El 16 de septiembre se cumplieron 33 años de la desaparición forzada del sacerdote jesuita Guadalupe Carney (padre lupe), el doctor José María Reyes Mata y otros amigos que luchaban por la transformación de una Honduras, con justicia e igualdad. A la fecha, el caso sigue en total impunidad y la ubicación de sus restos se mantiene en la incertidumbre.
Como consecuencia de su labor profética enmarcada en la opción preferencial por los pobres, el 16 de septiembre de 1983 el Padre Guadalupe fue declarado desaparecido, hecho por el cual se responsabiliza a tropas norteamericanas y hondureñas destacadas en la zona de El Aguacate, departamento de Olancho.
Es en el contexto de las maniobras militares denominadas "Ahuas Tara" que las fuerzas conjuntas de Estados Unidos y Honduras, capturan, torturan, asesinan y desaparecen al Padre Lupe, junto a José María Reyes, Osvaldo Castro, José Alfredo Duarte, José Armando Padilla y José Ferrufino.
Dicha operación se llevó acabo en el gobierno de Roberto Suazo Córdova y estaba a cargo del desaparecido General Gustavo Álvarez Martínez, quien en colaboración con la inteligencia norteamericana, estaban al mando del Batallón 3-16, "unidad militar hondureña a quien se le atribuye la mayor responsabilidad por las violaciones a los derechos humanos en la década de los ochenta" creada para reprimir a cualquier intento de organización y búsqueda de justicia social por parte del pueblo.
Esta misma “Doctrina” fue el sostén ideológico de las dictaduras militares en América Latina e ideada por el gobierno de Estados Unidos, como forma de ejercer un contrapeso político en la región, en el marco de la Guerra Fría. En Honduras hubo más de 180 personas desaparecidas y también fueron asesinados estudiantes, profesores, sindicalistas, campesinos, entre otros como resultado de esta política represiva.
El sacerdote de los pobres
“A Guadalupe Carney, le gustaba que le llamaran Lupe. Renunció a toda comunidad y se insertó entre el pueblo campesino siguiendo los pasos de Jesús. Él dormía en una casita de hojas de manaca que construyó en la aldea Toyos, sector Guaymas, El Negrito, Yoro. Trabajaba y comía con nosotros en la milpa”, indicó Ramón Cruz, miembro de las cooperativas sembradoras del monocultivo de palma africana, HONDUPALMA.
“Recorrimos en carro o caminando los sectores más pobres de los departamentos de Yoro y Colón. Era un hombre alto y sobresalía el acento gringo, sin embargo su actuar era como un campesino con grandes capacidades para organizar y articular la lucha”, apuntó.
Recordó que también visitaba las tribus indígenas Tolupanes del departamento de Yoro, esos mismos pueblos que en la actualidad están defendiendo el bosque y los recursos naturales. “En el padre Lupe uno podría ver a Jesús encarnado”, manifestó.
“Hoy vale la pena recordar que la lucha del padre Lupe, sigue más vigente que nunca en un país donde existen más de 350 mil familias campesinas sin tierra, sometidas a una crisis agraria y alimentaria de grandes dimensiones”, indicó Cruz.
Por su parte el sociólogo Elvin Hernández, dijo que la represión, la persecución y asesinatos que se viven constantemente en diversas zonas del país por el acceso a la tierra y la defensa de los recursos naturales, solo reviven ese mismo sistema que desapareció físicamente al sacerdote hace 33 años.
De gringo a campesino
Guadalupe Carney nació en 1924 en Chicago, Estados Unidos.
Su nombre original es James Francis Carney.
En 1948 ingresó a la Compañía de Jesús y aun siendo seminarista conoció la misión de los jesuitas en Honduras.
Tras su ordenación en 1961, sus superiores lo destinan al trabajo en la parroquias de Minas de Oro, Comyagua; Sulaco, Yoro; Tocoa, Colón y posteriormente a El Progreso Yoro.
Como sacerdote desarrolló el trabajo pastoral organizando las comunidades cristianas y como animador de las organizaciones campesinas fue clave en el nacimiento de la Asociación Nacional de Campesinos de Honduras, (ANACH).
En la década de los setenta el Padre Guadalupe forma parte del primer equipo de Trabajo en Tocoa Colón, en ese momento se desarrollan importantes desafíos debido a la puesta en marcha de los programas de colonización y cooperativista en los planes de la agroindustria basada en la producción de palma africana.
Su cercanía con los campesinos lo llevó a renunciar a su nacionalidad norteamericana y adoptar la hondureña, pero en noviembre de 1979 miembros del ejército nacional lo capturan y expulsan del país por una decisión gubernamental.
Como lo dice el mismo padre Lupe, en su autobiografía, el 27 de Septiembre de 1973 motivado por las siguientes razones solicita y obtiene la naturalización hondureña:
“Por amor a Cristo y a los hondureños pobres. Al igual que Jesús se descalzó y libremente escogió hacerse hombre, encarnarse como uno de la clase humilde y pobre, yo también quiero imitar a Jesús en todo lo posible y no ser más de la burguesía y de los fariseos religiosos.
He optado libremente ser de la clase oprimida para estar hombro con hombro junto a los campesinos en la lucha por su liberación, y con Honduras en su lucha por liberarse de la dependencia externa que la tiene oprimida.
Quiero identificarme con el Tercer Mundo, y no ser más identificado con el imperialismo norteamericano. Por eso he renunciado a ser ciudadano de Estados Unidos. Saque nacionalización legal como símbolo de todo esto, lo mismo como los religiosos públicamente hacemos un voto de castidad en vez de vivir simplemente el celibato”.
Carta abierta a las organizaciones populares de Honduras (escrita por el padre Lupe)
13 de mayo de 1980
Después de mi injusta e ilegal captura, deportación, y cancelación de mi carta de naturalización como hondureño, quedé atónito por la reacción en mi favor por parte de todas las fuerzas populares de Honduras. He recibido recortes de casi todo lo que ha salido en los periódicos sobre mi caso. Escribo esta carta abierta a todos ustedes porque no puedo escribir individualmente a los miles de compañeros que han mostrado su solidaridad conmigo.
Es para agradecer sinceramente del fondo de mi corazón a todas las organizaciones populares de obreros, campesinos, de indígenas, de delegados de la palabra, de profesores de estudiantes, de mujeres, de comunidades cristianas, de periodistas, de partidos y movimientos políticos, y también a los muchos profesionales y gente humilde que por su propia cuenta mostraron su solidaridad y protesta.
Todo esto me ha conmovido profundamente, y ha aumentado aún más mi amor al pueblo hondureño y compromiso con Cristo y con ustedes de dar todas mis fuerzas y aun mi vida por la liberación de los oprimidos de Honduras.
Excito a todos ustedes de unirse para la liberación olvidando por ahora las diferencias ideológicas.
¡Cuánto me alegré de oír de la unión de las tres organizaciones campesinas más liberadoras en el frente Unido! ¡Ojalá que todas las fuerzas populares se unieran en el Frente Patriótico Hondureño y en el Comité de Defensa de los Derechos Humanos de Honduras (CODDERHH)!, “Tenemos que cambiar radicalmente las estructuras económicas –sociales injustas de Honduras”, como han dicho varios papas y los obispos latinoamericanos.
La oligarquía que ha acaparado el poder y la riqueza en Honduras, explotando alas masas trabajadoras para su propio beneficio, naturalmente se opone a estos cambios.
Estoy en Nicaragua ahora trabajando en una parroquia rural con los campesinos pobres, y aprendiendo cómo se hacen los cambios económicos sociales con la movilización de todo un pueblo, el glorioso pueblo sandinista. Todos los campesinos, obreros, mujeres, estudiantes, y profesionales honestos están organizándose para practicar el poder popular.
Tres amigos abogados hondureños vinieron a ofrecerme sus servicios para pedir la nulidad del Acuerdo No. 360 de la Junta Militar de Honduras cancelando mi carta de naturalización. ¡Ojalá que todos ustedes sigan respaldándome en la lucha para recuperar mi nacionalidad hondureña. SOY HONDUREÑO desde el fondo de mi ser.
Ningún decreto de ningún gobierno puede quitarme mi deseo de ser hondureño y de amar a Honduras y a su pueblo como mi verdadera patria.
Estoy seguro que, con la ayuda de Dios regresaré para acompañarles a ustedes en la gran lucha para nuestra liberación.
Biografía completa del padre Guadalupe
La muerte de algunas personas no acaba con la vida de sus pensamientos y aunque la presencia física deje de existir, las cosas que pensaba y hacia trascienden a través del tiempo, dándole mas valor a todo aquello que nos recuerda su vida.
http://nonosolvidamosdehonduras.blogspot.com/2016/09/a-33-anos-de-su-desaparicion-la-lucha.html
Por eso, la autobiografía "Solo Díganme Lupe", que ya circula en nuestro país, es un renacer de la presencia del sacerdote estadounidense James Carney en Honduras narrando en sus paginas la experiencia de un servidor de la iglesia comprometido con los pobres.
Las memorias del Padre Lupe ya habían sido publicadas en inglés y en esta edición traducida se relatan los hechos anecdóticos con un lenguaje sencillo y a veces emotivo que eran característicos en el sacerdote. Hace algunos años conocimos un breve resumen publicado con el nombre "Así es la iglesia" y ahora tenemos la oportunidad de conocer la biografía completa.
Además, en el epílogo del libro se incluyen las versiones que se han recopilado sobre la muerte del Padre Lupe, así como los esfuerzos que se continúan haciendo para recuperar sus restos.
PUBLICADO POR NO NOS OLVIDAMOS