudad.
Managua devino una ciudad degrada, sin periferias, sin un centro administrativo, comercial, turístico o fundacional. Una ciudad, que pasó a existir sólo en los recuerdos de los viejos, un remedo de ciudad excéntrica cuyo único punto de conexión con su historia, tradición y cultura seguiría siendo el Xolotlan.
El último dictador de los Somoza y sus allegados, como de costumbre, se embolsaron la ayuda internacional para la emergencia y la reconstrucción de Managua y además, aprovechándose de la caótica situación posterior al desastre, confiscó a su favor amplias zonas abatidas por el terremoto, principalmente lo que había sido el centro de la ciudad.
¿A qué se debe esta persistencia de la tragedia telúrica, será una maldición atávica, un sino trágico o es que Managua perdió el favor de sus dioses?
Los parajes en que está asentada Managua cautivaron, miles de años atrás, a sus fundadores raizales.
La localización resultaba idónea e insuperable para los propósitos de la vida, la alimentación, la seguridad y el progreso.
Abundante agua, bosques, lluvia, tierra ubérrima, caza y pesca al alcance del venablo y el chinchorro, abundante material de construcción para sus viviendas, canoas, herramientas y armas; generosas lluvias, esplendoroso Sol, pueblos cercanos para comerciar (y guerrear) y lo más importante: La protección de los dioses que habitaban el lago y los volcanes. Todo lindo y perfecto, solo que sus líderes y chamanes no contaban entonces con un mapa de riesgos sísmicos e hidrológicos.
La localización resultaba idónea e insuperable para los propósitos de la vida, la alimentación, la seguridad y el progreso.
Abundante agua, bosques, lluvia, tierra ubérrima, caza y pesca al alcance del venablo y el chinchorro, abundante material de construcción para sus viviendas, canoas, herramientas y armas; generosas lluvias, esplendoroso Sol, pueblos cercanos para comerciar (y guerrear) y lo más importante: La protección de los dioses que habitaban el lago y los volcanes. Todo lindo y perfecto, solo que sus líderes y chamanes no contaban entonces con un mapa de riesgos sísmicos e hidrológicos.
La primera razón de la cíclica tragedia de Managua está bajo la tierra.
Cada laguna circundante es un antiguo volcán y la cuenca del lago, apenas interrumpe una poderosa cadena de volcanes activos. Bajo estas tierras, una suave almohada (es decir, un graven muy joven e inconsistente) sustenta la frágil superficie y aumenta la inestabilidad de procesos geológicos eternos.
Dieciocho fallas conocidas fracturan el piso de la ciudad y acorde a un reloj misterioso y arcano conducen la cinética fatal, originada en las profundidades del planeta, que fácilmente tumban vidas y sueños.
Dieciocho fallas conocidas fracturan el piso de la ciudad y acorde a un reloj misterioso y arcano conducen la cinética fatal, originada en las profundidades del planeta, que fácilmente tumban vidas y sueños.
La segunda razón es humana.
Managua dejó de ser aquella villa de pescadores de inicios del siglo veinte, que albergaba en su pequeño centro casas solariegas de adobe, ranchos de paja, haciendas, trapiches y que sobre sus calles empedradas o de tierra, rodaban carretas y uno que otro automóvil.
Para los años treinta la ciudad albergaba a cerca de doscientos mil habitantes y acercándose el fin del segundo milenio, ya contaba con millón y medio de almas. Explosión demográfica originada, fundamentalmente, en las oleadas migratorias desde el interior del país, empujadas por las frecuentes guerras civiles y la búsqueda de mejoría económica.
Para los años treinta la ciudad albergaba a cerca de doscientos mil habitantes y acercándose el fin del segundo milenio, ya contaba con millón y medio de almas. Explosión demográfica originada, fundamentalmente, en las oleadas migratorias desde el interior del país, empujadas por las frecuentes guerras civiles y la búsqueda de mejoría económica.
Por desgracia, fue una constante (hasta mediados de 1979) que las autoridades políticas y administrativas de la ciudad (como en el resto del país) hayan sido líderes incompetentes, ambiciosos y ladrones, que no pudieron o no quisieron aprender las lecciones que dejaron los tres grandes terremotos documentados de Managua en el siglo XVII, el aluvión de 1876 (cuando la ciudad tenía menos de dos mil habitantes) y el poderoso sismo del 1931 que trastocó la rutina vital de los “managuas” y que segó la vida de una cantidad hasta hoy desconocida de personas.
Disipada la tragedia, no fue conformada ninguna comisión o equipo técnico que evaluara a profundidad las causas de la misma, que deslindara las responsabilidades humanas de las geológicas, que elaborara un diagnostico situacional, creara mapas de riesgo, normas modernas y de alta calidad técnica y científica para la construcción civil, con códigos actualizados de diseño y construcción.
Tampoco se frenó el crecimiento desordenado de la ciudad, no se previó el daño a la calidad ambiental, los acuíferos, ni se preservaron mediantes leyes municipales zonas de amortiguamiento.
No se hizo nada, solo cruzar los brazos, esperando alegremente la próxima tragedia que traería consigo, seguramente, oportunidades de enriquecimiento fácil para las “autoridades”.
Tampoco se frenó el crecimiento desordenado de la ciudad, no se previó el daño a la calidad ambiental, los acuíferos, ni se preservaron mediantes leyes municipales zonas de amortiguamiento.
No se hizo nada, solo cruzar los brazos, esperando alegremente la próxima tragedia que traería consigo, seguramente, oportunidades de enriquecimiento fácil para las “autoridades”.
Dicho en pocas palabras, la destrucción reiterada de Managua se debe a la irresponsabilidad humana, más que a la Naturaleza.
LA DECADA TRISTE Y GLORIOSA DEL FSLN
La década de 1970 encuentra a un Frente Sandinista muy golpeado en sus estructuras, pero con una moral siempre alta y combativa y con más proyección de la realidad de su lucha a nivel nacional e internacional.
Despuntando el año 1970, Managua ve caer al poeta guerrillero Leonel Rugama, Roger Núñez y Mauricio Hernández Baldizon, enfrentados (al igual que el Comandante Julio Buitrago el año anterior) a un batallón de soldados de la GN, en una casa de seguridad frente al Cementerio Periférico. Ese día nacería el más valiente grito del sandinismo combatiente: “¡Que se rinda tu madre!”
Pero no todo es tragedia, pues ese mismo año un Comando sandinista realiza la primera gran acción de envergadura de rescate de prisioneros (entre ellos al Comandante Carlos Fonseca), secuestrando un avión en Costa Rica y logrando un éxito rotundo en la operación “Juan Santamaría”.
La muerte de casi todos los miembros de la Dirección Nacional (que operaban dentro del país) en Nandaime en 1973, da inicio a una etapa triste del Frente Sandinista, la etapa de discusión interna de la Organización que llevara a su división en tendencias.
Entre el final de la guerrilla de Pancasan y Fila grande y el asalto a la casa de Chema Castillo (que es el preludio de la victoria de la tesis insurreccional sobre la GPP), mediarían siete años de estoica acumulación de fuerzas en silencio, que cobraría la vida y la libertad de decenas de valiosos hombres y mujeres, combatientes y colaboradores del FSLN.
Un periodo obligado por el replanteamiento táctico, la reagrupación de una militancia diezmada, de esfuerzos por levantar la moral combativa y sobre todo, por la división orgánica originada en la diferencia de criterios sobre el futuro táctico y estratégico de la lucha contra el somocismo y una sorda lucha por el poder entre los principales líderes del Frente Sandinista de la época.
Un periodo obligado por el replanteamiento táctico, la reagrupación de una militancia diezmada, de esfuerzos por levantar la moral combativa y sobre todo, por la división orgánica originada en la diferencia de criterios sobre el futuro táctico y estratégico de la lucha contra el somocismo y una sorda lucha por el poder entre los principales líderes del Frente Sandinista de la época.
Desde mediados de 1973 los cuadros de mando en el exilio y los que estaban en la clandestinidad a lo interno del país, desarrollan una intensa discusión sobre el futuro de la Organización y la conformación de una nueva Dirección Nacional y organización territorial.
Esta crucial discusión y toma de acuerdos mínimos operativos se lleva a cabo en varias ciudades (Nandaime, León, Granada) sin embargo, los acuerdos que acercan posiciones son tomados en Managua, después de la tragedia de la caída en combate o asesinados a mansalva de casi toda la DN, incluyendo a su Secretario General, el Comandante Carlos Fonseca (cuyas manos cercenadas, igual que la cabeza del general Pedro Altamirano, décadas atrás, fueron presentadas al dictador Somoza de turno, como “prueba irrefutable de la derrota del sandinismo”), sacrificios que abrieron el camino a la unidad en la acción y años más tarde, en las duras jornadas insurreccionales.
El año de 1978 es crucial en la historia de Managua y el sandinismo. El diez de enero los disparos de escopeta de sicarios le arrebatan la vida en el centro todavía ruinoso de Managua al periodista antisomosista y miembro destacado de la oligarquía conservadora, Pedro Joaquín Chamorro.
Los abusos y la rabia acumulada hicieron brotar el descontento popular y mucha gente salió a la calle a protestar, este levantamiento se extendió y en ciudades como Masaya el Frente Sandinista tuvo que apurar sus planes insurreccionales para encausar el descontento popular contra la dictadura somocista.
Los abusos y la rabia acumulada hicieron brotar el descontento popular y mucha gente salió a la calle a protestar, este levantamiento se extendió y en ciudades como Masaya el Frente Sandinista tuvo que apurar sus planes insurreccionales para encausar el descontento popular contra la dictadura somocista.
DE LA “OPERACIÓN CHANCHERA”, AL REPLIEGUE TACTICO Y EL 19 DE JULIO
En agosto de ese mismo año, el Frente Sandinista realizó con éxito y enorme repercusión mundial el asalto al Palacio Nacional, logrando además de la liberación de cuadros importantísimos para la conducción de las jornadas insurreccionales venideras y darle al pueblo nicaragüense y a los combatientes populares, una gran dosis de confianza en el triunfo total sobre la dictadura somocista.
La Insurrección de los barrios orientales, las heroicas jornadas de lucha en el occidente de la ciudad de Managua, los diferentes repliegues de la población combatiente como táctica frente a la superioridad de fuego del enemigo, que desquita su impotencia contra la población desarmada, que a su vez aumenta la furia de los managuas contra el régimen son paginas gloriosas de la historia de esta ciudad y sus habitantes.
El Repliegue táctico de los combatientes y pobladores de los barrios orientales iniciado en absoluto secreto (pese a movilizar a un contingente de más de seis mil personas) es, sin lugar a dudas, la operación militar más brillante e importante dirigida por el Frente Interno del FSLN en Managua.
Después de las terribles masacres de la GN en Batahola y el Kilocho, la desarticulación de la insurrección de los barrios occidentales y los distintos repliegues de las fuerzas combatientes hacia lugares fuera del casco urbano de la capital, la falta de municiones y el desgaste de diecisiete días consecutivos de combate, los mandos de la Insurrección, deciden preservar a los combatientes experimentados, salvar a los heridos y reforzar la lucha en Masaya y Granada. La misión de empantanar a la EEBI ya estaba cumplida.
Después de las terribles masacres de la GN en Batahola y el Kilocho, la desarticulación de la insurrección de los barrios occidentales y los distintos repliegues de las fuerzas combatientes hacia lugares fuera del casco urbano de la capital, la falta de municiones y el desgaste de diecisiete días consecutivos de combate, los mandos de la Insurrección, deciden preservar a los combatientes experimentados, salvar a los heridos y reforzar la lucha en Masaya y Granada. La misión de empantanar a la EEBI ya estaba cumplida.
La Insurrección de Managua, intensa y muy violenta que involucró a lo mejor de la ciudadanía revolucionaria y patriota de la ciudad, fue dirigida por experimentados cuadros sandinistas, entre ellos los ya fallecidos comandantes Carlos Núñez, William Ramírez, Walter Ferrety, Marcos Somarriba, Gabriel Cardenal y los sobrevivientes comandantes Ramón Cabrales, Mónica Baltodano, Joaquín Cuadra, Oswaldo Lacayo (estos tres últimos, posteriormente traidores a los ideales y la organización fundada por Carlos Fonseca), además de muchísimos cuadros intermedios que lucharon con entrega y convicción sandinista al frente de los combatientes populares de la aguerrida novia del Xolotlan.
Es en la principal plaza publica de Mangua, rebautizada como Plaza de la Revolución donde el día 20 de julio se concentran desde toda la geografía nacional, representaciones de las victoriosas columnas guerrilleras del Frente Sandinista de Liberación Nacional. ¡La Revolución Popular Sandinista, había triunfado en Nicaragua!
LA GRAN TAREA: RECONSTRUIR Y MODERNIZAR MANAGUA
Derrocada la dictadura militar somocista por el pueblo, Managua estrenó una nueva instancia de gobierno municipal que antes no existía ( durante el somocismo, la administración municipal estaba bajo el mando de un “Distrito Nacional” encabezado, casi siempre, por un oficial de alto rango de la GN o un funcionario civil de mucha confianza del Dictador) lo que hizo patente la gran importancia que el nuevo gobierno revolucionario daba a la postergada reconstrucción y progreso de la Capital de todos los nicaragüenses.
Se nombró un alcalde al frente de esta nueva Institución, la Alcaldía de Managua (que después de la promulgación de la Constitución revolucionaria de 1987, serian funcionarios electos por el pueblo), la que de inmediato esbozó un plan e inició una serie de obras públicas para retomar la postergada reconstrucción de la ciudad.
En la zona norte de la ciudad, se construyeron las amplias vías conocidas como duplas, se inició la pavimentación de nuevas y viejas calles y avenidas, se modernizó el aeropuerto Internacional, la recuperación y ampliación de la red de alcantarillas y agua potable (perforándose más pozos), la ampliación y revestimiento de cauces y desagües naturales, ampliación de la generación y tendido eléctrico, se reforzó el área de emergencias de bomberos y primeros auxilios con la creación de un organismos especializados, dotándolo con nuevas cisternas , equipos y ambulancias moderno y entrenando permanentemente a su personal; se actualizaron los censos de población, se reorganizaron los mercados municipales, se modernizó el transporte urbano público y el parque de equipos de construcción y recolección de la Alcaldía, se organizó a la población en atención a desastres naturales, se creó un departamento de urbanismo para normar y administrar la construcción civil, etc.
Desafortunadamente el inicio de la guerra contra- revolucionaria frenó este impulso, consumiendo tiempo, dinero y los recursos humanos tan necesarios para el desarrollo de la capital.
Managua se convirtió en alma y nervio de la defensa de la patria, sufriendo con estoicismo las dificultades de abastecimiento y las penurias propias de un país en guerra.
De sus barrios y residenciales partieron miles y miles de jóvenes a combatir al enemigo, a curar, enseñar y producir. Muchos no volvieron con vida a su amada ciudad.
Una ciudad acostumbrada al dolor y al heroísmo de sus hijos.
De sus barrios y residenciales partieron miles y miles de jóvenes a combatir al enemigo, a curar, enseñar y producir. Muchos no volvieron con vida a su amada ciudad.
Una ciudad acostumbrada al dolor y al heroísmo de sus hijos.
LOS AÑOS OSCUROS DEL NEOLIBERALISMO
La guerra llego a su fin y la derecha volvió al poder en Nicaragua, dando inicio a dieciséis largos años en que el “zombi”, la Managua de ruinas y pobreza, siguió penosamente andando. Dieciséis años de neoliberalismo.
Arnoldo Alemán inauguró una serie de administraciones edilicias marcadas por años de desgobierno, corrupción rampante, robo e incompetencia. La ciudad “estrenó” algunas obras cuya característica principal fue el fachadismo, la mala calidad y el poco impacto en la vida cotidiana de la población, el desarrollo y modernización de la ciudad capital.
La ciudad empezó- a una velocidad nunca antes vista- a devorar las aéreas naturales de amortiguamiento y recarga de los acuíferos.
Los repartos y residenciales de la llamada “nueva clase media”, nacida a la sombra del engañoso desarrollo de la economía del país, se fueron asentando desordenadamente en zonas del sur, sureste y el este de la capital, cambiando drásticamente el uso de suelos y convirtiendo en un enorme peligro para las zonas medias y costeras, las incontrolables y veloces escorrentías en la época lluviosa del año, potenciadas por la insuficiencia u obsolescencia de obras hidráulicas.
El despale incontrolado por la acelerada urbanización de las zonas altas, empezó claramente a incidir en el cambio del clima de la ciudad y la región.
Los repartos y residenciales de la llamada “nueva clase media”, nacida a la sombra del engañoso desarrollo de la economía del país, se fueron asentando desordenadamente en zonas del sur, sureste y el este de la capital, cambiando drásticamente el uso de suelos y convirtiendo en un enorme peligro para las zonas medias y costeras, las incontrolables y veloces escorrentías en la época lluviosa del año, potenciadas por la insuficiencia u obsolescencia de obras hidráulicas.
El despale incontrolado por la acelerada urbanización de las zonas altas, empezó claramente a incidir en el cambio del clima de la ciudad y la región.
El antiguo centro de la ciudad que aun mostraba los daños causados por el terremoto del 72, con edificios ruinosos que servían de refugio a muchas familias muy pobres y donde la vida comercial y productiva seguía siendo casi nula.
La “nueva política urbanística” (si es que la hubo) neoliberal no solo dió la espalda a la reconstrucción de la vieja Managua, si no que permitido el inicio a la expansión, sin orden ni concierto, de una ciudad excéntrica, anárquica que utilizó las antiguas carreteras hacia los departamentos y el sur de la ciudad como ejes de desarrollo.
La “nueva política urbanística” (si es que la hubo) neoliberal no solo dió la espalda a la reconstrucción de la vieja Managua, si no que permitido el inicio a la expansión, sin orden ni concierto, de una ciudad excéntrica, anárquica que utilizó las antiguas carreteras hacia los departamentos y el sur de la ciudad como ejes de desarrollo.
Una burbuja especulativa de bienes raíces se escondía a medias detrás de este fenómeno urbanístico anómalo y pernicioso para la ciudad y sus habitantes.
LA MARIPOSA BROTA DE LA CRISALIDA
Inaugurando el tercer milenio, la población finalmente, harta de del desorden y la corrupción, ansiosa de ver cambios profundos y prontos en su querida y obsolescente capital, optó por elegir a un nuevo alcalde: Por primera vez, a un alcalde sandinista.
Un lustro después, el triunfo electoral del comandante Daniel Ortega como presidente de la república, vino a dar un formidable apoyo a las sucesivas alcaldías sandinistas de Managua.
Se realizó un profundo diagnóstico del estado de cosas y de todo lo que incidía en las calamitosas administraciones edilicias del pasado reciente de Managua.
Una ciudad disfuncional, desordenada, poco amigable, intransitable, excluyente, derrochadora, amorfa, poco segura, propensa a los desastres por causas climáticas, geológicas y fallas técnicas. Un conglomerado de casas y ruinas, donde la corrupción y la suciedad campeaban. Una ciudad periférica y falta de todo.
Es decir que su infraestructura vial (calles, carreteras, caminos, puentes, pasos a desnivel, rotondas, aceras, andenes, parqueos, paradas y estructuras y obras asociadas), estaba al nivel de los años cincuenta del siglo pasado y los edificios públicos, administrativos, hospitales, escuelas, Institutos, estaciones de emergencias, mercados populares, parques y monumentos, áreas verdes y otros espacios públicos, recreativos y deportivos, luego de décadas de uso, estaban seriamente deteriorados, no cumplían con las necesidades de una población en crecimiento o simplemente, eran insuficientes.
El transporte urbano público y el selectivo privado eran obsoletos en cuanto a equipos, rutas y servicio, caro y con un mapa de recorrido insuficiente, que dejaba fuera del servicio a decenas de barrios populares.
Los enormes volúmenes de desechos domiciliares, comerciales e industriales, con un parque insuficiente y viejo de equipos para su recolección y manejo, rutas limitadas, los cauces convertidos en vertederos legales a cielo abierto insalubres y contaminantes, la proliferación de basureros ilegales, calles sucias, la contaminación del lago por basura y solidos arrastrados por los cauces, hacían de la basura un verdadero problema de salud pública.
El mayor vertedero de basura a cielo abierto de Centroamérica contaminaba por igual a la ciudad y al lago y de paso creaba un cinturón de miseria y desigualdad a una porción importante de la población del noroeste de la ciudad.
Los enormes volúmenes de desechos domiciliares, comerciales e industriales, con un parque insuficiente y viejo de equipos para su recolección y manejo, rutas limitadas, los cauces convertidos en vertederos legales a cielo abierto insalubres y contaminantes, la proliferación de basureros ilegales, calles sucias, la contaminación del lago por basura y solidos arrastrados por los cauces, hacían de la basura un verdadero problema de salud pública.
El mayor vertedero de basura a cielo abierto de Centroamérica contaminaba por igual a la ciudad y al lago y de paso creaba un cinturón de miseria y desigualdad a una porción importante de la población del noroeste de la ciudad.
El lago de Managua es una maravilla hídrica a treinta y nueve metros sobre el nivel del mar y su cuenca sur, la sierra del Crucero se eleva novecientos metros.
La distancia entre estos dos accidentes de la geografía, es de apenas diecisiete kilómetros. Durante las lluvias, el agua baja a gran velocidad, solo aminorada por la vegetación y las irregularidades naturales de la geomorfología.
El problema es que en esta ruta de escorrentía está asentada la capital de Nicaragua y el problema se agrava por el severo impacto ambiental antropogenica.
La distancia entre estos dos accidentes de la geografía, es de apenas diecisiete kilómetros. Durante las lluvias, el agua baja a gran velocidad, solo aminorada por la vegetación y las irregularidades naturales de la geomorfología.
El problema es que en esta ruta de escorrentía está asentada la capital de Nicaragua y el problema se agrava por el severo impacto ambiental antropogenica.
Cauces desbordados, no revestidos, de poco caudal y un sistema de alcantarillado arcaico e insuficiente, falta de micro- presas y otras obras hidráulicas para administrar las destructoras escorrentías y en los últimos treinta años, la urbanización acelerada y sin control arriba descrita. Un problema urgente que las alcaldías sandinistas y el gobierno central se propusieron administrar.
Demasiados problemas juntos y acumulados, algunos como servicio de agua potable, el sistema de extracción y bombeo, almacenamiento y distribución, insuficiente para una población en constante crecimiento, al igual que todo lo que atañe al servicio de energía eléctrica, la red de alumbrado público, las telecomunicaciones y transmisión de datos( muy atrasadas en relación a los capitales de los países vecinos) y cuya administración, transformadas en empresas o entes autónomos, los alcaldes del periodo neoliberal dejaron en manos de compinches que las saquearon y se olvidaron de reinvertir en su desarrollo y modernización.
Por donde se apretara salía pus y por donde se observara, se veían carencias y cosas viejas. Una ciudad para sobrevivir y no para gozar de estar vivo.
¿Qué hacer para dejar atrás a ese remedo de ciudad y sepultar de una vez por todas a ese zombi que aún seguía caminando desde el terremoto del 72 y construir una nueva y moderna ciudad?
Es claro que los problemas técnicos, con buena administración y financiamiento pueden en gran medida superarse, pero para resolverlos integra y totalmente es prioridad un cambio de mentalidad del servidor público.
El Frente Sandinista ha puesto su mayor empeño en cambiar la ciudad, en hacerla renacer a partir de nuevos servidores públicos: Hombres honestos, al servicio del pueblo, profesionalmente capaces y educados en los principios sandinistas de solidaridad, amor y lealtad al pueblo.
Servidores de tiempo completo, que están al frente bajo la lluvia o el fuego, siempre buscando respuestas, soluciones a los problemas inmediatos y principalmente, a largo plazo para transformar a Managua en una capital moderna, segura, amable para todos sus habitantes.
El Frente Sandinista ha puesto su mayor empeño en cambiar la ciudad, en hacerla renacer a partir de nuevos servidores públicos: Hombres honestos, al servicio del pueblo, profesionalmente capaces y educados en los principios sandinistas de solidaridad, amor y lealtad al pueblo.
Servidores de tiempo completo, que están al frente bajo la lluvia o el fuego, siempre buscando respuestas, soluciones a los problemas inmediatos y principalmente, a largo plazo para transformar a Managua en una capital moderna, segura, amable para todos sus habitantes.
Era necesario un funcionario y un trabajador distinto, nuevo, desde el alcalde al barrendero de la calles.
Pero también era necesario involucrar a la población en este cambio de paradigma y actitud, que cada “managua” se involucrara, se hiciera cargo de su ciudad y su lago. Y principalmente, se necesitaba un plan.
Pero también era necesario involucrar a la población en este cambio de paradigma y actitud, que cada “managua” se involucrara, se hiciera cargo de su ciudad y su lago. Y principalmente, se necesitaba un plan.
La honestidad y eficiencia redundaría en más recursos para invertirlos en el desarrollo de la ciudad, este progreso ayudaría a vivir mejor al capitalino que se acostumbraría y participaría del mismo y exigiría como norma, servidores idóneos y capaces.
Un círculo virtuoso que había que empezar a recorrer.
Un círculo virtuoso que había que empezar a recorrer.
LA RUTA SANDINISTA PARA CONSTRUIR LA MANAGUA DEL SIGLO XXI
Luego estaba el asunto del plan, la ruta avalada por la ciencia, la tecnología y la experiencia exitosa de otras capitales para transitar hacia ese cambio revolucionario del calamitoso estado en que había dejado la dictadura somocista y los gobiernos neoliberales a nuestra ciudad capital.
Con financiamiento y apoyo técnico, el gobierno del Japón ayudo a la Alcaldía sandinista de Managua a proyectar un ambicioso “Plan Maestro” que debe ser la guía para el desarrollo y modernización de una nueva Managua.
Este plan contempla jerarquiza las prioridades urbanísticas para llevar a la capital, en el año cuarenta del presente milenio, al cumplimiento de sus ambiciosas pero realistas y necesarias metas.
Este plan contempla jerarquiza las prioridades urbanísticas para llevar a la capital, en el año cuarenta del presente milenio, al cumplimiento de sus ambiciosas pero realistas y necesarias metas.
La historia registra notables ejemplos de cambios de paradigma arquitectónico y funcional de varias ciudades, que tuvieron que desconstruirse, derribar lo viejo y querido para edificar desde cero verdaderas urbes, con visión de progreso y que respondieran a los nuevos retos de la contemporaneidad.
Viejas, sucias y apestosas ciudades como Paris y Madrid de la Europa medieval, son claros ejemplos de como puede imponerse una visión futurista a un pasado que negaba, como una vieja crisálida a la nueva mariposa, el desarrollo socio-cultural y económico de esas ciudades.
Las arcaicas estructuras y angostas calles y callejones medievales insalubres y llenos de peligros, dieron paso a ciudades de planimetría simétrica, regulares, radiales, con centros habitacionales y edificios públicos como punto de fuga de calles y avenidas amplias y rectilíneas, anillos viales que dejaban atrás a la oscuridad, inseguridad y posibilitaban la construcción de redes de alcantarillados y agua potable.
La administración sandinista de Managua (donde la sinergia de la Alcaldia y el gobierno central es una constante) ha demostrado con obras que tal visión de desarrollo no es privativa de ciudades del ahora llamado primer mundo.
Las arcaicas estructuras y angostas calles y callejones medievales insalubres y llenos de peligros, dieron paso a ciudades de planimetría simétrica, regulares, radiales, con centros habitacionales y edificios públicos como punto de fuga de calles y avenidas amplias y rectilíneas, anillos viales que dejaban atrás a la oscuridad, inseguridad y posibilitaban la construcción de redes de alcantarillados y agua potable.
La administración sandinista de Managua (donde la sinergia de la Alcaldia y el gobierno central es una constante) ha demostrado con obras que tal visión de desarrollo no es privativa de ciudades del ahora llamado primer mundo.
Este plan maestro posibilito (además de superar un pasado urbanístico colapsado) que Managua se ubicaría, en pocos años, a la cabeza de las capitales centroamericanas en diseño, obras públicas, construcciones habitacionales y comerciales.
Pero lo más importante que se convertiría en una ciudad funcional, moderna y amable con sus habitantes y visitante y orgullo de todos los nicaragüenses.
Pero lo más importante que se convertiría en una ciudad funcional, moderna y amable con sus habitantes y visitante y orgullo de todos los nicaragüenses.
Elaborado el plan, la gran pregunta: ¿Y el financiamiento?
El pueblo eligió a los hombres y mujeres correctos, y entonces la tarea siguiente era acabar con la corrupción, el derroche, iniciar un plan de austeridad, racionalización de los recursos existentes y aumentar las recaudaciones por la vía de la ampliación de la base tributaria sin cargar de nuevas cargas impositivas a la población.
Se iniciaría un programa de captación de recursos responsable de fuentes externas, mediante donaciones, co-inversiones y créditos blandos. Y lo más importante involucrar directamente al gobierno central en este gran proyecto de modernización de la capital.
Se iniciaría un programa de captación de recursos responsable de fuentes externas, mediante donaciones, co-inversiones y créditos blandos. Y lo más importante involucrar directamente al gobierno central en este gran proyecto de modernización de la capital.
El reordenamiento del crecimiento de la ciudad, construcción de grandes obras de infraestructura (vial, alcantarillado sanitario, manejo de aguas pluviales, solución del problema de la basura y los vertederos, saneamiento del lago, etc.), reparación y pavimentación de calles, reconstrucción o inauguración de nuevos parques y espacios públicos, reordenamiento de los grandes mercados populares, etc. Todo con visión de largo plazo, calidad, austeridad financiera, funcionalidad y estética.
El plan contempla la creación de cinco grandes núcleos urbanos con un plan radial, que den una idea de unidad e identidad, pero descentralicen los servicios públicos y el comercio, facilitando las actividades diarias de la población y delimitando las áreas críticas, de riesgo, comercio, publicas, habitacionales y de ocio.
A la vez se prioriza en el plan la densificación y construcción vertical que abarate y optimice las redes de servicios públicos y acerque a la población.
A la vez se prioriza en el plan la densificación y construcción vertical que abarate y optimice las redes de servicios públicos y acerque a la población.
El tema medioambiental es fundamental, pues además de los asuntos de desechos sólidos e industriales, aguas servidas y pluviales, deforestación, suelos, etc., el Xolotlan y su preservación son de máxima prioridad en el plan y la actividad de las autoridades.
Aunado al quehacer constructivo del Estado, este plan maestro sandinista de modernización de Managua ya está rindiendo frutos.
El gobierno central ha construido en sólo la capital durante los últimos once años, tres nuevos hospitales (y reconstruido cinco ya existentes) públicos de referencia nacional, con equipos médicos de quinta generación y gran capacidad de atención de pacientes, además de construir un centro cardiológico y un centro de atención oncológico con equipos ultramodernos para atender gratuitamente a los habitantes de Managua y quien lo requiera.
La construcción de cuatro pasos a desnivel de calidad mundial (y el inicio de la construcción de otros cuatro sobre la antigua “Pista de la Resistencia”), pasos peatonales, centros educativos, parques, avenidas, reconstrucción de mercados, centros de ferias, ampliación del Aeropuerto internacional, construcción de nuevas carreteras y puentes de acceso a la ciudad desde todos los puntos del país, los nuevos y modernos edificios públicos, etc., soslayan la gran importancia de obras menos “glamorosas” e impactantes a la vista, pero de crucial importancia para el desarrollo de la ciudad y la vida de los habitantes de Managua: La reconstrucción del sistema de alcantarillado, de causes, agua potable, la ampliación del servicio eléctrico domiciliar, el sellado del gigantesco vertedero de la “chureca”, la construcción de una planta de tratamiento de desperdicios sólidos y un villa de viviendas dignas para las personas que antes “vivían” en el basurero.
La construcción de cuatro pasos a desnivel de calidad mundial (y el inicio de la construcción de otros cuatro sobre la antigua “Pista de la Resistencia”), pasos peatonales, centros educativos, parques, avenidas, reconstrucción de mercados, centros de ferias, ampliación del Aeropuerto internacional, construcción de nuevas carreteras y puentes de acceso a la ciudad desde todos los puntos del país, los nuevos y modernos edificios públicos, etc., soslayan la gran importancia de obras menos “glamorosas” e impactantes a la vista, pero de crucial importancia para el desarrollo de la ciudad y la vida de los habitantes de Managua: La reconstrucción del sistema de alcantarillado, de causes, agua potable, la ampliación del servicio eléctrico domiciliar, el sellado del gigantesco vertedero de la “chureca”, la construcción de una planta de tratamiento de desperdicios sólidos y un villa de viviendas dignas para las personas que antes “vivían” en el basurero.
El mantenimiento de la planta de tratamiento de aguas negras vertidas al lago, el aumento del parque de camiones recolectores de basura y sus rutas, las campañas de salud y lucha contra los mosquitos, las normativas ambientales, de construcción, uso de suelo, etc., que no son actividades muy notorias pero que tienen un gran impacto en el ordenamiento y salud pública de la capital.
Managua y el Xolotlan, unidos por milenios, experimentan un verdadero renacer. El lago se beneficia de las políticas públicas y del renacer del cariño y respeto de los capitalinos. El lago garantiza el futuro.
Una estrategia clara de recuperación del segundo cuerpo de agua más grande del país, va dando resultados notables. Aguas más claras, sin fuertes olores, recibiendo menos sólidos y líquidos contaminantes, han hecho posible el desarrollo imparable del centro recreativo y puerto fluvial “Salvador Allende” que a su vez ayuda a que sus miles de visitantes desarrollen mayor empatía y compromiso con el lago y su recuperación.
La recuperación plena del Xolotlan pasa por frenar el envenenamiento por químicos y sedimentación proveniente de sus dos cuencas de recarga, recuperación que traerá a Managua, además de una inagotable fuente de agua, beneficios económicos enormes por la pesca, turismo y producción de energía renovable.
La ciudad que ha renacido tantas veces de las ruinas hoy tiene en el sandinismo gobernante su más fiel y preocupado aliado para enfrentar los embates de la Naturaleza. Pocas capitales en el mundo corren tantos y tan frecuentes riesgos a su existencia y la seguridad de su población por efectos ligados a los fenómenos geológicos y climáticos de la Madre Tierra como Managua.Terremotos, inundaciones, aluviones, huracanes, incendios… Por separados o conjuntamente, son el coctel de destrucción que a diario penden de los “managuas”, inclusive, mas que cualquier otra ciudad del pais.
El SANDINISMO: CONSTRUCTOR EFICAZ , HONESTO Y COMPROMETIDO
Conociendo la historia de tragedias, las autoridades sandinistas han desarrollado grandes planes (dentro de una proactividad nacional), constante y con la participación de instancias especializadas internacionales, pero sobre todo con la participación protagonica de la misma población de la ciudad capital.
El Sistema Nacional para la Prevension, Mitigacion y Atencion de Desastres ha desarrollado planes de respuesta ante los desatres, especialmente de nuestra ciudad, tan crucificada por los desatres y la indolencia de los gobiernos oligárquicos, dictatoriales y neoliberales.
Los “planes suaves” (la creación de leyes, planes, programas, guias, identificación y mapeo de riesgos, normativas y ordenanzas constructivas, simulacros, etc) y “planes duros” (reubicación de familias hacia áreas mas seguras, modernización y construcción de infraestructura hidráulica, vial, hospitalaria, equipamiento de emergencias, reordenamiento de la ciudad que incluye como norma y prioridad la seguridad de los ciudadanos, etc.), alejan la posibilidad que por causas estrictamente humanas se pierdan o lesionen vidas a la hora de un desatre natural o cotidiano.
La resiliencia de Managua, además de estar en la genética de cada de sus ciudadanos es reforzada por la preocupación y el trabajo diario de las autoridades municipales y nacionales del FSLN con miras a construir una ciudad mas segura, prospera y amable.
El Sistema Nacional para la Prevension, Mitigacion y Atencion de Desastres ha desarrollado planes de respuesta ante los desatres, especialmente de nuestra ciudad, tan crucificada por los desatres y la indolencia de los gobiernos oligárquicos, dictatoriales y neoliberales.
Los “planes suaves” (la creación de leyes, planes, programas, guias, identificación y mapeo de riesgos, normativas y ordenanzas constructivas, simulacros, etc) y “planes duros” (reubicación de familias hacia áreas mas seguras, modernización y construcción de infraestructura hidráulica, vial, hospitalaria, equipamiento de emergencias, reordenamiento de la ciudad que incluye como norma y prioridad la seguridad de los ciudadanos, etc.), alejan la posibilidad que por causas estrictamente humanas se pierdan o lesionen vidas a la hora de un desatre natural o cotidiano.
La resiliencia de Managua, además de estar en la genética de cada de sus ciudadanos es reforzada por la preocupación y el trabajo diario de las autoridades municipales y nacionales del FSLN con miras a construir una ciudad mas segura, prospera y amable.
Managua, aquél lejano refugio de hombres y pueblos en fuga, aquella hermosa ciudad indígena y colonial, la romántica y mítica “novia” del Xolotlan, la dos veces destruida por la Naturaleza y la irresponsabilidad, la ciudad marcada para siempre por el heroísmo del comandante Julio Buitrago, el poeta Leonel Rugama y sus compañeros, la ciudad de los estóicos combatientes de los barrios occidentales y orientales, de los guerrilleros del Repliegue táctico a Masaya, de la gran celebración de la victoria sobre la dictadura somocista y su nefasta GN, la ciudad que dejó de ser un cadáver insepulto y ruinoso, hoy se ha convertido en orgullo de toda Nicaragua, gracias a la visión de nación, progreso y paz del Frente Sandinista y sus líderes.
¡La historia milenaria de Managua, fundida con la gloriosa historia del Frente Sandinista de Liberación Nacional!