El agua no potable mata más niños que la guerra, la malaria, el sida y los accidentes de tráfico juntos, ya que cada año mueren más de 1,5 millones de niños menores de cinco años por el consumo de agua sucia y las enfermedades relacionadas con ésta, como la diarrea, la malaria o afecciones respiratorias, o, lo que es lo mismo, cada 20 segundos fallece un niño por esta causa.
Así lo afirmó este jueves Oxfam Intermón, que añadió que 748 millones de personas carecen actualmente de acceso a fuentes de agua potable, lo que supone “un grave riesgo para su salud, pero también un serio freno a su desarrollo y a una vida digna”.
“El agua sucia mata, pero también su escasez y mal estado es responsable de un menor desarrollo de la comunidad. Las mujeres se ven obligadas a dedicar muchas horas para traer agua, lo que les impide dedicarse a actividades productivas generadoras de ingresos o participar en la toma de decisiones de la comunidad. Las niñas dejan de ir al colegio para ayudar con la terea de acarrear agua, lo que crea un círculo vicioso de la pobreza”, afirmó José María Vera, director de Oxfam Intermón.
Esta organización humanitaria señaló que las mujeres de países como Chad o Etiopía dedican una media de cinco horas diarias a ir a buscar agua y cargan unos 50 litros(10 litros en caso de las niñas) atravesando terrenos donde se exponen constantemente a accidentes, ataques de animales salvajes e incluso violaciones.
“La falta de agua potable y la mala nutrición es una mezcla explosiva que dispara los índices de mortalidad hasta niveles inaceptables. Cuando los afectados por estas enfermedades son personas tan vulnerables como niños menores de cinco años que, además, están malnutridos, una simple diarrea se convierte en un asunto de vida o muerte”, añadió Vera.
Por ello, la próxima campaña de Navidad de Oxfam Intermón hará hincapié en este problema, con el objetivo de llevar agua potable a 30.000 personas y concienciar sobre la importancia de acercar el agua potable a las personas que no tienen acceso.
“En países como Chad hemos conseguido que 15 pueblos tengan un pozo de agua potable, que las familias hayan interiorizado sistemas de higiene básicos y tengan una letrina en casa. Con ello se han reducido un 50% las diarreas infantiles. Está demostrado que el agua salva vidas”, concluyó Vera.
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