Querida Miriam:
El poema de los poetas José Martí Nieves y Rafael Cancel Miranda que me enviaste hoy me han emocionado mucho y me han convencido que es hora que yo exprese mi agradecimiento por tus esfuerzos en favor de Ana Belén, a ti primero, también a otros poetas que en años pasados escribieron lindos versos, y a todas aquellas personas amigas que han unido sus voces para pedir por la liberación de mi hija.
Nunca olvidaré aquel pobre señor ruso que en medio de la nieve habla de mi hija a los que pasan por su lado; como un predicador en medio de un desierto helado…
Nunca olvidaré aquel pobre señor ruso que en medio de la nieve habla de mi hija a los que pasan por su lado; como un predicador en medio de un desierto helado…
Hasta hoy he vivido en silencio por miedo a cometer un error que afectara su tranquilidad o por miedo a llamar la atención de personas que piensan mal de ella.
Ana prefiere que yo me quede callada.
Pero siento hoy el deseo y un empuje que me dice: “es hora de dar gracias”…. de decir que les estoy muy agradecida por su obra, buenas intenciones y cariño.
Yo sé que Ana tiene paz espiritual porque sabe que ahí afuera de sus paredes hay personas que aunque no la conocen, la quieren.
Y tiene la esperanza de encontrarlos y abrazarlos el día que este libre, preferiblemente en Puerto Rico.
Quizás llegará el día, lo quiera el Señor, en que nos encontremos todos y podremos compartir recuerdos, poemas, canciones y por fin, alegría.
Yo seré “viejita” o no estaré presente, pero Ana Belén siempre será joven porque conserva un espíritu idealista y generoso, sin prejuicios.
Gracias y ruego a Jesús les conceda bendiciones hoy y siempre.
Un abrazo, Emilia
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