Y la pregunta es: ¿Colombia se convertirá en el elemento desestabilizador, en el ‘Israel’ nazi-sionista, incrustado en el corazón de la Patria Grande de la mano de sus gobernantes pro-imperialistas, no solo en el plano militar, sino en la recurrente violación del derecho internacional?
El fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre los nuevos límites marítimos entre Colombia y Nicaragua generó este miércoles un nuevo terremoto político en Colombia con la decisión del presidente Juan Manuel Santos de retirarse del Pacto de Bogotá, un acuerdo regional histórico que le da jurisdicción a esa corte de Naciones Unidas.
Santos, que en una alocución había anunciado objeciones al fallo, dijo que el retiro forma parte de las medidas que estudió su gobierno como respuesta a la decisión del tribunal en La Haya, que ha generado un rechazo popular generalizado en el país, además de una ola de nacionalismo por el recorte del mapa nacional.
El mandatario agregó este miércoles que "Colombia no pretende separarse de los mecanismos de solución pacífica de controversias" sino que, por el contrario, "reitera su compromiso de recurrir siempre a procedimientos pacíficos".
Pero lo cierto es que el anuncio de Santos, más que apaciguar los ánimos por el incómodo tema, genera todo tipo de nuevas preguntas: ¿Por qué tomó esta decisión y qué efectos específicos tiene sobre el fallo de la CIJ? Y, más allá, ¿qué réplicas puede tener este terremoto político a nivel regional?
El Pacto de Bogotá, firmado en 1948, busca que los estados firmantes resuelvan sus diferencias de manera pacífica y es uno de los instrumentos históricos a los que se recurre para resaltar la tradición regional de respeto al derecho internacional.
El pasado
El anuncio de Santos es una respuesta directa del gobierno al fallo de la CIJ y, sin embargo, no tiene ningún efecto práctico sobre éste.
Por un lado, la decisión de la CIJ es definitiva e inapelable. Por el otro, el mismo Pacto de Bogotá estipula que si un gobierno se retira, su salida no tiene efecto retroactivo sobre los procedimientos pendientes.
Arlene Beth Tickner, experta en política exterior colombiana de la Universidad de los Andes, en Bogotá, le dijo a BBC Mundo que cuando un país se sale del Pacto, éste sólo tiene efecto un año después del anuncio. En otras palabras, "si Colombia se hubiera retirado en el año 2000 o antes sí hubiera podido evitar que Nicaragua presentara la demanda", interpuesta en 2001.
En el país se discutió muchas veces salirse del Pacto, pero las dudas ante los efectos prácticos que pudiera generar en ese momento llevaron a los proponentes a desistir.
El presente ¿Entonces, si no tiene efectos sobre el fallo, por qué Santos hizo este anuncio? Por dos razones. La primera es para intentar apaciguar los ánimos locales en la actualidad. "El movimiento del gobierno colombiano es más político y menos legal, y está mucho más dirigido a una audiencia interna que a una audiencia internacional", le dice a BBC Mundo la analista Sandra Borda, quien frecuentemente escribe sobre las relaciones externas del país.
"En el margen de acción tan estrecho que tiene el gobierno, esto es prácticamente lo único que puede hacer para presentar a la opinión pública como una reacción del gobierno frente al fallo".
La segunda razón es para prevenir que una situación similar a la del fallo se repita. "El retiro del Pacto de Bogotá tiene la intención de blindar al país hacia el futuro de cualquier tipo de demanda que pueda presentarse en sus límites territoriales", dice Tickner.
En términos prácticos, esto significa que cuando el retiro entre en vigor, Colombia no va a resolverlo en la CIJ sino a nivel bilateral.
Y hay un tema pendiente en la CIJ: en 2008 Ecuador demandó a Colombia por las fumigaciones aéreas con glifosato en la frontera común. "Si el fallo (de Ecuador) logra salir antes del año en que nos sigue aplicando la jurisdicción de la corte, vamos a tener que obedecerlo", le dice Borda a BBC Mundo. "Si el fallo sale después de ese año de gracia, va a generar un problema grande", dice.
El futuro Por tanto, el anuncio de Santos puede tener implicaciones a largo plazo, en particular en dos frentes: en la imagen internacional de Colombia y en otros diferendos territoriales de América Latina.
Tanto Tickner como Borda explican que Colombia se ha preciado históricamente de ser un país respetuoso del derecho internacional. Pero, según Tickner, "lo que circula en este momento es un discurso generalizado de desacato a las reglas de juego internacionales, que me parece muy negativo".
Para Borda, el anuncio de salida del Pacto afecta la política exterior de Santos, quien ha intentado establecer una posición de liderazgo regional, y además sienta un precedente regional sobre lo que pueden hacer los países con las decisiones de la CIJ.
"Que Colombia, que era el país de toda la región que tenía la tradición más profunda de respeto al derecho internacional, tome una decisión de esta naturaleza, manda un mensaje a los demás países de que está bien cuestionar las instituciones y el derecho internacional".
Borda explica que esta decisión colombiana no sólo podría afectar la demanda de Ecuador a Colombia, sino también el diferendo entre Perú y Chile que está por definirse.
BBC Mundo
Bogotá
El fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre los nuevos límites marítimos entre Colombia y Nicaragua generó este miércoles un nuevo terremoto político en Colombia con la decisión del presidente Juan Manuel Santos de retirarse del Pacto de Bogotá, un acuerdo regional histórico que le da jurisdicción a esa corte de Naciones Unidas.
Santos, que en una alocución había anunciado objeciones al fallo, dijo que el retiro forma parte de las medidas que estudió su gobierno como respuesta a la decisión del tribunal en La Haya, que ha generado un rechazo popular generalizado en el país, además de una ola de nacionalismo por el recorte del mapa nacional.
El mandatario agregó este miércoles que "Colombia no pretende separarse de los mecanismos de solución pacífica de controversias" sino que, por el contrario, "reitera su compromiso de recurrir siempre a procedimientos pacíficos".
Pero lo cierto es que el anuncio de Santos, más que apaciguar los ánimos por el incómodo tema, genera todo tipo de nuevas preguntas: ¿Por qué tomó esta decisión y qué efectos específicos tiene sobre el fallo de la CIJ? Y, más allá, ¿qué réplicas puede tener este terremoto político a nivel regional?
El Pacto de Bogotá, firmado en 1948, busca que los estados firmantes resuelvan sus diferencias de manera pacífica y es uno de los instrumentos históricos a los que se recurre para resaltar la tradición regional de respeto al derecho internacional.
El pasado
El anuncio de Santos es una respuesta directa del gobierno al fallo de la CIJ y, sin embargo, no tiene ningún efecto práctico sobre éste.
Por un lado, la decisión de la CIJ es definitiva e inapelable. Por el otro, el mismo Pacto de Bogotá estipula que si un gobierno se retira, su salida no tiene efecto retroactivo sobre los procedimientos pendientes.
Arlene Beth Tickner, experta en política exterior colombiana de la Universidad de los Andes, en Bogotá, le dijo a BBC Mundo que cuando un país se sale del Pacto, éste sólo tiene efecto un año después del anuncio. En otras palabras, "si Colombia se hubiera retirado en el año 2000 o antes sí hubiera podido evitar que Nicaragua presentara la demanda", interpuesta en 2001.
En el país se discutió muchas veces salirse del Pacto, pero las dudas ante los efectos prácticos que pudiera generar en ese momento llevaron a los proponentes a desistir.
El presente ¿Entonces, si no tiene efectos sobre el fallo, por qué Santos hizo este anuncio? Por dos razones. La primera es para intentar apaciguar los ánimos locales en la actualidad. "El movimiento del gobierno colombiano es más político y menos legal, y está mucho más dirigido a una audiencia interna que a una audiencia internacional", le dice a BBC Mundo la analista Sandra Borda, quien frecuentemente escribe sobre las relaciones externas del país.
"En el margen de acción tan estrecho que tiene el gobierno, esto es prácticamente lo único que puede hacer para presentar a la opinión pública como una reacción del gobierno frente al fallo".
La segunda razón es para prevenir que una situación similar a la del fallo se repita. "El retiro del Pacto de Bogotá tiene la intención de blindar al país hacia el futuro de cualquier tipo de demanda que pueda presentarse en sus límites territoriales", dice Tickner.
En términos prácticos, esto significa que cuando el retiro entre en vigor, Colombia no va a resolverlo en la CIJ sino a nivel bilateral.
Y hay un tema pendiente en la CIJ: en 2008 Ecuador demandó a Colombia por las fumigaciones aéreas con glifosato en la frontera común. "Si el fallo (de Ecuador) logra salir antes del año en que nos sigue aplicando la jurisdicción de la corte, vamos a tener que obedecerlo", le dice Borda a BBC Mundo. "Si el fallo sale después de ese año de gracia, va a generar un problema grande", dice.
El futuro Por tanto, el anuncio de Santos puede tener implicaciones a largo plazo, en particular en dos frentes: en la imagen internacional de Colombia y en otros diferendos territoriales de América Latina.
Tanto Tickner como Borda explican que Colombia se ha preciado históricamente de ser un país respetuoso del derecho internacional. Pero, según Tickner, "lo que circula en este momento es un discurso generalizado de desacato a las reglas de juego internacionales, que me parece muy negativo".
Para Borda, el anuncio de salida del Pacto afecta la política exterior de Santos, quien ha intentado establecer una posición de liderazgo regional, y además sienta un precedente regional sobre lo que pueden hacer los países con las decisiones de la CIJ.
"Que Colombia, que era el país de toda la región que tenía la tradición más profunda de respeto al derecho internacional, tome una decisión de esta naturaleza, manda un mensaje a los demás países de que está bien cuestionar las instituciones y el derecho internacional".
Borda explica que esta decisión colombiana no sólo podría afectar la demanda de Ecuador a Colombia, sino también el diferendo entre Perú y Chile que está por definirse.
BBC Mundo
Bogotá