Los tiros se escucharon en directo. El asesinato de Atilano Román se transmitió por radio. Dos hombres entraron a la cabina donde conducía Aquí es mi tierra, un programa semanal emitido en la cadena ABC del puerto de Mazatlán, Sinaloa, a mil kilómetros al noroeste del DF, y le dieron al menos tres tiros.
Uno de ellos le pegó en la cara. Había otros tres conductores en la cabina, que salieron ilesos del ataque. Los oyentes solo escucharon sus gritos. “¡Lo mataron! ¡Lo mataron!”.
Atilano Román era el líder de un movimiento de desplazados por la construcción de la presa de Picachos, emprendida por Vicente Fox en 2006 e inaugurada por Felipe Calderón en 2012. Su principal queja era que las autoridades estatales y federales habían incumplido las promesas a los habitantes de los pueblos que habían sido afectados por la construcción de la obra. Los pobladores deberían de haber recibido beneficios con un valor de 70 millones de pesos (5,2 millones de dólares) traducidos en viviendas, carreteras y fuentes de empleo. Román representaba a un colectivo que denunciaba que, de esos 70 millones, apenas una décima parte (unos 704.000 pesos, 52.316 dólares) habían llegado a los afectados.
“Fue un ataque dirigido contra él, no contra el gremio de periodistas”, aclaró a la agencia France Presse el director de El Sol de Mazatlán, Sergio Ontiveros. “En esta ocasión no estaba haciendo fuertes críticas, hablaba de cuestiones agrarias”, añadió.
Román había denunciado el constante desvío de dinero federal enviado para los habitantes y había recibido numerosas amenazas. Llegó a bloquear las carreteras hacia Mazatlán, puerto turístico, en plena Semana Santa. En abril de 2012 un grupo guiado por él intentó hacer una protesta similar en Culiacán, la capital de Sinaloa, y entonces fue detenido por “delito de ataque a las vías generales de comunicación”. Salió libre 17 días después.
Era también un personaje controvertido. Sus detractores le acusaron de favorecerse del movimiento, desviar dinero a su favor e incluso utilizarlo para hacerse una cirugía estética con él. Su propia hermana reconoció entonces. “Atilano sí se cirugió, pero no con dinero de la presa”.
La violencia no es asunto inusual en Sinaloa. Fue precisamente ahí, en Mazatlán, donde fue detenido en febrero Joaquín El Chapo Guzmán, en febrero de 2014, líder del cartel de Sinaloa (el más poderoso del país), y responsable directo de la muerte de al menos 2.000 personas.
Este domingo, el líder en Sinaloa del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Heriberto Arias, afirmó que para la investigación, es difícil descartar el activismo de Román. "Era un líder de un movimiento de desplazados y que reclamaba incumplimientos del gobierno y autoridades federales, esa puede ser una línea de investigación. [...] Estamos viviendo momentos muy críticos en México con lo ocurrido en Tlatlaya, donde se involucra a un batallón del Ejército, lo ocurrido en Guerrero donde se involucra a policías municipales", dijo al periódico Noroeste. El diario, uno de los diarios regionales más prestigiosos del país, ha recibido su propia cuenta de amenazas. En abril pasado, el Consejo de Administración del medio denunció los ataques en su contra después de que el director, Adrián López, sufriera una agresión.
En las imágenes de la escena del crimen, difundidas por los medios locales, se alcanza a ver la cabina de radio donde ocurrió el asesinato.Hay unos tres o cuatro periódicos esparcidos sobre una pequeña mesa azul, un micrófono blanco y un charco de sangre en una esquina.