Pablo Gonzalez

Ucrania: El proyecto sorosiano: Descentralización contra Federación


La filtrada crónica del viaje de George Soros a Ucrania en marzo de 2014 es, en gran medida, el relato de las cuestiones que preocupaban a los inspiradores de Maidán en los momentos inmediatos a la caída de Yanukovich

Por encima de todas destacaba sin embargo una de ellas: el temor a una salida federal para Ucrania

Para el bloque de conspiradores sorosianos, en la primavera de 2014 el “peligro inmediato” al que se enfrentaba la Ucrania post-Maidán era la propuesta de federalización lanzada desde Rusia como respuesta a las protestas de la población de habla rusa en las regiones del este del país, principalmente en Donetsk y Lugansk. 

Y lo era porque podía resultar atractiva en Alemania y EEUU como solución de futuro para el país.

Los motivos de la oposición al federalismo aparecen con claridad en la crónica de las reuniones de la marca local de Soros, la International Renaissance Foundation (IRF), o del Strategic Advisory Group (SAG) [Grupo de Asesoramiento Estratégico], el grupo creado para impulsar desde la intelectualidad sorosiana la línea política del nuevo gobierno ucraniano.

Estos motivos se asocian al riesgo de desestabilización y deslegitimación del nuevo gobierno: según Victoria Siumar, bajo el plan federalista de Rusia, las elites locales tendrían “más instrumentos y más capacidad para desestabilizar al gobierno central”.

 Pero también a la voluntad de no perder poder en el este. Según el propio George Soros, la imposición del planteamiento federal sería devastador para Ucrania porque, además de una violación de su soberanía y de “una traición a Maidán”, constituiría “una partición de facto de Ucrania entre el Este y el Oeste”. 

La oposición sorosiana a la salida federal la resumía la directiva de la Open Society Foundation, Sabine Frezier, al señalar: “el federalismo no es aceptable ahora”.

En el entorno sorosiano, la propuesta de federalización de Rusia era vista en definitiva como un intento de limitar el control del país por las nuevas autoridades, favoreciendo que las zonas del este de Ucrania cayeran bajo la influencia del Kremlin.

 En su desayuno con el embajador Pyatt el 31 de marzo de 2014, Soros señalaba en concreto que el plan de federalización “vendido por Putin a Merkel y Obama”, en la práctica una traslación a la Constitución ucraniana del federalismo alemán, “daría lugar a que Rusia ganara influencia y el control de facto sobre las regiones del este de Ucrania”.

En este contexto, desactivar una propuesta federalista que, según el asesor del SAG Alexander Pivovarsky, constituiría “el principio del fin para Ucrania”, se convertirá en el objetivo principal de Soros y su grupo de apoyo en Ucrania.

 El antídoto volverá a ser, como ya sucediera con el Plan Ahtisaari para los serbios de Kosovo, la descentralización.

 Una descentralización que se pretende defender, en positivo, como medida necesaria para hacer llegar la democracia al ámbito de gobierno local y romper la lógica de gobierno corrupto asociada a la imposición de la autoridad central en las instituciones locales.

 En esa dimensión de mejora funcional en la gestión administrativa y de acercamiento de la democracia al pueblo, la descentralización aparecería, como señalan los representantes de la IRF, como uno de los elementos centrales de las reivindicaciones de Maidán.

Para Yevhen Bystrytsky, Director Ejecutivo de la IRF, el modelo de descentralización a seguir es el diseñado en Polonia y menciona el diseño de un plan basado en ese modelo desde el IRF. 

Algunas de las personas implicadas en ese estudio se habrían convertido de hecho en asesores del nuevo gobierno post-Maidán para desarrollar estas políticas.

Pero, en una aproximación que no busca una solución pactada para Ucrania sino la imposición de la línea política de los golpistas, la propuesta de descentralización tiene otro papel: limitar cualquier proyecto de autonomía política para las regiones potencialmente díscolas en Ucrania. 

Como señala Oleksandr Sushko, uno de los principales directivos de la IRF, con la descentralización se trata de “restaurar derechos al pueblo más que de distribuir autoridad a las regiones”.

El verdadero peligro a evitar es la pérdida de control político por parte del gobierno central ucraniano.

 De ahí la oposición a un planteamiento de federalización que haría necesariamente realidad el reparto del poder político.

 Porque lo que de verdad pretende negar la estrategia de descentralización es el derecho de las partes a la autonomía política respecto al gobierno central. Soros y su grupo simplemente quieren todo el poder para el gobierno de Kiev.

La defensa de la descentralización funcional, como elemento opuesto al federalismo y la autonomía política, se convierte así en el principal leitmotiv del discurso post-Maidan de las fuerzas impulsoras de la caída de Yanukovich. 

Un objetivo en el que trabajarán a partir de entonces en distintas líneas. 

En primer lugar, recurriendo a todos sus recursos mediáticos. 

Para estos maestros de la propaganda y de la manipulación el control del mensaje resulta imprescindible.

 El Ukraine Media Crisis Center jugará ahí un papel clave como medio de difusión, tanto en Ucrania como en el exterior, de las posiciones del gobierno y de los expertos y activistas que luchan contra la campaña rusa de “desinformación”. 

Soros pide expresamente que se use ese medio para oponerse de raíz al plan de federalización.

Una segunda línea de actuación se centra en el trabajo de lobby ante los distintos sectores políticos con influencia en la toma de decisiones sobre Ucrania, tanto dentro como fuera de ella, siempre con el objetivo de imponer las tesis contrarias a la federalización. 

A ello responden los contactos con distintos ministros ucranianos, con el embajador Pyatt y con otros personajes decisivos en la configuración de la opinión pública ucraniana, europea y estadounidense. 

En todo este proceso, el papel central atribuido a la IRF resulta evidente. 

Como también lo es la relevancia, de cara a la aplicación de la nueva política regional, de un personaje de creciente relevancia: Volodymir Groysman, que se convertiría en sustituto de Yatseniuk como primer ministro.

Pero, para hacer avanzar sus pretensiones, Soros no renuncia tampoco a la línea de movilización callejera que hizo posible la caída de Yanukovich. 

No se limita a indicar la necesidad de que el gobierno ucraniano responda “de manera ruidosa e inmediata” para demostrar su oposición a la federalización. 

También señala la posibilidad de reactivar la acción en la calle. 

En la reunión con el SAG, Soros sugiere en concreto “activar el Maidan para salir a la calle en contra de cualquier propuesta de sistema federal”.

La imposición de la idea de descentralización, opuesta a la de federalización política, se abrirá paso en los contenidos de los acuerdos de Minsk, haciéndose así realidad el proyecto sorosiano. 

En sus reuniones de la primavera de 2014, Soros señalaba que Ucrania “estaba en grave peligro porque Putin que no puede permitir que la nueva Ucrania tenga éxito” pero, al mismo tiempo, que no creía que fuera capaz de vencer a la “nueva Ucrania” salida de Maidán.

Sin embargo, Soros aún no ha ganado del todo.

 Es en la incapacidad de su nueva Ucrania para construir un país para todos donde se encuentra la mayor debilidad de su proyecto ucraniano.

https://slavyangrad.es/2016/09/23/soros-descentralizacion-contra-federacion/

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