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Gobierno “rebelde” libio propone establecimiento en su territorio de “super” base militar de la OTAN

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El nuevo gobierno de Libia hizo un llamamiento a los líderes de la OTAN para el establecimiento en su territorio de la mayor base militar de la OTAN del norte de África. 

Se supone que el grueso de las tropas será de los EE.UU., según fuentes diplomatico militares anonimas citadas en un analisis del Centro de Estudios y Pronósticos Estratégicos de Rusia.

Los lideres del Consejo de Transición Nacional de Libia creen que la creación de una base militar mejorará la situación del nuevo gobierno, va a crear empleos y ayudara a hacer frente a los restos de las fuerzas fieles a familia Gadafi, y otras etnias libias.

“Hasta ahora solo se realizan consultas. 

Sin embargo, el Departamento de Estado ha manifestado su consentimiento en el hecho de que la mayor parte de los militares en la base seran de EE.UU. 

Estamos hablando de un número de entre 15-20 mil militares de los cuales 12 000 – serán los representantes del Ejército de EE.UU., ahora se esta definiendo el lugar de la dislocacion de la base”. 

Segun la fuente. la base estará integrada por tropas terrestres, Fuerza Aérea y la Armada.

Se mencionan locaciones en Tripoli, Bengasi e inclusive Sirte.

Esta base, en su opinión, es necesaria para llevar a cabo operaciones militares contra Siria e Irán.

Mecanismo para controlar el tráfico de armas

Por otro lado, el senador ruso Mijaíl Marguélov declaró ayer que la comunidad internacional debe crear un mecanismo para controlar el tráfico de armas procedentes de los arsenales del antiguo régimen libio que pasaron a las manos de los rebeldes.

Según Marguélov, el mayor reto en el ámbito de la seguridad consiste para Libia en impedir la fuga de las armas que pertenecieron al régimen de Gadafi hacia el mercado negro africano.

“Además del esfuerzo actual de la ONU, que sin duda es positivo, es imprescindible crear un mecanismo internacional para controlar esta fuga de armas y si es necesario también decomisarlas”, instó Marguélov, presidente del Comité de Asuntos Internacionales del senado ruso y comisionado del Kremlin para la cooperación con los países de África.

Según explicó, los países de la región están preocupados ante el gran número de armas procedentes de Libia que están “realmente tirados de precio”. Según Marguélov, un sistema antiaéreo portátil se ofrece por el precio de dos fusiles Kaláshnikov.

Por otro lado, el comisionado del Kremlin afirmó que, aunque los partidarios del derrocado y ejecutado líder libio Muamar Gadafi aún tarden en abandonar la resistencia, apenas suponen una amenaza para las empresas rusas que desarrollan actividades en el país norteafricano.

“Los partidarios de Gadafi no han abandonado su lucha y aún tardarán en dejarla, pero nuestras compañías apenas operan en el sur de Libia y sobre todo operan en el norte del país, en la zona del Mediterráneo”, aseguró.

Según Marguélov, es precisamente en el sur de Libia, en la frontera con Malí, Sudán, Níger y Chad, donde puede haber focos de resistencia armada durante décadas.

El senado ruso opinó que no hay motivos para temer una revisión de los contratos rusos en Libia, puesto que benefician también a la parte libia.

Anunció además que Gazprom Neft, la división petrolera del gigante gasista ruso, reanudó sus operaciones en Libia junto con la italiana Eni, a la que compró hace un año el 50% de su participación en el proyecto libio Elephant.
“Para nosotros es muy importante la reanudación de actividades de empresas de infraestructuras. 

Una de nuestras petroleras, Gazprom Neft, ya ha reactivado sus operaciones junto con el grupo italiano Eni. Hay más proyectos pendientes de reactivar”, aseguró Marguélov.

La comunidad internacional debe crear un mecanismo para controlar el tráfico de armas procedentes de los arsenales del antiguo régimen libio que pasaron a las manos de los rebeldes, declaró hoy el senador ruso Mijaíl Marguélov.

Según Marguélov, el mayor reto en el ámbito de la seguridad consiste para Libia en impedir la fuga de las armas que pertenecieron al régimen de Gadafi hacia el mercado negro africano.

“Además del esfuerzo actual de la ONU, que sin duda es positivo, es imprescindible crear un mecanismo internacional para controlar esta fuga de armas y si es necesario también decomisarlas”, instó Marguélov, presidente del Comité de Asuntos Internacionales del senado ruso y comisionado del Kremlin para la cooperación con los países de África.

Según explicó, los países de la región están preocupados ante el gran número de armas procedentes de Libia que están “realmente tirados de precio”. Según Marguélov, un sistema antiaéreo portátil se ofrece por el precio de dos fusiles Kaláshnikov.

Por otro lado, el comisionado del Kremlin afirmó que, aunque los partidarios del derrocado y ejecutado líder libio Muamar Gadafi aún tarden en abandonar la resistencia, apenas suponen una amenaza para las empresas rusas que desarrollan actividades en el país norteafricano.

“Los partidarios de Gadafi no han abandonado su lucha y aún tardarán en dejarla, pero nuestras compañías apenas operan en el sur de Libia y sobre todo operan en el norte del país, en la zona del Mediterráneo”, aseguró.

Según Marguélov, es precisamente en el sur de Libia, en la frontera con Malí, Sudán, Níger y Chad, donde puede haber focos de resistencia armada durante décadas.

El senado ruso opinó que no hay motivos para temer una revisión de los contratos rusos en Libia, puesto que benefician también a la parte libia.

Anunció además que Gazprom Neft, la división petrolera del gigante gasista ruso, reanudó sus operaciones en Libia junto con la italiana Eni, a la que compró hace un año el 50% de su participación en el proyecto libio Elephant.

“Para nosotros es muy importante la reanudación de actividades de empresas de infraestructuras.

Una de nuestras petroleras, Gazprom Neft, ya ha reactivado sus operaciones junto con el grupo italiano Eni.

Hay más proyectos pendientes de reactivar”, aseguró Marguélov.

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