Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)
1. Eso de la llamada “delincuencia organizada”, que se rifa en los campos y las calles con el ejército, no me queda nada claro; todas las informaciones y calificaciones de asesinos, secuestradores y narcotraficantes que me llegan son del gobierno, de los medios de información y de los grandes empresarios.
Sin embargo algunas veces se cuela en esa información que también el ejército y la policía asesinan, que los secuestros son siempre contra los empresarios y negociantes y que entre los jefes del narcotráfico están altos magnates de cuello blanco.
Más aún he leído que los famosos Zetas están integrados por altos exjefes y exsoldados del ejército. Si fuera tonto sin pensar diría que los que están en el poder político y económico son los buenos y la llamada “delincuencia organizada” son los malos; pero da la casualidad que éstos están derrumbando al gobierno y secuestrando a los ricos y ahora no se qué pensar.
7. Calderón debe renunciar inmediatamente para que no siga desgraciando al país; de la misma manera que Fox y muchos gobiernos priístas debieron hacerlo cuando veíamos que estaban destruyendo el empleo, las inversiones, la desconfianza. Si hubiésemos sido fuertes para ponerles un alto quizá sólo les debimos dar tres años de gobierno y no seis a cada uno de ellos.
2. Como dicen por aquí “Calderón –desesperado- no quiere queso sino salir de la ratonera”. Por simple “orgullo” y presión de panistas y un sector de empresarios, no ha renunciado, pero hace mucho que debió dejar la Presidencia porque a diario se ve claramente su desgobierno: cero en economía, cero en política, cero en empleos, cero en seguridad, cero en educación y cero en servicios de salud; pero 100 en verborrea y en gastos en TV y radio. La bronca es que si renuncia, como sólo lo ha hecho un presidente (Ortiz Rubio) en 1932, ¿quién lo sustituirá para terminar su sexenio y hacer elecciones?
Como están las cosas seguro que sería otro panista o un priísta con el fin de aplicar una política “diferente”, que en realidad sería más de lo mismo. Pero a mi me gustaría su renuncia para ver los refuegos políticos, observar a los saltinbanquis y escuchar el oportunismo en las declaraciones. Pero todo seguirá igual de peor.
3. La realidad es que Calderón le hizo honor a su ilegitimidad como presidente. Tomó posesión de la Presidencia con el apoyo del ejército y ha gobernado junto a él ocupando el país. El narcotráfico operaba desde antes en varios estados de la nación y avanzaba lentamente, sin desesperación, al ritmo en que surtía al gran mercado norteamericano de la droga; pero Calderón necesitaba un pretexto “válido” para que los militares le den cobertura a su gobierno, sólo sustentado en la fuerza de los grandes empresarios y los medios de información.
Entonces, sin conocer lo que podría pasar, “removió fuerte el avispero” provocando una gran reorganización de los jefes del narcotráfico, de otros organismos débiles entonces y del ejército (los zetas) al servicio de éstos. Durante sus cuatro años de gobierno no ha podido escapar de esa realidad que él mismo creó y los más terrible y condenable es que han muerto más de 30 mil en medio de la guerra.
4. Calderón se derrumba demostrando que no tiene siquiera la menor capacidad para garantizar la vida de turistas yanquis y trabajadores de una decena de países que pasan por México; no me explico como el gobierno gringo y empresarios inversionistas –al no garantizar sus ganancias- no se han deshecho de él. Porque, aunque los inversionistas meten en los bancos ganancias de muchos millones de dólares, la realidad es que podrían obtener mucho más con un gobierno estable que controle la situación.
¿O será mejor para los gringos tener un gobierno débil, tonto, para usarlo como su cachorro, que un gobierno fuerte que no pudieran mover a su antojo? No debe olvidarse que los yanquis hicieron siempre magníficos negocios en México durante los gobiernos priístas, pero a partir de 1982 –con el neoliberalismo, sobre todo en los últimos dos gobiernos panistas- su dominio se acrecentó y nadie puede demostrar lo contrario.
5. El permanente derrumbe de Calderón –desafortunadamente- no será por los movimientos sociales o por los partidos de izquierda y socialdemócratas; éstos han sido paralizados, derrotados, divididos o se han autoderrotado. Si tuviéramos en México una izquierda fuerte y una importante lucha social no solo estaríamos en las calles exigiendo la renuncia de Calderón sino también asegurando que lo sustituya un equipo que garantice todas las libertades para los trabajadores, en primer lugar la de manifestación y de protesta.
Porque obviamente no podemos decir que nos vale un comino lo que suceda; no debe olvidarse que todos los gobiernos siempre se valen del ejército, la policía, los tribunales y las cárceles, y la única manera de frenarlos es mediante el movimiento de masas. Así que debemos buscar siempre el logro de mayores espacios de libertad para los campesinos, obreros, estudiantes, ciudadanos.
6. ¿O, acaso, no te has dado cuenta que todos los miembros de la clase política quieren limitar, para luego prohibir, las manifestaciones de protesta en las calles con el fin de privilegiar a los automovilistas? ¿No has visto que todos los medios de información hacen campaña contra las libertades ciudadanas –en particular la de manifestación de los trabajadores- diciendo que la ciudad es de todos?
Sí, la ciudad es de todos, de las mayorías que viven en ellas, de los trabajadores; no solamente de los comerciantes, industriales, banqueros y riquillos. Las manifestaciones nunca deberán prohibirse aunque estas sean pequeñitas o muy minoritarias por el hecho de existir un gobierno popular o autogobierno de la amplia mayoría de los trabajadores.
También las minorías tienen todo el derecho de manifestarse. ¿O se piensa acaso que con un gobierno popular ya no habrán personas que insistan en pensar diferente?
7. Calderón debe renunciar inmediatamente para que no siga desgraciando al país; de la misma manera que Fox y muchos gobiernos priístas debieron hacerlo cuando veíamos que estaban destruyendo el empleo, las inversiones, la desconfianza. Si hubiésemos sido fuertes para ponerles un alto quizá sólo les debimos dar tres años de gobierno y no seis a cada uno de ellos.
También el ejército y la policía federal deben regresar a sus cuarteles mediante un acuerdo para calmar las confrontaciones. ¿O, por que el muy hombrecito Calderón, siempre con “mano dura”, no encabeza una brigada de militares en Tamaulipas, Sinaloa o Ciudad Juárez?
Si en 2006 el problema era el narcotráfico, que surtía espléndidamente el mercado de los EEUU, ¿por qué ahora le han cambiado (¿quién?) a “combate contra el terrorismo” convirtiendo todo en persecución política a la disidencia real? ¿O ya se ha iniciado la nueva revolución y yo sin darme cuenta?.