Pueden llamarle casualidad, sin embargo, resulta curioso que dos de los más importantes dioses de esta región americana hayan tenido las mismas características en sus leyendas: hombre blancos, altos, y venidos del mar.
En el caso las culturas mesoamericanas, Quetzalcóatl o Kukulkán (que quiere decir Serpiente Emplumada), fue un dios de piel blanca, alto, rubio y con barba, que adoraron culturas como los toltecas, mayas, aztecas, entre otros.
Se dice que este dios poseía una tecnología que luego fue transmitida a estas civilizaciones para permitir su desarrollo.
Por otro lado, en el Perú y en sí, en todo el sur de América, tenemos a Viracocha, dios también, alto y de piel blanca, que salió del Lago Titicaca y trajo el desarrollo, la cultura y la tecnología a civilizaciones como la Tiahuanaco.
Tanta fue su influencia que simplemente fue considerado como el dios hacedor de todo, es decir, de todo lo invisible y visible.
Curiosamente, ambos dejaron estas civilizaciones por el mar.
En el caso de Quetzalcóatl huyó de Mesoamérica luego de cometer actos impuros con los seres de su propia comunidad. Lo hizo por el Golfo de México.
En el caso de Viracocha, luego de crear todo lo creable (animales, plantas y demás) llegó a las orillas peruanas, y de allí se perdió en el mar.
Por tal razón, Viracocha significa literalmente “Espuma de mar”.
¿Quiénes eran estos hombres blancos tan distintos físicamente a los pobladores del centro y sur de América?
¿Es solo un mito o fueron verdaderamente personas, seres reales, que les dieron a estos pueblos la información sobre arquitectura, astronomía, trabajo en metales, orden político, social y religioso, que necesitaban para su desarrollo?
¿Hubo acaso un tráfico de tecnología, por parte de hombres blancos, mucho, pero mucho más antes de la llegada de los españoles a América?
Un dato curioso es que, según crónicas españolas, cuando Hernán Cortez y los demás conquistadores llegaron a México, el emperador Moctezuma y sus súbditos creían que se trataba del dios Quetzalcóatl, que había cumplido su promesa de regresar a su tierra.
Se dice que por ello los aztecas fueron tan confiados y pacíficos con estos extraños seres venidos del mar.
Pero volvemos a la pregunta ¿quiénes fueron estos dioses blancos de la antigüedad?
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