Al igual que la prohibición aplicada por EE.UU. para negociar con Irán, por lo que entre 2010 y 2015 se debía elegir entre Teherán o el comercio con Washington, ahora China analiza la posibilidad de tomar el mismo tipo de acciones.
De esta manera, comenzaría una nueva etapa en la que China y otros países, como Rusia, pondrían a EE.UU. y a sus aliados en una situación defensiva y ante la necesidad de proteger a sus compañías, publicó Reuters.
En el caso de Pekín, que históricamente rechazó las sanciones unilaterales y solo consideró como legítimas las impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ahora podría revertir esa postura.
Es que analiza la posibilidad de forzar a las empresas estadounidenses a elegir entre la venta de armamento a Taiwán o acceder a los mercados chinos, una economía casi 20 veces más grande.
Este cambio radica en que el Gobierno entiende que su crecimiento económico y su influencia financiera hacen más potente su posición, en especial, porque las firmas líderes de varios rubros de EE.UU. realizan al menos 10 por ciento de sus operaciones en China.
Por lo tanto, concluye el portal, Washington deberá comenzar a planificar estrategias de defensa y de apoyo a sus compañías, en lo que parece marcar el futuro de su política exterior.
Rusia, China e Irán lo hacen realidad
La situación política en el mundo atraviesa cambios drásticos, en gran parte incentivados por la cooperación cada vez más estrecha entre Rusia, Irán y China, comentó por su parte la periodista Carol Gould, especialista en investigaciones independientes de la cadena Press TV.
Según la opinión de Gould y otros expertos, el acercamiento de estos países puede significar el origen del nuevo orden mundial en el contexto de la posible crisis de Occidente.
"Los 17 contratos comerciales firmados entre Irán y China por un valor estimado de 600.000 millones de dólares, es de gran importancia.
Es más significante de lo que se imaginan. China necesita ayuda porque la economía del país se desarrolla a un ritmo acelerado".