ERNESTO CARMONA* / MAPOCHO PRESS - Seis meses después del
terremoto que destruyera Haití, en mayo de 2010 la transnacional
estadounidense Monsanto “donó” al país 475 toneladas de semillas
transgénicas de maíz y verduras híbridas.
Mientras la mayoría de los países latinoamericanos estaban atareados
entregando ayuda y asistencia verdadera, con un silenciado equipo médico
de Cuba a la cabeza, la transnacional introducía subrepticiamente las
semillas repudiadas por todos los agricultores del tercer mundo, según
informaron la agencia latinoamericana www.Alainet.org
y la revista progresista “Diagonal” de España, al difundir una noticia
que fue seleccionada como la historia periodística más ocultada por los
grandes medios N° 18 por el Proyecto Censurado de California.
La supuesta “ayuda” fue aplaudida por el Foro Económico Mundial de
Davos y para distribuirla, ofreció sus servicios “gratuitos” la
polifacética Agencia Internacional de Desarrollo de EEUU (USAID, por su
sigla en inglés), cuya versatilidad abarca múltiples actividades, desde
el financiamiento de grupos terroristas y oscuros negocios de “obras
públicas” mal terminadas o deficientes, que sólo favorecen a los
contratistas estadounidenses que operan en la “reconstrucción” de países
ocupados por tropas de EEUU, como Afganistán e Irak.
Un mes después, el 4 de junio de 2010, alrededor 10.000 agricultores
haitianos realizaron una manifestación contra la donación de la
transnacional de semillas transgénicas.
“Si las semillas de Monsanto
entran en Haití, desaparecerán las semillas del campesinado”, dijo
Doudou Pierre Festil, del Movimiento de Agricultores de Papaye y
coordinador de la Red Nacional de Seguridad y Soberanía Alimentaria.
Los
agricultores haitianos denunciaron que las semillas de Monsanto no se
pueden reutilizar cada año y usalarlas conduce a la necesidad de comprar
semilla nueva a la transnacional en cada estación de siembra.
Además, la Organización Ruta del Agricultor advirtió que si
ingresaban las semillas, Monsanto podría forzar a los agricultores a
depender de esa compañía y que tal dependencia también podría extenderse
a los fertilizantes y herbicidas requeridos, que -de paso- también son
producidos por la misma transnacional norteamericana.
“El gobierno
haitiano [de René Préval y su sucesor, Michel Martelly] utiliza el
terremoto para vender el país a las transnacionales”, denunció Chavannes
Jean Baptiste, coordinador del Movimiento de Campesinos de Papaye.
Monsanto es la compañía de semillas más grande del mundo: controla el
20% del mercado y el 90% de patentes biotecnológicas agrícolas.
El
devastador terremoto de enero 2010 dejó 300.000 muertos, medio millón de
heridos y destruyó un millón de hogares.
Según la Agencia Latinoamericana de Información, Alainet.org, las
ganancias de Monsanto en el trimestre que cerró el 28 de febrero de 2010
bajaron a 887 millones de dólares, contra 1.090 millones en el mismo
trimestre del año anterior, acusando una caída de 19%, atribuida por la
corporación a la disminución en las ventas de herbicidas y productos
químicos.
El director ejecutivo de la transnacional, Hugh Grant,
reconoció en abril de 2010 que no podrían recurrir al aumento de precios
para revertir las caída, ya que los agricultores no se muestran
dispuestos a pagar precios más altos por las nuevas líneas de semillas
transgénicas, algunas dos veces más caras que las variedades
tradicionales más cultivadas hoy en todo el mundo.
“Al no ser posible
subir el precio de sus productos, la única salida para Monsanto es
revertir la caída en su tasa de ganancia con la apertura de nuevos
mercados consumidores”, escribió Thalles Gomes en Alainet. No es
casualidad que a menos de un mes de esas palabras de Grant llegaran a
Haití las semillas de Monsanto.
De acuerdo con Chavannes Jean-Baptiste, coordinador del Movimiento
Campesino Papaye (MPP, por sus siglas en francés) y miembro de Vía
Campesina, en la actualidad existe escasez de semillas en Haití debido a
que “muchas familias rurales utilizaron su semilla de maíz para
alimentar a los refugiados”, escribió Julio Rojo en el número 131 de la
revista Diagonal publicada en Madrid el 28 de julio de 2010. Sin
embargo, denunció que detrás de la donación se esconde un intento de
colonización económica.
Monsanto jura que las semillas donadas son híbridas (producidas
manualmente, a través de polinizaciones cruzadas) y no transgénicas
(modificadas genéticamente), pero las organizaciones campesinas insisten
en que su introducción en Haití no incrementará la soberanía
alimentaria ni la autonomía campesina del empobrecido país,
principalmente porque las semillas no pueden ser reutilizadas cada año
sino que hay que comprárselas cada vez a Monsanto.
Y ése es,
precisamente, el negocio de la transnacional alimentaria que pretende
someter al mundo entero con sus semillas y los indispensables herbicidas
y demás productos químicos que también ella misma fabrica y vende.
Fuentes:
- Diagonal journal: “Monsanto hace negocios en Haití tras el terremoto”, Julio Rojo, 28 July 2010. http://www.diagonalperiodico.net/Monsanto-hace-negocio-en-Haiti.html
- Agencia Latina de Información: “Monsanto y el Proyecto Vencedor”, Thalles Gomes, 19 May 2010. http://www.alainet.org/active/38266
- Proyecto Censurado:
http://www.mediafreedominternational.org/2011/04/09/monsanto-tries-to-get-benefit-from-haiti’s-earthquake/
- Student Researchers: Joan Pedro, Luis Luján
- Faculty Evaluator: Dra. Ana I. Segovia, Universidad Complutense de Madrid, Madrid (Spain)
* Ernesto Carmona es periodista y escritor chileno.