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Erdogan, el Sultán de Turquía


Hasta ahora lo único cierto es que después del fracasado golpe militar, sin importar si fue una maniobra del propio Erdogan y su entorno, o una acción instigada por los EE.UU, el único gran beneficiado ha sido el propio Erdogan que ha iniciado una feroz campaña de limpieza contra todos sus enemigos, reales y supuestos, en todas las instituciones turcas, desde el ejército, el sistema de justicia y las universidades. 

Ya son decenas de miles los que han caído víctima de la ola represiva desatada por Erdogan y, por lo que se percibe, no hay quien pueda impedir que continúe en esa senda hasta que su sueño otomanista de convertirse en el Sultán de Turquía se haya materializado. Un “Regalo de Dios” en verdad.


Cuando todo el mundo se encontraba todavía sumergido en el estupor del nuevo atentado terrorista en Francia, esta vez en Niza, y cuando la mayoría de los analistas todavía estaban tratando de establecer la posibles implicaciones geopolíticas de este atentando, el tercero en menos de dos años, surge la noticia, sorprendente, del golpe militar en curso en Turquía. 

Todo era confusión y en algunos casos se daba como un hecho que el presidente Erdogan había sido depuesto y que los militares golpistas se habían hecho con el control de los puntos neurálgicos del gobierno. Sin embargo Erdogan, que se encontraba vacacionado, logro con la ayuda de sus seguidores y la lealtad de militares contrarios al golpe, revertir la situación sobreviviendo a la intentona golpista en su contra.


Con la situación bajo control al haber abortado el mal ejecutado golpe militar, algo que el propio secretario de Estado estadounidense admitió, las autoridades turcas apenas se abstuvieron de afirmar que el fallido golpe militar tenía trascendencia geopolítica. Sin embargo, como pequeñas gotas las insinuaciones empezaron a surgir (Indian Punchline). 

El presidente Erdogan públicamente ha dicho que el golpe tiene como autores intelectuales a los seguidores de Fetullah Gulen, el clérigo islamista que opera en los EE.UU. Posteriormente el ministro de Justicia repitió esa aseveración. Pero sin duda fueron las declaraciones del ministro de Trabajo, Suleyman Soylu las que crearon una tormenta cuando públicamente afirmó que Washington estaba detrás del golpe en Turquía. Esto provocó la irritación del secretario de Estado estadounidense, John Kerry quien se vio obligado a refutar esas afirmaciones, declarando ante el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavosoglu, que afirmaciones públicas sugiriendo que funcionarios estadounidenses organizaron el fallido intento golpista en Turquía, eran categóricamente falsas y dañinas para las relaciones entre los dos viejos aliados de la OTAN. Quien siembra vientos cosecha tormentas.

Por otra parte, la agencia estatal de noticias Anadolu identificó al coronel Moharrem Kose como el líder del golpe. En marzo del 2006, Kose fue dado de baja de las fuerzas armadas turcas por conducta deshonrosa debido a sus nexos con la oscura organización del clericó islamista Gulen.

Luego vendrían las no menos sorprendentes declaraciones del alcalde de Ankara y colaborador cercano de Erdogan, Ibrahim Melih Gokcek, quien reveló que entre los participantes del golpe se encontraba un oficial perteneciente a la organización de Gulen y quien habría estado involucrado, según el alcalde, en la muerte de un piloto ruso en Siria el pasado noviembre. Fue el “Estado paralelo”, dijo Gokcek, el que ha deteriorado nuestras relaciones con Rusia. Fue un accidente, en el cual uno de los pilotos de estas estructuras ha participado, lo garantizo, él fue uno de los participantes en el golpe, hasta ahora no lo habíamos dado a conocer, pero yo, Melih Gokcek, declaro que nuestras relaciones han sido deterioradas por estos villanos.

Atando cabos. Con respecto a Gulen y sus actividades, M K Bhadrakumar ofrece el siguiente resumen:

Gulen huyó a los EE.UU en 1998 cuando la inteligencia turca empezó a investigar a sus seguidores quienes habían infiltrado las agencias de seguridad estatales turcas, las fuerzas armadas y el sistema de justicia.

En el 2008, Gulen obtuvo la “Green Card”, aparentemente por recomendación de dos altos oficiales de la CIA.

Osman Nuri Gundes, un ex jefe de la inteligencia turca, escribió en sus memorias en 2011 que la organización de Gulen sirvió de tapadera a la CIA para la conducción de operaciones encubiertas en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central, como parte de la estrategia de los EE.UU de utilizar el Islam como un instrumento de sus políticas regionales del cambio de régimen.

De hecho, desde su vasta y lujosa propiedad en Saylosberg en una zona remota del oriente de Pennsylvania, fuertemente protegida y restringida para los visitantes, Gulen lanzó su red de mezquitas y madrazas en los países de Asia Central. (Curiosamente, Rusia y Uzbekistan prohibieron las “escuelas” de Gulen)

De acuerdo a otras fuentes, el clérigo islamista controla un imperio de negocios valorado en 20 mil millones de dólares que dirige desde su oficina en los EE.UU donde reside en exilio voluntario.

Las acusaciones de las autoridades turcas contra Fetullah Gulen y el mero hecho de ser protegido por los EE.UU y ser un instrumento de las operaciones del cambio de régimen de la CIA les está creando enormes complicaciones a los estadounidenses con uno de sus aliados más importantes en la OTAN, sobre todo si se considera que Turquía es crucial en las estrategias de los EE.UU en el Oriente Medio. Por otra parte, y esto es muy importante, el intento de golpe en Turquía se da en momentos en que este país está en proceso de normalizar sus relaciones con Rusia, rotas después del derribo del avión de combate ruso por parte de cazas turcos en noviembre 2015, y de un aparente cambio en las políticas intervencionistas en Siria que indudablemente son el reflejo de lo que se estaría negociando secretamente con Rusia en relación al conflicto en Siria.

Para los EE.UU el acercamiento entre Rusia y Turquía se da en uno de los momentos más complicados ya que podría representar un serio revés a su estrategia de la contención de Rusia y sus planes del rediseño del Oriente Medio. Expertos como M.K Bhadrakumar, consideran que el giro en las relaciones entre rusos y turcos afecta los intereses estratégicos estadounidenses en el sentido de que:

Para Moscú representa un factor multiplicador en sus esfuerzos para fortalecer el régimen de Al Assad en Siria. 

La abre la posibilidad a Moscú de revivir las conversaciones sobre el estancado proyecto del gasoducto Turkish Stream, cuyo costo es de 15 mil millones de dólares y serviría para transportar el gas ruso al sur de Europa utilizando el territorio de Turquía, como también la construcción de varias plantas nucleares por valor de 20 mil millones de dólares.

Representa un obstáculo para los planes de los EE.UU de establecer la presencia permanente de la OTAN en el Mar Negro, sin embargo, esto requiere la cooperación de Turquía ya que según los términos de la Convención de Montreaux de 1936 ningún país que este fuera de la jurisdicción del Mar Negro puede de manera permanente mantener navíos de guerra en esas aguas.

El acercamiento ruso-turco tiene el potencial de poner en peligro las operaciones de los EE.UU en Iraq y Siria que dependen en gran medida del acceso a la base militar de Incirlik en Turquía.

Representa un obstáculo a la balcanización de Siria.

La reorientación de la política exterior de Turquía cambia en su conjunto; y va en contra de los intereses de Israel, Arabia Saudita y Qatar en Siria. (Se dice que Arabia Saudita y Qatar podrían estar implicados en el intento de golpe en Turquía)

En su conjunto las implicaciones geopolíticas, resultantes del acercamiento ruso-turco, y de la reorientación hacia el Oriente de la política exterior turca, que perjudican seriamente los intereses geopolíticos hegemónicos de los EE.UU en esa región, son la base para creer que el fallido golpe militar en Turquía fue algo planeado y ejecutado por los EE.UU, utilizando a la red gulenista dentro del ejército turco. De ahí la inmediata reacción de Erdogan y varios de sus funcionarios insinuando o culpando directamente a los Estados Unidos como el autor intelectual del fracasado intento golpista. 

Es muy plausible que la inmediata reacción del gobierno de Erdogan inculpando a los EE.UU se deba a que estaba al tanto de lo que se estaba fraguando en su contra. Por otra parte, es muy improbable y a la vez contraproducente que en una situación tan complicada como esta, un líder o el gobierno de un país como Turquía que ha sido por mucho tiempo un aliado clave de los EE.UU y miembro importante de la OTAN reaccione acusando a la mayor potencia del mundo, sin evidencias, de estar detrás de semejante trama. A este respecto Fort Russ dice lo siguiente:

Erdogan y su entorno más cercano afirman que los EE.UU estuvieron involucrados en el golpe, y sencillamente no hay razón para dudar en esta conclusión. ¿Pero que es lo que gana el líder turco al hacer estas acusaciones? Nada. No ofrecen una ganancia tangible. Al contrario, solo crean problemas. Entonces ¿Qué sentido tiene lanzar estas acusaciones?

El primer Ministro de Turquía ha dicho que los Estados Unidos ya no es más un país amigable para Turquía. Todo el mundo sabe en que terminan tales declaraciones. Pero el entorno de Erdogan no tiene temor, la única explicación lógica para ello es que saben que las relaciones con los estadounidenses finalmente se han echado a perder, concluye Fort Russ.

Las acusaciones turcas contra los EE.UU han causado mucho malestar en Washington que se ven en una posición incómoda, pues por primera vez en los 67 años de existencia de la OTAN, se da la situación, sin precedentes en la historia de la OTAN, en que un miembro de esa organización es acusado de tramar un cambio de régimen contra otro de sus miembros a través de medios violentos. A estas alturas, aparte de conjeturar, es muy difícil predecir el curso de los eventos por venir después los violentos sucesos en Turquía. 

No se sabe con certeza como el cambio en el panorama geopolítico que se avecina terminará afectando los intereses de los grandes contendientes, Estados Unidos y Rusia en el Oriente Medio y más allá. Por el momento Rusia, a través del presidente Putin, ha sido el primero en conversar con Erdogan y ya se ha programado una reunión entre ambos para los primero días de Agosto en Rusia. Estados Unidos, en una situación de impotencia, por su parte ha amenazado a Turquía con expulsarla de la OTAN, lo que puede ser una indicación de que ambos han entrado en un curso de colisión que terminará afectando la existencia misma de la OTAN y por ende la hegemonía de los EE.UU

Hasta ahora lo único cierto es que después del fracasado golpe militar, sin importar si fue una maniobra del propio Erdogan y su entorno, o una acción instigada por los EE.UU, el único gran beneficiado ha sido el propio Erdogan que ha iniciado una feroz campaña de limpieza contra todos sus enemigos reales y supuestos en todas las instituciones turcas, desde el ejército, el sistema de justicia y las universidades. 

Ya son decenas de miles los que han caído víctima de la ola represiva desatada por Erdogan y, por lo que se percibe, no hay quien pueda impedir que continúe en esa senda hasta que su sueño otomanista de convertirse en el Sultán de Turquía se haya materializado. Un “Regalo de Dios” en verdad.

Publicado por La Cuna del Sol 
USA.

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