Pablo Gonzalez

Los derechos sociales en la URSS

La educación

¿Cuántas veces nos han dicho aquello de que no es posible una educación tal y como la defendemos los comunistas? ¿En cuántas ocasiones nos encontramos con gente que defiende una sanidad al estilo de los Estados Unidos? ¿Cuántos compañeros de clase o de trabajo nos dan la razón y apoyan nuestras posiciones cuando defendemos unas mejoras laborales para los trabajadores jóvenes?

Estas y otras preguntas tienen una misma respuesta. Muchas. Muchas son las veces en las que en nuestro día a día participamos de este tipo de conversaciones, temas que preocupan a los jóvenes, pues son cuestiones que tienen presentes en su vida cotidiana.

Los y las comunistas tenemos unas posturas y unos planteamientos muy concretos respecto a estos tres temas que tratábamos en el primer párrafo: educación, sanidad y trabajo juvenil. Y no son pocas las ocasiones en las que nuestro interlocutor nos dirá aquello de que perseguimos una utopía, que no es posible llevar a cabo todas las mejoras que proponemos... Sin embargo, y pese a que cuando cayó el bloque socialista allá por 1991 muchos de los lectores no hubiesen ni nacido, y otros muchos fueran tan pequeños que no tuvieran constancia del hecho histórico en sí, hasta nuestros días han llegado libros de leyes de la URSS y de sus repúblicas federadas, donde vienen tratados estos y otros interesante temas.

Simplemente buscamos arrojar luz sobre estos concretos temas, y que nuestros lectores y aquellos amigos y amigas con los que compartamos este articulo conozcan que sí, que efectivamente existió un sistema social que protegía a sus ciudadanos, que buscaba un futuro prometedor para sus jóvenes, que no excluía por razón de edad, sexo o religión a nadie; y que no es ni mucho menos una utopía luchar por unos mejores derechos para los jóvenes en particular y para toda la sociedad en general.

Entrando ya en materia de los primeros tres temas que analizaremos en esta serie de artículo los fundamentos sobre instrucción pública fueron aprobados en 1973, es decir, hace más de 43 años.

 Se establecía la igualdad de todos los ciudadanos de la Unión Soviética para recibir instrucción, cualquiera que fuera la raza y nacionalidad a la que pertenecieran, su sexo, actitud ante la religión y situación patrimonial y social. 

Era de obligatorio cumplimiento para todos los niños y adolescentes, y permitía elegir el idioma en el que se impartía la enseñanza, bien en la lengua materna o bien en el idioma de otro pueblo de la URSS.

 La enseñanza tenía carácter laico, lo que excluía de manera tajante la posible influencia de la religión. 

Todas las instituciones docentes estaban subordinadas a organismos del Estado. Estaba muy difundida la instrucción media especializada y la superior, por poner un ejemplo, en la Rusia prerrevolucionaria eran 127.000 los estudiantes de centros docentes superiores, siendo en el periodo de 1970-1975 de 9.000.000 de estudiantes en escuelas superiores y medias especializadas.

 Todas las instalaciones de los centros de enseñanza y otras dedicadas a la educación como bibliotecas, salas de lectura, laboratorios... eran de completo uso gratuito. 

Se les aseguraba a todos los escolares y estudiantes, conforme a lo establecido en la ley, becas, subsidios, residencias, internados y asistencia médica, condiciones ventajosas o directamente gratuitas en el transporte así como otras variadas ayudas económicas. Los estudiantes que trabajaban y estudiaban al mismo tiempo disfrutaban de vacaciones adicionales en su lugar de trabajo o jornada laboral reducida entre otras muchas ventajas.

El sistema educacional estaba comprendido por seis niveles: la educación preescolar, la instrucción media general, educación extraescolar, instrucción tecnoprofesional, instrucción media especializada y por último la instrucción superior.

En este artículo permitan a este autor centrarse en dos de estos niveles, la instrucción tecnoprofesional (lo que vendría a equivaler en nuestros días a las FP) y la instrucción superior (el periodo universitario).

Los centros de enseñanza tecnoprofesionales constituían la escuela principal de formación de la juventud y de preparación de dignas reservas de la clase obrera.

 Tenían como tareas principales preparar para la economía nacional a jóvenes obreros cualificados, desarrollados y formados, que dominasen su profesión y estuviesen a la altura de las exigencias de la producción.

 Las categorías profesionales que se adjudicaban al terminar los estudios eran reconocidas obligatoriamente por todas las empresas, instituciones y organizaciones de la URSS.

 A todos ellos se les aseguraba trabajo en correspondencia con la especialización y cualificación adquiridas, de la misma manera que se les aseguraba a los estudiantes de instrucción media especializada e instrucción superior.

La enseñanza superior se impartía en las universidades, academias y otros centros docentes superiores. 

Existían secciones de estudio matutino, de tarde o por correspondencia. Todos los estudiantes que poseyeran la instrucción media podían acceder a los estudios superiores. Todos los estudiantes pasaban periodos de prueba para perfeccionar sus conocimientos prácticos en diferentes instituciones y empresas.

El empleo juvenil

En la sociedad socialista, donde no hay explotadores y explotados, el trabajo es general y obligatorio para todos los miembros de la sociedad útiles laboralmente y a todos los ciudadanos se les garantiza la posibilidad de trabajar. 

En la URSS regía el principio del socialismo: "de cada uno, según su capacidad, a cada uno, según su trabajo"; el trabajo era una obligación y un deber moral de cada ciudadano apto para el mismo, de acuerdo con el principio de "el que no trabaja, no come".

Los fundamentos de la legislación laboral de la URSS y de las repúblicas federadas, fueron aprobados por el Soviet Supremo de la URSS en julio de 1970. La semana laboral era de cinco días de trabajo y dos de descanso, o bien de seis días y uno de trabajo en aquellas empresas que por el carácter de producción fuese necesario. 

En la víspera de los días festivos la duración de la jornada de trabajo se reducía en una hora. La duración del trabajo nocturno también se veía reducida en una hora. 

Las horas extraordinarias no estaban permitidas, solamente se permitían en circunstancias excepcionales previstas por la legislación, y tenían que efectuarse con la autorización previa del comité fabril o local del sindicato.

Los fundamentos extendieron en gran medida las garantías de defensa judicial de los derechos laborales, por ejemplo, todos los litigios laborales sobre despido de obreros y empleados a iniciativa de la administración de empresa, instituciones u organizaciones se veían directamente ante los Tribunales Populares correspondientes.

El cambio de trabajo en la misma empresa, institución u organización y el traslado a otra, sólo se permitía con el consentimiento del obrero y empleado.

Algunos ejemplos de protección a la mujer trabajadora, y en concreto a las mujeres que iban o habían sido recientemente madres se exponen a continuación: 

Se prohibía la incorporación a trabajos nocturnos, en horas extraordinarias, en días de descanso y en comisiones de servicio en otras localidades a las madres gestantes y lactantes y a las madres con hijos menores de un año.

 A las madres gestantes se las pasaba durante el embarazo, de conformidad con el dictamen médico, a otro trabajo más ligero, conservando el salario medio de su trabajo anterior.

Trabajo juvenil: estaba prohibido admitir en el trabajo a menores que no hubiesen cumplido los 16 años, en aras de proteger a los menores. De la misma manera se prohibía la admisión de menores de dieciocho años en labores pesadas, nocivas o peligrosas, así como en labores subterráneas. También se prohibía su incorporación al trabajo nocturno, horas extraordinarias y trabajos en días de descanso.

El salario de los obreros menores de dieciocho años en el régimen de jornada laboral reducida se pagaba en la misma cuantía que el de los empleados de iguales categorías que trabajasen en jornada laboral completa.

En todas las empresas se reservaban plazas en el trabajo y para el aprendizaje a los jóvenes graduados en escuelas técnico-profesionales, trabajo que iba en consonancia con la especialidad y la cualificación obtenidas. Existían una serie de beneficios para los obreros y empleados que simultáneamente trabajaban y estudiaban. Estaba establecida una semana laboral reducida o se disminuía la duración del trabajo con mantenimiento del salario.

Estos y otros muchos que no han quedado recogidos son algunos ejemplos sobre legislación laboral en la Unión Soviética. He intentado huir por todos los medios de un lenguaje jurídico, y adaptarlo en la medida de las posibilidades a un lenguaje actual, para que el lector pudiera por sí mismo comparar si quisiera con las instituciones o las figuras jurídicas que corresponderían a nuestros días.

La sanidad

Hemos de empezar diciendo que los fundamentos de la legislación de sanidad son una de las manifestaciones de la preocupación constante del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Estado por la salud del pueblo soviético.

Como ejemplo de ello, en la URSS velaban por la salud del pueblo más de 600.000 médicos y unos dos millones de trabajadores de sanidad de cualificación media. Se garantizaba el derecho de cada ciudadano a la protección de su salud, asegurándole asistencia médica gratuita y cualificada, accesible a todos, por las distintas instituciones sanitarias del Estado.

A los ciudadanos se les prestaba asistencia médica especializada en distintos centros concebidos a tal efecto en el lugar de residencia y en sus centros de trabajo. Los ciudadanos extranjeros y las personas sin ciudadanía con residencia permanente en la URSS gozaban de la misma asistencia médica gratuita en pie de igualdad con los ciudadanos soviéticos.

El tratamiento de los ciudadanos se llevaba a cabo en balnearios y sanatorios, los enfermos eran enviados a estos centros de manera totalmente gratuita, a precio reducido o pagando todo el importe de la estancia en ellos, en conformidad con las normas establecidas.

En la Unión Soviética 100.000 médicos, pediatras, ginecólogos y comadrones cuidaban de la salud de los niños y sus madres. Se destinaban centenares de millones de rublos para pagar subsidios de embarazo y parto y mantener las instituciones infantiles preescolares. Existían unas garantías materiales y jurídicas que permitían a la mujer armonizar la maternidad con la actividad laboral y social y que aseguraban la protección de la salud de las jóvenes generaciones, aplicando medidas encaminada a mejorar las condiciones de estudio, trabajo, descanso y educación de los niños y adolescentes.

En la URSS la maternidad era protegida y estimulada por el Estado. La seguridad de la madre y el hijo se aseguraba mediante la organización de una amplia red de consultorios médicos y establecimientos tales como casas-cuna, jardines de infancia...

Ayudas a las madres tales como vacaciones de embarazo y parto con pago de subsidio del seguro social, prohibición del trabajo femenino en producciones pesadas y nocivas para la salud y le paso de las madres gestantes a trabajos más ligeros con mantenimiento del salario medio...

Distintas medidas todas ellas en pos de mejorar las condiciones de las madres embarazadas, además de toda una serie de medidas después del parto y durante el desarrollo de los menores como garantía de asistencia médica a los niños y adolescentes, beneficios concedidos en caso de enfermedad de los hijos... medidas tendentes a poder conciliar y favorecer la maternidad con la vida laboral, y que el tener un descendiente no lastrase a la mujer en su incorporación o mantenimiento en el mundo laboral.

En el mundo laboral estaba prohibida la incorporación a trabajos nocturnos, en horas extraordinarias, en días de descanso a las madres gestantes y lactantes y a las madres con hijos menores de un año. De la misma manera las madres con hijos entre edades comprendidas entre uno y ocho años no podían ser incorporadas sin su consentimiento a trabajos en horas extraordinarias.

Las vacaciones por embarazo y parto tenían un duración de cincuenta y seis días antes del parto y otros cincuenta y seis días después de él, recibiendo durante todo este tiempo un subsidio del seguro social del Estado. Si se daba un parto anormal o nacían dos o más niños, las vacaciones después del parto se aumentan hasta los setenta días. 

Estabam prohibidos tanto el despido de las madres gestantes y lactantes, como su no admisión por estas mismas causas.

Para finalizar sólo me queda agradecer a todos los lectores que han seguido esta serie de artículos, esperando que les hayan resultado tan interesantes como fue para el que esto escribe sumergirse en el mundo legislativo de la URSS, y que haya servido para arrojar algo de luz sobre estos temas.

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