(…) Conmemoramos el X Aniversario de la muerte de Miguel Enríquez en momentos en que se extiende la rebeldía popular contra la dictadura por todo el país.
Cuando recién se cumplía un año del establecimiento de la dictadura militar en Chile, el 5 de Octubre de 1974, murió Miguel haciendo frente a las fuerzas dictatoriales con un arma en sus manos.
Desde la clandestinidad alentaba al movimiento popular a superar la derrota desarrollando una activa resistencia antidictatorial.
Hoy vemos que nuestro pueblo ha hecho suyo el camino de lucha que indicara Miguel al sacrificar generosamente su vida en el impulso de la Resistencia Popular. ¡Qué mejor homenaje puede recibir Miguel que el que su pueblo esté hoy luchando decididamente por el derrocamiento de la dictadura y la conquista de la democracia popular!
Miguel Enríquez fue la figura más destacada de una joven y nueva generación revolucionaria que surgió en Chile en la década del 60, justamente cuando el movimiento popular debió hacer frente a una profunda crisis económica, social y política que empujaba a un hondo antagonismo de clases en la sociedad chilena. Destacó rápidamente porque supo expresar con gran inteligencia y convicción una nueva visión sobre la realidad y lucha de nuestro pueblo.
En aquel entonces, tenía firme arraigo en el movimiento popular la creencia de que el imperialismo, los grandes patrones, y el ejército eran respetuosos de la institucionalidad democrática, de que era posible avanzar dentro de los marcos del Estado burgués en un proceso de vastas reformas populares que resolviera la crisis del capitalismo dependiente chileno.
Miguel alertó que la burguesía y sus servidores militares serían los primeros en violar la democracia burguesa para enfrentar con la dictadura y la represión el justo reclamo popular de justicia social. Denunció la incapacidad histórica de la burguesía chilena para resolver la profunda crisis nacional.
Agitó ardientemente que sólo una revolución proletaria y popular permitirán a
nuestro pueblo conquistar el progreso y la justicia social reclamada. Llamó a luchar decididamente por la única democracia real para el pueblo, la democracia socialista.
Pero Miguel Enríquez no era solo un pensador; era ante todo un luchador revolucionario. De esa consecuencia revolucionaria se desprendía la gran fuerza moral que irradiaba. Y con esa vitalidad que tenía, se lanzó tempranamente, con arrollador entusiasmo a construir la fuerza revolucionaria que armada social, política y militarmente condujera a nuestro pueblo por un camino de lucha con clara vocación de poder popular.
Miguel planteó con audacia que en Chile había llegado la hora de hacer del sueño de la revolución popular un objetivo presente, una realidad de lucha. Y para demostrar que ello era posible, nos llamó a hacer nuestro el glorioso ejemplo de la Revolución Cubana.
Estos, queridos compañeros, no son meros recuerdos históricos de lo que nos enseñó el más querido de nuestros camaradas. No. No es historia pasada. Es el reto histórico que con dramática urgencia se hace presente, hoy, al pueblo chileno. El pensamiento de Miguel Enríquez, la poderosa fuerza de sus ideas revolucionarias, el camino de lucha que nos señaló, adquieren hoy más vigencia que nunca.
Después de once años de dictadura militar se ha demostrado que la burguesía chilena no es capaz, ni aún a costa de la más brutal represión y explotación, de resolver la crisis del capitalismo dependiente. Esa misma crisis abierta en los años 60 reemerge hoy con consecuencias aún más desastrosas para nuestro pueblo. Cansados de tanta cesantía; de tanta miseria; de tanto hambre; no dispuestos a seguir soportando la tiranía del terror burgués, los pobres de la ciudad y del campo, los trabajadores, y sobre todo la combativa juventud chilena, se han lanzado a una ofensiva lucha contra la tiranía. El pueblo chileno no se arrodilla ante la dictadura. Está de pie, luchando.
(…) Los revolucionarios también tenemos una estrategia. Tenemos un camino de victoria que nos indicó Miguel Enríquez. Este camino es avanzar con las masas, con la unidad, con las armas.
Miguel consideraba que la clase motriz de la revolución es el proletariado, pero que sólo se puede generar una situación revolucionaria cuando todo un pueblo se pone en marcha. Rescató la vocación revolucionaria de los pobres de la ciudad y del campo, y supo percibir el enorme potencial revolucionario que hay en la juventud chilena, situándolos junto al movimiento obrero como los protagonistas principales de las luchas de liberación de nuestro pueblo.
(…) Los miristas, y como nosotros otros destacamentos obreros y populares, hemos luchado con extraordinaria perseverancia contra la dictadura. Que mejor ejemplo de ello que Miguel Enríquez que en las más difíciles condiciones se mantuvo en la clandestinidad enarbolando las banderas de la ResistenciaPopular (…).
(…) En el siglo pasado el gran profeta de la unidad de los pueblos latinoamericanos fue Bolívar. En este siglo, el gran maestro de la unidad revolucionaria es Fidel. Cuando el Comandante en Jefe honró con su visita al pueblo chileno, tuve el privilegio de asistir a una conversación entre él y Miguel. Recuerdo que en esa oportunidad, Fidel, con esa claridad que lo caracteriza, le decía a Miguel: "Miguel, el arte de la revolución es el arte de sumar fuerzas".
Miguel hizo suya esa enseñanza. Mientras luchaba en la clandestinidad corrió los mayores riesgos en su afán de alentar la unidad de la resistencia antidictatorial. Construir esa unidad democrático popular ha sido un proceso largo, no exento de dificultades, pero ha logrado un paso decisivo con la formación del Movimiento Democrático Popular.
(…) No es posible recordar a Miguel sin evocar su excepcional capacidad humana. Esa vitalidad y alegría que sólo podía venir de su gran amor a la vida. No es casual que este revolucionario se graduara brillantemente como médico. Como médico sabía que para dar nueva vida es muchas veces necesario un parto doloroso. Al igual como el médico prepara a la madre para el parto, Miguel impulsó al movimiento popular a prepararse militarmente para derrotar la violencia asesina con que la burguesía pretende impedir a nuestro pueblo la creación de una nueva vida. Desde temprano advirtió, con un realismo y visión que muchos no comprendieron, que la guerra de la dictadura contra el pueblo solo se puede vencerla con la guerra popular contra la dictadura.
La situación presente en nuestro país ha venido a confirmar dramáticamente las advertencias de Miguel. Por dos años las grandes mayorías nacionales se han movilizado exigiendo el término de la dictadura, recibiendo por respuesta la más brutal escalada represiva.
Lejos de contener su lucha, la respuesta popular ha sido extender la rebeldía
antidictatorial. Una tras otra se repiten las movilizaciones de protesta cubriendo los barrios populares de barricadas para hacer frente a la sangrienta represión dictatorial. Duros enfrentamientos callejeros expresan el ánimo de insurgencia popular (…).
(…) Miguel Enríquez fue un convencido del carácter continental de la revolución, confiaba firmemente en la poderosa fuerza de la lucha común de los pueblos latinoamericanos. Por ello, desde temprano, hizo suyos los sueños unitarios de Bolívar y fue conmovido por el espíritu internacionalista que tan hermosamente simbolizara la vida del Comandante Ernesto Che Guevara.
(…) Miguel Enríquez fue y sigue siendo un joven conductor de jóvenes. La juventud chilena no ha defraudado sus esperanzas, ha hecho suyo su ejemplo al convertirse en la vanguardia más combativa de la lucha democrática y revolucionaria de nuestro pueblo.
Es por ello que el MIR ha decidido rendirle homenaje convocando, en este X Aniversario de su muerte, a la creación de la Juventud Rebelde "Miguel Enríquez". Un movimiento juvenil como fue Miguel. Una juventud inspirada en los más nobles, en los más puros ideales del hombre, en los ideales libertarios, en los ideales del progreso de la humanidad, en los ideales marxistas-leninistas. Una juventud rebelde ante la injusticia social, enemiga mortal de la opresión, leal a los oprimidos. Una juventud llena de amor a la vida y decidida en el combate. Una juventud que con su acción revolucionaria haga realidad la patria socialista que visionó Miguel.
Estamos seguros que la Juventud Rebelde "Miguel Enríquez" marchará con honra a la cabeza de su pueblo por las grandes alamedas que nos indicara Salvador Allende.
(*) Párrafos del discurso de Andrés Pascal A., ex Secretario General del MIR, en ocasión del X Aniversario de la caída en combate de Miguel Enríquez. La Habana, Cuba, 5 de octubre 1984.
Reproducido en el libro: “Miguel Enríquez, Páginas de Historia y Lucha”. CEME, octubre 1999.