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Colombia: Santrich: “Lo que querían era desarmarnos al menor costo posible y lo lograron”


EX FARC DETENIDO: Los Acuerdos de paz siempre fueron papel mojado para el gobierno.

“Duque lo que hará será continuar con más saña el propósito de nuestra destrucción y el de la neutralización del movimiento popular para beneficiar a una oligarquía mezquina y criminal”, señala Santrich, ex comandante de las FARC y miembro de la comisión encargada de velar por el cumplimiento de los Acuerdos. 

En abril de 2018 fue detenido en su casa de Bogotá a pedido de un juzgado de EEUU que lo acusa de supuestos delitos después de la firma del acuerdo final de paz -por lo cual no tendría derecho a los beneficios judiciales contemplados en el acuerdo- y pide su extradición. M. Mestre

Hace cuatro meses Seuxis Hernández, conocido por el seudónimo Jesús Santrich, fue detenido por la Fiscalía General de la Nación para responder al reclamo de un juzgado de EEUU que lo acusa de “conspiración con fines de narcotráfico”. La Fiscalía no ha mostrado pruebas para condenarlo hasta el momento.

Colombia Informa entrevistó a Hernández para conocer su opinión acerca de la implementación de los Acuerdos firmados con el Estado, la participación del partido político FARC -Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común- en el Congreso, y la posibilidad de un retorno a las armas de sus compañeros y compañeras insurgentes.

Colombia Informa: Hace dos años, en La Habana, finalizó la negociación entre las antiguas FARC -Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- y el Estado colombiano para la terminación del conflicto armado entre sí. 

¿Cómo evalúa el proceso de implementación en lo que refiere a la participación política del nuevo partido FARC desde el Congreso de la República?

Seuxis Hernández: Veo muy dificultoso el proceso de reincorporación política de los integrantes de las FARC, no solamente por los anuncios del nuevo Gobierno en cuanto a su intención de introducir cambios sustanciales a lo pactado en La Habana, que además de ser un Tratado de Paz, es norma constitucional, sino por lo que ya han incumplido las instituciones el tiempo que estuvo el mismo Gobierno que firmó el Acuerdo.

Pero si nada de esto ha valido a los representantes del establishment hasta ahora, que había cierta euforia por la terminación de la confrontación, con una guerrilla desarmada, menos van a cumplir cuando hay un largo historial de perfidia que hoy se alinea con el militarismo del uribismo conduciendo el país.

La participación política directa de la FARC en el Congreso de la República es garantizada por cinco curules en Senado y cinco en Cámara de Representantes. 

Sin embargo, la realidad muestra que no podrán ejercer la política de esta manera ya que la FARC es objetivo de amenazas y asesinatos.

¿Cómo van a ejercer política sus compañeros y compañeras en esas condiciones? ¿Cómo lo hace usted ahora?

A la luz del Derecho Internacional Humanitario estos Acuerdos tienen carácter de Especial y una declaración unilateral del Estado de cumplimiento que fue incorporada como documento oficial del Consejo de Seguridad de la ONU -Organización de las Naciones Unidas-, mediante resolución oficial.

Los montajes judiciales y asesinatos continuaron porque en Colombia el aparato acusatorio está montado como instrumento de guerra contrainsurgente que no ha cesado contra el nuevo partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, como tampoco ha cesado la guerra de baja intensidad que hace a través de los medios de comunicación, o la guerra sucia que seguirá proliferando mientras no se haga una depuración de la Fuerza Pública y se cambie su doctrina de enemigo interno. Aspecto central del compromiso de no repetición por parte del Estado que es y sigue siendo el que genera la confrontación.

La alternativa no está en poner atención en la actividad parlamentaria, eso es parte de la lucha, sino en el movimiento real del pueblo, de su acción social en los territorios, buscando la convergencia sin sectarismo y con movilización, tomando sus banderas más sentidas.

Yo, en prisión, no tengo otra alternativa, por ahora, que usar la trinchera de la palabra para seguir alentando las luchas por los cambios sociales que conducen a la verdadera paz, y no que nos mantengan en esta farsa en la que derivó la perfidia del Régimen.

Desde hace mucho tiempo la guerra se posiciona como política de Estado. La insurgencia de las FARC respondió a esta política con la dejación de las armas para lograr un Acuerdo de Paz entre sí y con el Estado. ¿Cree que el gobierno de Iván Duque terminará con este episodio para regresar a la guerra?

El tema de la guerra y la paz es un asunto de Estado, independiente de la modalidad que le ponga determinado gobierno. Para el caso de Colombia, según lo que se ve, nunca hubo un compromiso cierto de poder permanente por encontrar la reconciliación.

 Lo que querían era desarmarnos al menor costo posible y lo lograron, pisoteando principios como el de buena fe y el ‘pacta sunt servanda’ (lo pactado obliga, en castellano); usaron estratagemas sucias que es lo que aquí y en la Conchinchina se conoce como perfidia.

 De tal manera Duque lo que hará será continuar con más saña el propósito de nuestra destrucción y el de la neutralización del movimiento popular para beneficiar a una oligarquía mezquina y criminal.

“Al movimiento social y popular, con nosotros incluidos, no le queda otra alternativa diferente a la oposición activa, la resistencia organizada, la convergencia y la persistencia por sobre todas las adversidades. No podemos amilanarnos pese a las muertes y la represión que nos impongan”.

Las amenazas, persecuciones y asesinatos a miembros de la FARC, así como a líderes y lideresas sociales ocurren con una responsabilidad cínica desde el Gobierno. Así mismo desde hace poco más de un año los Acuerdos que firmaron en La Habana se han modificado una y otra vez. En este contexto, usted continúa como referente para las bases de la FARC. 

¿Percibe que hay un sentimiento de regresar al ejercicio político por medio de las armas?

Sobre el incumplimiento cínico del establecimiento a lo pactado con las FARC, las evidencias son irrefutables y tal situación empeorará con el gobierno uribista de Iván Duque. 

Esa es una posición del bloque de poder dominante que sin duda viene multiplicando la incertidumbre de los ex combatientes y de las comunidades burladas; tal situación de perfidia institucional sin duda empujará a mucha gente a la rebeldía.

La responsabilidad de volver a nuevos ciclos de violencia, quizás más terribles de los que hemos vivido, entonces, en gran medida es del Estado. Con toda la crisis en que ha entrado el proceso de paz que se inició con las FARC, incluso, es casi imposible que el ELN -Ejército de Liberación Nacional- pueda llegar a un Acuerdo. 

La confianza está, por demás, resquebrajada.

Pero aparte de esto, aunque las FARC han persistido y persistirán en la búsqueda de la paz verdadera, no depende de su voluntad ni de la de ninguna organización en especial que se pueda decretar la clausura del derecho que tienen los pueblos a la rebelión frente a un régimen tiránico.

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