Pablo Gonzalez

"EE.UU. utiliza a la OTAN para intensificar el conflicto con Rusia"


"Hoy Europa es completamente capaz de proveer y pagar por su propia seguridad, pero la estructura de la OTAN permanece sin alterarse", sostiene el colaborador científico del Instituto Watson de Estudios Internacionales (Universidad Brown) Stephen Kinzer. "Estados Unidos todavía abona casi tres cuartos de su presupuesto. 

Y esto ya no tiene sentido", denuncia en un artículo publicado en el diario 'The Boston Globe'.

"Cuando los líderes de la OTAN se reúnan en una cumbre en Varsovia este viernes, insistirán que su alianza es todavía crucial a causa de la amenaza que presenta para Europa la agresión rusa", pronostica el autor.

 "Es cierto lo contrario. La OTAN se ha convertido en una herramienta que Estados Unidos utiliza para intensificar nuestro peligroso conflicto con Rusia".


Herramienta desafilada

Kinzer no duda de que Washington deba continuar una alianza política con los países europeos, pero su sugerencia es "dejar de decirles cómo defenderse". 

"Abandonados a sus propios medios —sostiene—, podrían descorrer la amenazadora confrontación con Rusia, a la cual los lleva la OTAN".

Las relaciones con Rusia necesitan un enfoque diplomático creativo y no militar. Mientras tanto, la Alianza es "una herramienta desafilada para una tarea tan delicada", porque allí marcan la pauta los generales, que "piensan en términos militares".

 Apoyar la escalada de tensiones con Rusia no corresponde a los intereses estadounidenses y los políticos deberían dejar de hacerlo.
El sistema de seguridad europeo

Rusia se estima como una fuerza desestabilizadora o como un país que simplemente defiende sus fronteras en función del punto de vista, añade el científico. Desde la Alianza su postura nunca se percibe correctamente y EE.UU. promueve esta tendencia.

El experto admite que la OTAN contribuía a la paz en Europa durante la Guerra Fría, pero "no es apropiada para el siglo XXI". Por medio de las tensiones con el vecino del Este, solo fomenta la inestabilidad.

 Mientras tanto, los europeos necesitan su propio sistema de seguridad, administrado y pagado por ellos, reitera Kinzer.

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