Cada día de trabajo, 71.000 personas a través de 191 países, representando a veintisiete agencias diferentes del gobierno estadounidense, despiertan y hacen su camino más allá de banderas, vallas de acero y guardias armados en uno de los 276 edificios fortificados que componen las 169 embajadas y otras misiones del Departamento de Estado.
A ellos se suman en su marcha los representantes y agentes de veinte y siete otros departamentos y agencias del gobierno de Estados Unidos, incluida la Agencia Central de Inteligencia, la Agencia de Seguridad Nacional, el Buró Federal de Investigaciones y las diversas ramas de las fuerzas armadas estadounidenses.
Dentro de cada embajada hay un embajador que por lo general está cerca del poder nacional político, empresarial o de inteligencia; diplomáticos de carrera que se especializan en la política, la economía y la diplomacia pública del país de acogida; gestores, investigadores, agregados militares, espías encubiertos del servicio exterior, personal de otras agencias del gobierno de Estados Unidos (en algunas embajadas incluso fuerza militar armada o fuerzas de operaciones especiales encubiertas); contratistas, personal de seguridad, técnicos, traductores contratados localmente, limpiadores y otro personal de servicio.
Por encima de ellos, antenas de radio y de satélite raspan el aire; algunos vuelven a casa para recibir o vomitar cables diplomáticos y de la CIA, algunos para retransmitir las comunicaciones de los buques militares y aviones estadounidenses, mientras que otros son emplazados por la Agencia de Seguridad Nacional con el fin de hacer una interceptación masiva de la los teléfonos móviles y el tráfico inalámbrico de la población de acogida.
(Fragmento de WHAT WIKILEAKS TEACHES US ABOUT HOW THE U.S. OPERATES en
Newsweek, traducido por el sitio Ley Penal Internacional)