El informe que ha preparado el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, por medio del cual invoca la Carta Democrática Interamericana contra Venezuela, es un verdadero escándalo.
No presenta una visión objetiva y equilibrada de la situación del país, sus fuentes son casi exclusivamente opositoras, está pésimamente escrito, con numerosos errores ortográficos y gramaticales, párrafos repetidos, contradictorio, mediocre, sin coherencia y línea argumentativa, y con una estructura narrativa deplorable.
Más grave aún, Almagro cometió plagio al copiar y pegar texto proveniente de otros trabajos, que en cualquier institución seria del mundo, como en teoría debería ser la OEA, provocaría su dimisión inmediata por las implicaciones legales y morales que le impedirían continuar en el cargo.
En este sentido, el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela está en el deber y la obligación de denunciar a Luis Almagro por haber cometido plagio en la elaboración del informe que presentó de manera oficial ante el Consejo Permanente de la OEA, exigir su inmediata anulación y solicitar la destitución del Secretario General en base a la carta y estatutos de la OEA.
Pésimo Informe
La calidad del informe es pésima, incluso para un estudiante de bachillerato – con el perdón de los estudiantes.
Existen pasajes donde Almagro, de manera desordenada y sin una estructura básica gramatical y argumentativa, salta del tema económico al social, para luego regresar a la economía e inmediatamente después volver a lo social.
En un mismo párrafo coloca dos temas totalmente distintos, que luego desarrolla en párrafos posteriores sin una línea discursiva coherente.
De manera abusiva utiliza el “se” para presentar un punto de vista ambiguo que nunca identifica como correspondería a un informe que pretende ser serio.
En uno de sus pasajes, Almagro cita al “Informe Mundial de Malaria”, sin precisar quién lo elabora ni su año de publicación.
Precisamente, una de las características más emblemáticas del informe es la ausencia significativa de fuentes bibliográficas, cuando no son de oposición, para respaldar cifras y hechos que asegura son factuales, pero que en realidad provienen de la incontinente verborrea de la rancia derecha venezolana.
En el informe plagan las contradicciones y los errores gramaticales y argumentativos.
Ejemplo de ello es cuando afirma que el 83 por ciento de la “población de ingreso” sufre de malnutrición, obviando el tipo de ingreso y contradiciendo informes oficiales de la FAO.
Otro ejemplo es cuando cuestiona el sistema de salud al asegurar que ‘la disponibilidad de camas en hospitales públicos ha disminuido de 30 a 40 por ciento’, por lo que cabría preguntarse cómo es posible una disminución de cifras que van en aumento.
Informe Intervencionista
Almagro realiza apreciaciones políticas prejuiciadas de orden interno que no son competencia de la OEA, por ejemplo, cuando cuestiona permanentemente al sistema cambiario, sistema de aduanas y puertos, empresas contratistas, entre otros.
Le enfurece que el gobierno no publique informes oficiales periódicos, aplique medidas que no considera efectivas para enfrentar la escasez de alimentos, y permita la expansión del impacto del El Niño y Zika.
Con toda la arrogancia que lo caracteriza, Almagro exige la celebración de un referéndum revocatorio y la liberación de los supuestos presos políticos, y por si fuera poco, se atribuye el derecho supranacional de reclamar una “nueva integración del Tribunal Supremo de Justicia” y cambios en el ejecutivo, amenazando al Primer Mandatario nacional de convertirse en un presidente ilegitimo si no cumple con sus demandas.
Asimismo, Almagro solicita la plena participación del club de ex presidentes neoliberales como los españoles José María Aznar y Felipe Gonzales en los asuntos internos de Venezuela.
Nunca menciona las gestiones de facilitación de diálogo y recuperación económica que realizan actualmente los ex presidentes Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Manuel Torrijos.
Dice creer en el trabajo que realiza UNASUR, pero solo si lo hace con la OEA.
Desequilibrio Total
Almagro asegura que su informe “es el resultado de un análisis imparcial, factico, basado en hechos y circunstancias fielmente determinadas” sobre la situación de crisis “multidimensional de Venezuela”, y que para ello ha utilizando “cifras oficiales disponibles”, “informes de organismos internaciones y de la sociedad civil organizada”.
Nada más falso.
Su parcialidad política a favor de la rancia derecha venezolana desborda las hojas del informe en todas sus partes.
Almagro no puede ocultar su rencor hacia el gobierno venezolano ni su fervor por la oposición.
Cuando debe referirse a la Asamblea Nacional antes del 5 de enero, lo hace de manera despectiva señalando que sus actos son ejecutados por una “mayoría oficialista”, pero para referirse a ella luego que la derecha tomara su control, revierte sus calificativos para hablar de la gran Asamblea Nacional como modelo institucional.
Precisamente, en dos oportunidades Almagro suplica en su informe que el Consejo Permanente de la OEA reciba al presidente del parlamento, Henry Ramos Allup para que explique con detalle la situación de supuesta ruptura del orden constitucional en Venezuela. Almagro miente cuando dice que su informe es imparcial y factico.
Un recorrido por las referencias utilizadas demuestra que cerca del 80 por ciento de sus fuentes provienen directamente de personalidades, organizaciones y medios de comunicación opositores, de carácter neoliberal y hostiles al gobierno, mientras que el 21 por ciento, procede de fuentes oficiales e institucionales.
Publicado por alberto rolland
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