Pablo Gonzalez

Ucrania se pone la soga al cuello con la UE


Las autoridades ucranianas aseveran que el tema de la asociación y la creación de una zona de libre comercio entre el país y la UE está prácticamente resuelto.
 
Quedan semanas contadas para la firma del documento en la cumbre de Vilna de la Asociación Oriental. Pero, ahora se ha aclarado que las autoridades ucranianas podrían firmar un documento que no se molestaron siquiera en leer íntegramente.

En tanto, las cláusulas del documento transforman las esperanzas ucranianas en un mito sobre el libre comercio con Europa.

Al notar la tenacidad con que se han puesto en marcha los preparativos para la firma por Ucrania del acuerdo con la UE, resulta difícil creer que simplemente no exista el texto del documento, ya sea en ucraniano o en ruso. 
 
El gabinete de ministros de Ucrania aprobó a mediados de septiembre el proyecto de este acuerdo. 
 
El documento, la parte general tan solo del proyecto, de doscientas veintiocho páginas, en siete capítulos, fue también publicado en el sitio oficial del Parlamento.

En general, todos esos capítulos concernían a las actividades de los medios de difusión, a la defensa de la propiedad intelectual y de los datos personales. 
 
Es decir, a todo, salvo lo más medular y preocupante, las condiciones económicas y políticas. 
 
Pero, incluso ese texto distó de ser asimilado por aquellos ciudadanos de los que dependía la toma de decisiones, indica el líder del Partido Comunista de Ucrania, Piotr Simonenko:

—Los diputados del Parlamento, salvo los representantes de la bancada comunista y del Partido, no conocen ese documento, al igual que los miembros de muchos comités disciplinarios y ministros.
 
 Yo tuve la posibilidad de conversar oficiosamente con algunos ministros y presidentes de comités parlamentarios. En suma, afirmo: ellos no han leído todo el documento.

El documento que recibieron los ministros es solo la parte general del acuerdo. Mientras que la variante original, en inglés, es de más de mil páginas. 
 
Y en ese 70 % del texto justamente, que al parecer Kiev no ha leído, está contenido lo principal, a saber las condiciones de trabajo de las ramas concretas de la economía, las cuotas y los plazos. 
 
Es más, las formulaciones en el documento son muy difusas, las cuales puede entender solo un especialista que más de una vez ha enfrentado en su trabajo el léxico de la burocracia de Bruselas. 
 
En tanto, algunas cláusulas generan no solo indignación, sino también temor, subraya Simonenko:

—El temor mayor lo suscita el paso a los reglamentos técnicos que son confirmados para Ucrania. Esto terminará de socavar la capacidad competitiva de las empresas y relegará a Ucrania a la periferia. 
 
Está también el ingreso en el territorio de la OTAN, exigencia que está consignada en un párrafo del documento. Allí se señala que Ucrania asume el compromiso de participar, por decisión de la Unión Europea, en conflictos civiles y militares.

En el párrafo diez del acuerdo se lee que Kiev está de acuerdo con la creación de un comité de asociación de Ucrania y la UE, facultado para tomar decisiones de cumplimiento obligatorio para la primera. 
 
Es decir, se trata de una suerte de estructura supranacional cuya creación, aparte de contravenir la Constitución del país, priva a Ucrania llanamente de su soberanía. Bogdan Bezpalko, vicedirector del Centro de Estudios Ucranianos y Bielorrusos de la Universidad Lomonosov de Moscú comenta:

—En esencia, Ucrania renuncia tanto a la soberanía política como económica y se convierte en colonia de la UE. 
 
Pues, entrega voluntariamente el poder a manos de gentes muy distintas, obteniendo a cambio una serie de compromisos y sin derecho a voz siquiera. 
 
A fin de cuentas, todo lo que prometen los comisarios europeos a Ucrania es el mejoramiento de la democracia, y una mejoría en cierta medida extraña, incomprensible, sin ninguna fundamentación lógica de la economía, pero bien a largo plazo.
 
 Es más, los comisarios europeos declaran sin rubor que a mediano y a corto plazo solo será peor.

Tan solo para ajustar la industria a los reglamentos técnicos de la UE, Kiev va a requerir ciento sesenta y cinco mil millones de euros. 
 
La UE concuerda con ayudar con solo algunos millones, y solo Dios sabe de dónde saldrá el resto. 
 
Los bienes de la UE podrán entrar en el país sin limitación alguna, mientras que para los ucranianos se mantendrán las cuotas.
 
 Los quinientos millones de dólares que podría salir ganando Ucrania del libre comercio con la UE, anunciado por los comisarios europeos, es una fábula que no tiene asidero real alguno.
 
 Ya que esa suma es tan solo el beneficio que reporta la exención de aranceles a las mercancías ucranianas de parte de la UE, pero no toma en cuenta las pérdidas gigantescas de las exenciones de aranceles de las importaciones en la frontera ucraniana misma. 
 
La realidad es que solo a ciegas pudo haberse aprobado un proyecto de acuerdo con condiciones tan desiguales.

sb/as/sm

Tatiana Golovánova
 

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