«Así, pues, para la realización del socialismo es necesaria la revolución socialista, y la revolución socialista debe comenzar por la dictadura del proletariado, es decir, el proletariado debe tomar en sus manos el Poder político para, con su ayuda, expropiar a la burguesía.
Mas todo eso requiere la organización del proletariado, la cohesión del proletariado, su unión, la creación de fuertes organizaciones proletarias y su desarrollo incesante.
¿Qué formas deben adoptar las organizaciones del proletariado?
Las organizaciones más extendidas y que agrupan mayores masas son los sindicatos y las cooperativas obreras –sobre todo las cooperativas de producción y de consumo–.
El objetivo de los sindicatos es la lucha contra el capital industrial –principalmente–, por el mejoramiento de la situación de los obreros en el marco del capitalismo moderno.
El objetivo de las cooperativas es la lucha contra el capital mercantil –principalmente– por la ampliación del consumo de los obreros mediante la rebaja de los precios de los artículos de primera necesidad, también, claro está, en el marco de ese mismo capitalismo.
Tanto los sindicatos como las cooperativas son indiscutiblemente necesarios al proletariado como medios que organizan la masa proletaria.
Por ello, desde el punto de vista del socialismo proletario de Marx y Engels, el proletariado debe asirse a estas dos formas de organización, consolidarlas y fortalecerlas, naturalmente en la medida en que lo permitan las condiciones políticas existentes.
Pero los sindicatos y las cooperativas no pueden satisfacer por sí solos las necesidades de organización del proletariado en lucha, porque las mencionadas organizaciones no pueden rebasar el marco del capitalismo, ya que su objetivo es mejorar la situación de los obreros en dicho marco.
Pero los obreros anhelan liberarse por completo de la esclavitud capitalista, anhelan romper este marco, y no sólo moverse en su interior.
En consecuencia, hace falta, además, una organización que reúna en torno suyo a los elementos conscientes entre los obreros de todas las profesiones, convierta al proletariado en una clase consciente y se proponga como objetivo principal destruir el régimen capitalista, preparar la revolución socialista.
Tal organización es el Partido Socialdemócrata del proletariado. Este partido debe ser un partido de clase, completamente independiente de los demás partidos, pues es el partido de la clase de los proletarios, cuya emancipación puede ser alcanzada tan sólo por sus propios esfuerzos.
Este Partido debe ser un partido revolucionario, pues la emancipación de los obreros sólo es posible por vía revolucionaria, por medio de la revolución socialista.
Este partido debe ser un partido internacional, las puertas del Partido deben estar abiertas a cada proletario consciente, pues la emancipación de los obreros no es un problema nacional, sino un problema social, que tiene la misma importancia para un proletario georgiano que para un proletario ruso y para los proletarios de las demás naciones.
De aquí se desprende con toda claridad que cuanto más estrechamente se unan los proletarios de las diversas naciones, cuanto más a fondo sean demolidas las barreras nacionales levantadas entre ellos, tanto más fuerte ha de ser el Partido del proletariado, tanto más fácil ha de ser la organización del proletariado en una clase única e indivisa.
Por eso es necesario, en la medida de lo posible, aplicar en las organizaciones del proletariado el principio del centralismo en oposición al fraccionamiento federalista, lo mismo si estas organizaciones son el Partido que si son los sindicatos o las cooperativas.
Resulta claro también que todas estas organizaciones deben ser estructuradas sobre una base democrática, naturalmente si no lo impiden determinadas condiciones políticas o de otro género.
¿Cuáles deben ser las relaciones entre el Partido, de un lado, y las cooperativas y sindicatos, de otro? ¿Deben estos últimos hallarse bajo la dirección política del Partido o no?
La solución de este problema depende del lugar y de las condiciones en que tenga que luchar el proletariado.
En todo caso, es indudable que lo mismo los sindicatos que las cooperativas se desarrollan tanto más plenamente cuanto más amistosas son sus relaciones con el Partido socialista del proletariado.
Ocurre así porque, con frecuencia, estas dos organizaciones económicas, si no están en estrecha relación con un Partido socialista fuerte, se empequeñecen, dan al olvido los intereses generales de clase trocándolos por intereses estrechamente profesionales e infieren así un gran daño al proletariado.
Por ello es necesario en todos los casos asegurar la influencia ideológica y política del Partido en los sindicatos y en las cooperativas.
Sólo con esta condición las organizaciones mencionadas se convertirán en la escuela socialista que organice en una clase consciente al proletariado diseminado en distintos grupos.
Tales son, en líneas generales, los rasgos característicos del socialismo proletario de Marx y Engels». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin;
¿Anarquismo o socialismo?, 1906)
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