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El plan Erdogan, tapadera de la OTAN


MANLIO DINUCCI – Regresando a su plan inicial, Washington se dispone a implantar ilegalmente, y oficialmente a pedido del ahora presidente turco, una zona de exclusión aérea sobre el norte de Siria. Ese plan, ya utilizado anteriormente contra Irak, serviría para implementar un futuro desmembramiento de la República Árabe Siria.

Una situación «underground» se ha creado durante los 2 últimos años, al calor del «caos de la guerra civil en Siria». Así nos reinventa el presidente Obama la génesis del Emirato Islámico (ex EIIL), en una entrevista transmitida en [el programa de televisión estadounidense] 60 Minutes, donde dijo haber «subestimado» a ese grupo yihadista y «sobrestimado» la capacidad del ejército iraquí para combatirlo. Ello justificaría lo que Obama dijo despues, cuando explicó que ahora Estados Unidos «reconoce que la solución está tornándose militar».

El presidente Obama resuelve así dos problemas al mismo tiempo:

1- Por un lado asume el falso error de haber subestimado al Emirato Islámico pero no asume el verdadero error que es haber favorecido su desarrollo al armar e infiltrar grupos islamistas en Siria y en Irak.

2- Y por otro lado ofrece al público la apariencia de una administración honesta que se ve obligada a recurrir al uso de la fuerza militar para proteger a los civiles sirios, kurdos e iraquíes de la amenaza que representa el Emirato Islámico.

Los ataques aéreos de la aviación estadounidense se concentran en los yacimientos petrolíferos sirios, poniendo como pretexto la necesidad de evitar que el Emirato Islámico pueda utilizarlos.

El verdadero plan consiste, evidentemente, en acabar con toda la infraestructura y las instalaciones industriales que aún quedan en Siria para provocar así el derrumbe del gobierno de Damasco.

Esas instalaciones no sólo están siendo atacadas desde el aire sino también desde el mar. Desde el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, dos buques de guerra estadounidenses –el USS Arleigh Burke y el USS Philippine Sea– están lanzando cientos de misiles del tipo crucero sobre las instalaciones sirias. 

Al mismo tiempo, mientras que «grupos de rebeldes sirios moderados» reciben armas y entrenamiento, se desarrollan los preparativos para la operación terrestre, utilizando como tapadera el llamado «plan Erdogan».

Ese plan, oficialmente propuesto por el presidente turco, prevé la creación de una «zona tapón», en territorio sirio y a lo largo de la frontera turca, que se vería fortalecida por una «no fly zone» impuesta sobre el norte de Siria con el pretexto de proteger a los civiles de los ataques de la aviación del gobierno sirio, que de hecho ya en este momento no puede sobrevolar esa zona debido a la intervención de la US Air Force.

Ese plan es en realidad fruto de la estrategia USA/OTAN, como lo confirman el secretario de Defensa estadounidense Chuck Hagel y el general Martin Dempsey –jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense–, quienes rápidamente se declararon «dispuestos a considerar el pedido del presidente Erdogan». 

La creación de una zona tapón «se ha convertido en una posibilidad», declaró el general Dempsey, agregando que ello exigiría «ataques aéreos para neutralizar el sistema de defensa aérea del gobierno sirio».

Turquía está en primera línea de la operación militar contra Siria. La OTAN tiene en Turquía más de 20 bases aéreas, navales y de espionaje electrónico, protegidas desde 2013 por 6 baterías de misiles «Patriot» provenientes de Estados Unidos, Alemania y los Países Bajos capaces de derribar aviones en el espacio aéreo de Siria.

A todas esas bases ha venido a agregarse uno de los centros de mando más importantes de la OTAN: el LANDCOM, a cargo de todas las fuerzas terrestres de los 28 países miembros de la alianza atlántica, instalado en la ciudad turca de Izmir (Esmirna) [1].

El desplazamiento del centro de mando de las fuerzas terrestres de la OTAN de Europa a Turquía –país colindante con el Medio Oriente, fundamentalmente vecino de Siria, Irak e Irán) y con el Mar Caspio– indica que los planes de Estados Unidos y la OTAN incluyen el uso de fuerzas terrestres de la alianza atlántica en esa región de alta importancia estratégica.

El LANDCOM, bajo las órdenes del general estadounidense Ben Hodges, es parte del JFC Naples, el Mando de la Fuerza Conjunta [basado en la ciudad italiana de Nápoles], que a su vez está bajo las órdenes del almirante estadounidense Mark E. Ferguson III.

 Este almirante es simultáneamente comandante del JFC Naples, de las fuerzas navales estadounidenses en Europa y de las fuerzas navales del AfriCom [el mando militar de Estados Unidos en África], un juego estratégico de 3 cartas que garantiza al Pentágono el control constante de las fuerzas militares de la alianza atlántica.

Como se señala además en las investigaciones del diario estadounidense New York Times y del británico The Guardian, en las provincias turcas de Adana y Hatay, fronterizas con Siria, la CIA ha creado varios centros de entrenamiento para los combatientes destinados a infiltrarse en Siria. 

Y es en esos centros donde han recibido entrenamiento los miembros de diferentes grupos islamistas –inicialmente clasificados por Washington como terroristas– provenientes de Afganistán, Bosnia, Chechenia y Libia, entre otros países. Las armas llegan principalmente a través de Arabia Saudita y Catar y el puesto de mando que dirige las operaciones está a bordo de navíos de la OTAN basados en el puerto [turco] de Iskenderun (Alejandreta).

Desde ese puesto de mando se prepara la aplicación del «plan Erdogan».

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