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El cuchillo de Fanon y Puerto Rico


Ninguna relación humana que devalúe así la vida merece permanecer. Debe ser destruida para siempre. De vez en cuando el cuchillo de Fanon necesita ser desenvainado.

El colonialismo sólo afloja su control cuando el cuchillo está en su garganta.
-Frantz Fanon


Hay muchas razones para oponerse al colonialismo. Y hay muchas imágenes que evocan en la mente la naturaleza totalmente destructiva del colonialismo. 

Mi ejemplo favorito es un cuadro horrible del Congo belga de un desanimado hombre congoleño en la soleada veranda de una casa de estilo euro mirando con tristeza absoluta las manos y los pies mutilados de sus hijos. 

Como parte de la política de esa época, probablemente ellos no trabajaron lo suficiente para los rapaces chocolateros y pagaron el precio con sus extremidades. Una sola palabra salió de mis labios la primera vez que vi esa imagen: la revolución. Esto es para lo que la palabra estaba destinada.

 Ninguna relación humana que devalúe así la vida de un niño (y por extensión, la de sus padres y toda su cultura) merece permanecer. Debe ser destruida para siempre. De vez en cuando el cuchillo de Fanon necesita ser desenvainado.

Algunos dirán que la reciente crisis de Puerto Rico está muy lejos de la brutalidad espantosa de aquellos tiempos. Muchos puertorriqueños, regularmente aconsejados a tener paciencia y adoctrinados para creer que al fin y al cabo EE.UU actúa en su propio beneficio, han abandonado su propia dignidad para disculparse por las muchas fallas en las relaciones.

 Hoy en día hay más puertorriqueños viviendo en el continente (4.9 millones) que en la isla (3.5) y Puerto Rico tiene más habitantes que 21 estados de los EE.UU. Por lo tanto uno pensaría que las noticias del huracán María serían puntuales, la cobertura de los medios vigorosa, y los convoyes de ayuda instantáneos. No tal suerte. 1.5 millones de personas carecen ahora de agua potable. Desde la semana pasada. Las imágenes de la devastación son fuertes. 

Y desde la última noche (el 26), las primeras muertes reportadas debido a generadores defectuosos (todavía no hay electricidad) han sido transmitidas. Esta es una crisis enorme. Hay muchos que sospechan que no hay ninguna sorpresa aquí. 

Que la forzada y lenta salida de los puertorriqueños de sus hogares hacia los EE.UU, donde luego se "asimilaran" y orgullosamente se llamarán a sí mismos "americanos" mientras los buitres compran y parten la isla en piezas manejables para sus ricos compinches, ha sido el objetivo durante años y es de hecho el plan. 

Habrá también un buen número de colaboracionistas que los ayudaran. Si necesitáramos más pruebas (realmente no) de la actitud e intenciones de los Estados Unidos para Puerto Rico, aquí la tenemos hoy.

¿Pero cuáles son las opciones? Un poco de contexto histórico podría iluminar el problema en algo

Cuando los Estados Unidos se apoderaron de Puerto Rico en 1898, los puertorriqueños se alimentaban por sí mismos. Su economía era principalmente agrícola. Alrededor del 40% de la tierra se destinaba al café, el 32% al cultivo de alimentos para consumo local, el 15% al ​​azúcar y el 1% al tabaco. 

Más del 90% de las fincas y los recursos agrícolas eran propiedad de los puertorriqueños locales. En el término de unos cuantos años, los aranceles estadounidenses obligaron a que el café puertorriqueño fuera enviado a los Estados Unidos antes de que pudiera venderse en Europa. 

El huracán de 1899 y la adopción de la moneda estadounidense en la isla fue el golpe de gracia a la producción de café puertorriqueño. 

Las compañías norteamericanas empezaron entonces a comprar tierra y pronto el azúcar se convirtió en el cultivo dominante, aumentando la producción en un increíble 1200% en 1929, con el 80% perteneciente a las compañías azucareras estadounidenses. 

En los años comprendidos entre 1899 y 1929, el desempleo pasó del 17% al 36%, con ¼ a un tercio de los trabajadores desempleados la mayor parte del año. Finalmente, la producción alimentaria local se derrumbó y la producción agrícola dominada por las exportaciones se convirtió en la norma. Ya en 1940, el 80% "de todas las tierras cultivables era propiedad de grandes corporaciones o terratenientes con 500 acres o más" (Pérez, 1976, pp. 6-7). 

De esta manera, durante la Gran Depresión y hasta la Segunda Guerra Mundial, los puertorriqueños eran extremadamente pobres, dependientes de la generosidad de los EE.UU para conseguir alimentos y otros recursos en medio de un conjunto notable de maquinaciones políticas que ordenó el inglés, en efecto se prohibió el español y en clara consonancia sus dirigentes consideraban a los locales como "mestizos" y "caníbales" cuya "mezcla de razas" era inquietante.

Durante este tiempo emergió una clase de "pitiyanquis" (pequeños Yankees), los "colaboracionistas" de Puerto Rico que se las arreglaron para congraciarse con los Estados Unidos y beneficiarse como funcionarios menores en el gobierno local, cuyas posiciones estaban siempre subordinadas al servilismo a sus amos coloniales. Se transformaron en los partidos pro-estado y pro-autonomía que no podían imaginar vivir sin su conexión con los EE.UU y cuyos descendientes siguen siendo dominantes en la política de Puerto Rico hasta el día de hoy. Es una mentalidad colonial clásica que Fanon habría reconocido. Y deplorado.

Pero alguna vez hubo resistencia. La primera fue la faceta independentista dentro del Partido de la Unión de Puerto Rico, que también tenía tendencias de estadidad y autonomía local dentro del mismo. Después de la aprobación de la Ley Jones de 1917, el Partido de la Unión se fracturó en facciones de las cuales el Partido Nacionalista (formado en 1922) tomó el estandarte de la independencia total. 

El Partido Socialista tenía tendencias de izquierda y de derecha que finalmente terminaron por dividirse en un Partido Liberal (la tendencia de izquierda, totalmente a favor de la independencia) y un PS que se unió al Partido Republicano (fundado en 1899 y asimilacionista). Fue el carismático Pedro Albizú Campos quien llevó al Partido Nacionalista a desafiar la alianza corrupta del PS y los republicanos y abogar enérgicamente por la independencia. 

Sin embargo, los años de represión por parte del gobierno local, respaldado por Estados Unidos, que condujeron a masacres, encarcelamiento, represión de los oradores nacionalistas y finalmente la destrucción por parte del COINTELPRO o Counter Intelligence Program (Programa de Contrainteligencia) de cualquier movimiento independiente, llevaron a una conclusión que muchos puertorriqueños absorbieron rápidamente: abogar por la independencia puede conducir a una represión brutal o incluso la muerte. Unirse a los Estados Unidos, mantener la cabeza baja y aceptar de manera servil la dominación estadounidense de todos los aspectos de la vida puede conducir a la seguridad dentro de los confines de una relación colonial. 

Hasta el día de hoy, este sentimiento prevalece, con alto apoyo emocional para los independentistas pero con el apoyo político práctico siempre dirigiéndose a los partidos deferentes al status quo. No importa cuántos referéndums se celebren, los puertorriqueños retroceden, temiendo ser dejados a la deriva sin ayuda. Justo como estan ahora.

Hasta ahora, el 80% del sector agrícola de Puerto Rico ha sido destruido.

 La red eléctrica está muerta. El agua potable es escasa y, a esta hora esforzándose bajo el aplastante régimen neoliberal del pago de la deuda (es decir, exprimir sangre de un plátano) con una junta de control fiscal nombrada por Estados Unidos y totalmente comprometida con la Grecificación de Puerto Rico, las perspectivas para el puertorriqueño promedio lucen horribles. 

Como si esto no fuera lo suficientemente malo. Las escuelas han cerrado, el desempleo ya es del 12%, hay una tasa de pobreza del 46% y, con un ingreso promedio de menos de $ 20,000, los puertorriqueños tienen una tasa de ingresos inferior al estado más pobre de los Estados Unidos, Mississippi. Puerto Rico es una colonia quebrada, con un pueblo abatido cuya imaginación parece haber muerto. 

Los estadistas llorarán y rogarán a sus amos afirmando que la liberación es "demasiado arriesgada" y seguirán bebiendo de la marchita teta de las vacas lecheras coloniales que estarán comprando más tierra y expulsando a más gente, año tras año. 

Pero esto es insostenible.

Por lo tanto, ¿están los Estados Unidos esperando a que toda la gente en Puerto Rico simplemente se largue o muera para que puedan comprar toda la tierra para que la gente rica juegue en sus nuevos hoteles fortificados de concreto 9 meses al año? No lo sé, pero desde donde yo y muchos otros puertorriqueños con los que he hablado nos encontramos ubicados, seguro que luce de esa manera. Y hay que tener en cuenta que la temporada de huracanes no ha terminado, y las tormentas se están haciendo más grandes. Si esto no nos despierta, ¿qué lo hará?

Sin embargo, para el futuro inmediato algunas cosas están cambiando, incluso mientras escribo esto (tal vez esta Administración está recibiendo el suficiente castigo para finalmente responder): aparentemente el senador McCain ha dicho que la derogación de la Ley Jones ha tomado demasiado tiempo y el USNS Comfort acaba de ser despachado.

Pero el futuro a largo plazo de Puerto Rico luce sombrío, de hecho, muy sombrío a menos que los puertorriqueños se unan para reafirmar su identidad única y reclamar su isla. Es hora que surja un movimiento vibrante y revolucionario para exigir lo que fue robado hace años: nuestra independencia y con ella, nuestro propio respeto. No podemos seguir siendo mendigos en nuestra propia tierra rogando por ayuda cuando ocurre un desastre mientras la tierra es arrebatada y los recursos son privatizados.

Es hora de poner fin a la relación colonial de una vez por todas. ¡Viva Puerto Rico libre!

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