VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

Entre Londres y el Magreb

http://www.diarioelpeso.com/anteriores/2011/11082011/imagenes/imagen.jpg El pasado 4 de agosto, Mark Duggan, [29 años y de origen africano], fue asesinado por la policía en la ciudad de Londres

La hoy desacreditada Scotland Yard, no pudo sostener su versión del episodio, según la cual se sindicaba a Duggan como el causante de un enfrentamiento que motivó la réplica policial que terminó con su vida.

Los exámenes balísticos han revelado que un proyectil impactado en un equipo de radio que portaba un agente habría sido disparado por la propia policía y no por el joven asesinado.

Este hecho policial motivó que el sábado 6 de agosto, se hiciera una marcha frente a la comisaría de Tottenham, en la que participaron cientos de personas que solicitaban “justicia para Duggan”. 

Un altercado entre una joven mujer y un policía habría desencadenado los disturbios que fueron “in crescendo”. 

Los mismos comenzaron con el lanzamiento de botellazos y otros proyectiles contra coches policiales y continuaron con el incendio de uno de aquellos clásicos autobuses rojos de dos pisos, de tiendas y edificios y el posterior saqueo de los mismos.

En los días sucesivos, el estallido de violencia urbana se ha expandido a otros sectores de Londres e incluso al centro del país, las pérdidas materiales, se estiman importantes y por el momento parece incontrolable al punto que el propio Premier británico David Cameron ha autorizado a la policía para que utilice de balas de goma y cañones de agua.

Muchos advierten que no fueron esas las “herramientas” utilizadas en contra de la víctima Marck Duggan por la propia policía.

David Cameron ha declarado que se utilizará la extensa red de cámaras existente en el país para identificar y llevar ante la justicia a los responsables de saqueos y otros actos vandálicos: “…imagen por imagen todos los criminales serán identificados y arrestados y no vamos a dejar que falsas preocupaciones sobre derechos humanos se interpongan en ese camino…”, dijo el Premier.

Muchos se preguntan si la misma vocación por detener a los responsables de los actos de pillaje que ocurren durante las protestas en las calles, podría demostrarse con quienes han acribillado a Marc Duggan.
No es casual que en una ciudad como Londres considerada en otras épocas como una de las más seguras del mundo, un episodio en apariencias policial genere tantas repercusiones.

En este contexto podría interpretarse este fenómeno de violencia urbana como el resultado del surgimiento de una comunidad multicultural emergente, asfixiada dentro de la sociedad británica y que se ha desarrollado en la exclusión económica y bajo el estigma del racismo.

Tottenham, es un suburbio ubicado al norte de Londres que se caracteriza por una notable diversidad, ya que en este distrito conviven subsaharianos, afro-caribeños, polacos, judíos ortodoxos, turcos e ingleses blancos que se mezclan por calles repletas de pequeños comercios, restaurantes de diferentes nacionalidades, polígonos industriales y talleres.

Muchos de estos grupos étnicos tienen bajos estándares económicos y habitan en edificios degradados y han sido perjudicados por las políticas económicas implementadas en los últimos años. 

El abuso policial perpetrado en contra de Mark Duggan no ha sido más que la gota que ha colmado un vaso repleto de violaciones a la dignidad humana en contra de estos sectores sociales postergados.

En este escenario subyace una amenaza de conflicto social que enfrenta a oportunistas y saqueadores con personas pertenecientes a diferentes culturas y etnias que se oponen tanto a la violencia de la policía como a la de los delincuentes que se aprovechan de las protestas para robar.

Prueba de ello es el atentado que costó la vida tres jóvenes musulmanes en Birminghan cuando al defender a las tiendas del barrio fueron atropellados ex profeso por una combi. 

En esta oportunidad, asiáticos y somalíes hicieron huir a los saqueadores.

En Southhall, la comunidad sij sacó a cientos de hombres a la calle para proteger sus templos.

Armados con palos y machetes, 200 hombres de todas las edades vigilaban sus pertenencias después de saber que en el vecino distrito de Ealing habían ocurridos terribles saqueos. 

En todos los casos, la policía brilló por su ausencia.

Existe un peligro que esta comunidad multicultural, bajo la presión de la pobreza, el racismo y la injusticia termine derivando en un complejo conflicto racial, ante la indiferencia y torpeza de las autoridades, que a la sazón se encontraban vacacionando. 

De hecho David Cameron tuvo que interrumpir sus vacaciones en Italia para ocuparse del tema y no tuvo mejor idea que recurrir a la amenaza indiscriminada y políticamente incorrecta para disimular su falta de competencia para afrontar la crisis.

Scotland Yard ha sindicado a las redes sociales como Twitter de promover estos incidentes y propagar rumores sobre supuestas provocaciones de los agentes en las protestas. 

En declaraciones a la emisora británica BBC, el subinspector Steve Kavanagh ha afirmado que "los medios sociales y otros métodos han sido empleados para organizar estos niveles de criminalidad".

Resulta llamativo que las redes sociales e internet, que han visibilizado los abusos cometidos por las fuerzas policiales, sean acusadas en Inglaterra de cierta complicidad o funcionalidad en la organización de actos criminales cuando en realidad lo que han hecho en estos casos es desenmascarar lo que se pretende ocultar.

El mensaje que envían autoridades como Kavanagh, encubre el propósito o el deseo cada vez menos disimulado de limitarlas.

Es oportuno recordar que, paradójicamente, las redes sociales en el Magreb [África del norte] fueron vistas por occidente como un vehículo para la libertad, por que sirvieron como herramienta contra los abusos de los gobiernos autocráticos de la región y movilizaron a decenas de miles de personas en contra de los mismos.

¿Acaso los abusos de los gobiernos occidentales deben preservarse del peligro libertario de las redes sociales?

Muchas preguntas se plantean a partir de la cada vez más generalizada resistencia civil tanto en distintos países europeos como en España, Grecia e Italia como en los países árabes del Magreb o del cercano oriente.

¿Tienen estos conflictos sociales algún punto de contacto?

¿El movimiento de “indignados” en España podría derivar en los niveles de violencia que están ocurriendo en Inglaterra

¿Pueden asimilarse los movimientos de resistencia popular en Europa a los acontecidos en el Magreb y que han provocado cambios de gobierno en algunos países árabes?

Algunos puntos de contacto podemos encontrar:

Primero: todos estos movimientos tienen una importante base popular que trasciende cualquier manipulación mediática, sectaria o política de quienes intentan beneficiarse con los mismos.

Segundo: En todos estos fenómenos han tenido un gran protagonismo las redes sociales como una arista no calculada de la globalización de las tecnologías de la información y de la comunicación.

Tercero: En todos estos movimientos la gente que los protagoniza sufre algún tipo de exclusión [política, económica o racial].

Cuarto: las personas que protestan están vinculadas con algún esquema de concentración contra-fáctico a la democracia.

Estas personas, o son víctimas de la concentración económica que los transforma en marginados de la sociedad sin esperanza y con poco o nada que perder como está sucediendo cada vez más en Europa; o son víctimas de un esquema de concentración política que asfixia sus libertades civiles políticas y culturales como en los países árabes del Magreb.

El desafío de este post-moderno concierto mundial, tal vez estribe en la imperiosa necesidad de identificar quiénes son y dónde están los victimarios de los cada vez más numerosos excluidos del mundo.

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