Pablo Gonzalez

Nicaragua: Rolando Orozco “Carlos, El Manchado”

Rolando nace en el municipio de Muy Muy, Matagalpa, el 22 de marzo de 1952.

 Sus padres fueron Flora Orozco Herrera y Carlos Mendoza. Sus hermanos maternos son: Marcos, Julio, Jaime, Eduardo, Ethel, Flora, Thelma y Nora.

La familia se traslada a vivir al municipio de Matiguás cuando Carlos aún era muy pequeño. 

Tuvo una niñez tranquila y ya adolescente tuvo muchos amigos, entre ellos, Tino Reyes y Paco Icabalceta, conocido como “Matiguás”. También viajaba a Matagalpa a verse con los Alvarado, y “hasta se tiraban sus churros”. 

Siempre le gustaron las fiestas, jugaba futbol y en general era muy amable con los demás.

Estudia su primaria en el Colegio San Francisco, y después, buscando estudiar secundaria, se trasladó a Managua, donde trabaja en el Supermercado La Colonia y estudia en el Instituto “Maestro Gabriel”, donde logra cursar hasta tercer año. 

Trabajó un breve tiempo en Chontales. Para entonces, ya tenía inquietudes sobre las ideas revolucionarias y estudia la biografía del “Che” Guevara, la que comenta con sus hermanos para concientizarlos de la necesidad de organizarse con el FSLN. Tomaba como ejemplo la propia situación de su familia, la falta de asistencia médica que padecían los niños pobres cuando se enfermaban, y la ausencia de oportunidades para el estudio.

Antes de partir hacia Managua, Rolando había apoyado a los guerrilleros, y cayó preso con Guti Hermida y Paco Icabalceta, pero los soltaron una semana después. Eso fue entre 1968 y 1969, según recuerda su hermano Marcos.

Marcos relata que en Managua Rolando trabajó con Cristian Pérez Leiva, Omar Hassan, Bertilda Morales y Rudy Ibarra. Parte de esta célula cayó después en la masacre de Xiloá. Recuerda que en ese tiempo Rolando se disfrazaba de pastor evangélico y andaba con una biblia.

Marcos tenía un hermano de padre llamado Rodolfo Morales quien fue mi chofer durante toda la década de los ochenta, vivía en el Barrio María Auxiliadora, y veía como un hermano a Rolando Orozco.

 En esa casa estuvimos algunas veces en plena insurrección y Rodolfo y su esposa nos daban comida y atenciones. Rodolfo, quien colaboraba con el Frente, tenía una sobrina llamada Bertilda Morales a quien Rolando recluta para el FSLN. 

Esta compañera cayó en Xiloá el mismo día en que asesinan a Omar Hassan, Cristian Pérez Leiva y Ricardo Orúe, el 12 de mayo de 1979, pero su nombre no quedó registrado en las cronologías oficiales. Fue sepultada en Matiguás.

En 1979 Rolando estuvo detenido en la cárcel de La Aviación, en Managua. 

Lo capturan en la Colonia Primero de mayo, en la madrugada, con cinco compañeros más, como sospechosos de ser subversivos. Sus familiares, quienes eran colaboradores del FSLN, consiguieron su libertad el 22 de marzo de 1979. 

Su hermano Marcos relata que “lo sacaron a las dos de la tarde, encapuchado y encadenado, yo creí que lo iban a torturar, pero lo pusieron libre. 

Una de nuestras hermanas gestionó con una amiga, quien hizo “su trabajo” para que él saliera el día de su cumpleaños”7.

Después él se integró de lleno a la lucha en Managua, en lo más duro de la guerra. 

Participó en asaltos bancarios y otros operativos. Para entonces, su hermano Marcos, quien trabajaba en la Compañía de Riegos Agropecuarios ubicada frente al Tropicana, en el kilómetro 7 sur, colaboraba brindándole el local para reuniones o prestándole vehículos (una camioneta Land Rover y un camioncito Suzuki) de la compañía, para transportar armas y mover compañeros clandestinos.

Rolando procreó una niña con Bertilda Rizo, quien lleva el nombre de Karla Patricia Orozco. Antes de morir dejó embarazada a Raquel Navas, originaria de Granada, con quien había puesto una venta de cemento y materiales de construcción, lo cual les servía de cobertura para sus actividades conspirativas, como alojar a compañeros clandestinos.

Rolando Orozco era un dirigente sencillo que se sabía ganar el respeto de los combatientes con un mando enérgico pero sin estridencias. 

Fue de los principales jefes de la insurrección de los barrios orientales, luego participó en El Repliegue a Masaya y en la conformación del Batallón Móvil que ataca las posiciones de la GN en Jinotepe.

En la ofensiva de Jinotepe le correspondió controlar el Comando GN ubicado en la casa de tres pisos de Piedad Elena Campos (Pelena), y luego se incorporó con sus fuerzas al asedio del edificio de TELCOR, donde un pequeño grupo de guardias hizo denodada resistencia. 

En una tentativa de asalto a esta posición, fue alcanzado por las balas y murió instantáneamente el 5 de julio de 1979.

“En cuanto a Rolando Orozco, ¿qué decir de “El Manchado” que le haga plena justicia? Modesto, siempre dispuesto al combate, metódico, con don de mando militar, eficiente en los combates, como acababa de demostrarlo días antes de su caída al tener una participación sobresaliente en el combate de El Paraisito, donde sus victimarios posteriores, sufrieron una dura derrota, la destrucción de un tanque la recuperación de fusiles Galil y de dos ametralladoras 30 y 50. 

Esa era la talla de Rolando, un hombre que no conocía el miedo, duro a la hora del combate y siempre fraterno”. Carlos Núñez Téllez

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