“Al veneno y al puñal, al diente de la serpiente, cierra la muralla. Al corazón del amigo, al ruiseñor en la flor, abre la muralla.”
Ya es noticia vieja el hundimiento de la plataforma petrolera de la British Petroleum. Sin embargo, continúan siendo noticias cotidianas y actuales los esfuerzos realizados por poner fin a las graves consecuencias ecológicas y económicas que ese suceso trágico ocasiona para la biodiversidad y para millones de personas a cuyos territorios llega la marea contaminadora con sus presagios y daños desastrosos.
De ello se habla en la prensa, en el Congreso y Presidencia de los Estados Unidos y, por supuesto, se habla y se expresan, por medio de las protestas, los ciudadanos afectados en un área inmensa del territorio norteamericano. Y la amenaza no parece terminar allí y se desplaza hacia las aguas o territorios de otros países.
¿Causas del desastre? Las violaciones y el incumplimiento de las normas de seguridad por los que manejan esa plataforma, apresurados más por obtener las mayores ganancias que por ser abanderados de proteger la naturaleza ante un posible accidente. Al respecto, se conocen algunas de las revelaciones en torno al tema, aunque se prosiguen las investigaciones por comisiones o mecanismos diversos para conocer la magnitud del derrame de petróleo y la determinación de los daños reales, muchos de los cuales serán irreparables. Lo lamentable desde los mismos inicios del accidente, son las muertes ocurridas del personal que operaba esa plataforma.
La otra plataforma es de naturaleza política y sus operadores no son trabajadores como los de la British Petroleum que se juegan la vida y viven los azares en medio del mar tranquilo o proceloso del Golfo de México, sino un grupo de artistas e intelectuales, de menor o mayor valía en sus campos respectivos, que de la noche a la mañana, y presurosos ante la Conferencia Cumbre de la Unión Europea y América Latina, se decidieron a construir, ¿sería por propia iniciativa o sugerida por titiriteros de Europa o de los Estados Unidos?, y lanzar, seguramente sin las debidas medidas de seguridad moral y política, la llamada plataforma para la democratización en Cuba. Un engendro que pertenece desde ya a la Agencia de Injerencia española. Esa plataforma se irá a pique indefectiblemente en el muladar de la historia, y correrán la suerte de una muerte moral todos aquellos que no la abandonen a tiempo para salvarse de la infamia y del deshonor.
Leyendo el nombre de los promotores, firmantes o adherentes, uno puede llegar a la conclusión de que lamentamos o nos duele la presencia de algunos pocos reconocidos por sus valores artísticos, conocidos y admirados en Cuba, pero la mayoría son de poca monta, como dicen en mi pueblo, aunque puedan ser estrellas en su medio en tierra española. La presencia de algunos que, después diré, nos causa asombro, y tal parece que como todas las cosas en las Viñas del Señor, algunos se montaron en la plataforma apresurada y, tal vez, impensadamente, como si hubieran visto de repente el Arca de Noé, y pretendieran salvarse, por si acaso el mundo se hundía a consecuencia de un diluvio imperial, o mejor, pensando que se hundiría ese pedacito de tierra en el mar Caribe llamado Cuba.
El leit motiv fundamental de esas personas parece ser, según declaran con énfasis “la existencia de una dictadura en Cuba”, y actuando como como pitonisas y ojalateras trasnochadas, se permiten a afirmar ”que se derrumbará a corto plazo”. Olvidan, no conocen o no quieren reconocer que el pueblo de Cuba, -sí, este mismo pueblo vilipendiado por la reacción mundial-, tiene una historia pasada y presente de carácter homérico que el mundo contemporáneo reconoce.
Los habitantes de la potencia colonizadora, -“esa madre España” para la cual no albergamos odio a pesar de los pesares-, si no fueran ignorantes o indiferentes a la historia, debían reconocer y quitarse el sombrero ante el heroísmo y el sacrificio que, por ser libre e independiente, demostró el pueblo cubano luchando contra verdaderas dictaduras durante siglos, así como luchará hasta que pretendan avasallarlo. Sin embargo, hoy esos cuatro gatos que hoy viven mullidamente en sus lares gracias a sus dotes personales y al medio en que se han desarrollado, pretenden erigirse en salvadores de un pueblo que ha sabido luchar hasta la muerte contra el imperio español en el siglo XIX y contra el imperio yanqui, el más poderoso de la historia, durante el siglo XX y XXI.
Debieran saber esos intelectuales que pretenden defender a sus adorados vendepatrias, que hoy esos militan en las filas del enemigo, están enrolados en sentimientos y acción con ellos, y cobran su paga religiosamente, y, al respecto, no son muy desprendidos que digamos. No se extrañe nadie de este fenómeno de traición a la patria, porque es conocido que en nuestras luchas por la independencia patria, por nuestra libertad, soberanía y autodeterminación plenas, también esas almas vendidas al mejor postor estaban enroladas al ejército español como voluntarios, y sus actuaciones son de triste recordación. Baste recordar el episodio en que debido a la alharaca y exigencias de los voluntarios al gobernador español de entonces, condujo al fusilamiento de 8 inocentes estudiantes de medicina el 27 de Noviembre de 1871, y que hizo proclamar en versos a nuestro Héroe Nacional José Martí, ¿conocen y comulgan con sus ideas nuestros “ilustres plataformistas”?: “Cuando se cae un brazos de la patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe, y empieza, al fin, con el morir la vida”.
Debiera ser conocido que este pueblo jamás ha soportado ni soportará dictadura alguna, porque como dijera Martí: “La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio”. Así que sepan los “ilustres” autores o firmantes del manifiesto contra Cuba, que es una verdad incontrovertible que el pueblo de Cuba en armas durante la independencia, en un momento de la guerra libertaria, tuvo que enfrentarse a un mayor número de soldados del ejército español, que todos los soldados que poseían las tropas coloniales de todas las potencias europeas, en su conjunto, en los momentos en que todos los países de América libraron sus luchas y conquistaron su independencia.
Debieran saber que ningún otro pueblo en el mundo, en la historia conocida de la humanidad, ha sufrido o pagado un mayor precio, en número de muertos, en proporción con su población, que Cuba, en su afán de conquistar su libertad a través de sus luchas independentistas frente a España: en ese momento histórico: se produjo el exterminio de un tercio de la población cubana.
También debieran saber que en la república neocolonial, bajo la égida de los Estados Unidos, el pueblo de Cuba siempre supo derribar a todos los tiranos que pretendieron ahogarlo en sangre por su rebelde defensa de la libertad. Al dictador Gerardo Machado se derribó con las manos sin armas, pero con puños airados y violentos, por medio de manifestaciones y acciones explosivas de resistencia civil. Y al último dictador, Fulgencio Batista, armado hasta los dientes por el Gobierno de los Estados Unidos, asesorado y apadrinado como un hijo predilecto que fue, se le derribó también, esta vez con las armas y las miles de formas de resistencia, en una lucha de vida o muerte que costó veinte mil muertos, y cuyo guía insigne fue su Comandante en Jefe Fidel Castro.
También es conocida la dictadura que en nuestro hemisferio representaba los Estados Unidos, que luego se hizo extensiva al resto del mundo, y cuando quiso llevarla a los hechos contra la Revolución Cubana, como había hecho con sus invasiones en todo el siglo contra los países de nuestra América, este pueblo levantisco, estoico e indomable, sepultó en las arenas de Playa Girón las ínfulas de prepotencia y poderío y el sueño pérfido de someterlo a su dictadura con su tropa teledirigida de apátridas agresores integrados en la Brigada mercenaria.
Pretendieron algo parecido en la Crisis de Octubre en 1962, y para humillar al pueblo digno y rebelde de Cuba, pretendieron, a través de un acuerdo inconsulto y alcanzado a espalda del Gobierno de Cuba, inspeccionar en suelo cubano el desmantelamiento de la cohetería de la Unión Soviética. Y ya se sabe que, ni aún en medio de aquella amenaza de guerra nuclear, hasta ahora sin un incidente similar posterior, se permitió que fuerzas extranjeras algunas pisaran el suelo sagrado de la patria. Y el enemigo sabía que no se trataba de meras palabras o pronunciamientos, sino de la más resuelta determinación de no ceder ante el chantaje de la fuerza, por descomunal que pareciera o fuera realmente.
Así que deben saber los plataformistas engreídos que aquí en esta tierra, podrán existir cuántas insatisfacciones se quieran por lo que nos falta por conseguir, a causa, entre otras razones, por el acoso y la presión a que se le somete por el bloqueo y la llamada “posición común”.
¿Qué son sino manifestaciones de la dictadura imperial y mundial las leyes Torricelli y la Helms Burton? ¿Qué son la ley de Ajuste Cubana y cuantas disposiciones y mamotretos para la transición política en Cuba, han sido dictadas por los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos? ¿Qué es la posición común acordada por la Unión Europea, adoptada bajo la batuta de ese personajillo mediocre llamado Aznar, y que en la actualidad anda todavía ASNANDO en los temas de Cuba? Ah, debo aclarar que en español castizo el término “asnando” procede del vocablo asno. ¿Y qué es la última declaración injerencista del Parlamento Europeo sobre los derechos humanos en Cuba, sino una manifestación palmaria del intento de ejercicio dictatorial desde Europa?
¿Causas del desastre? Las violaciones y el incumplimiento de las normas de seguridad por los que manejan esa plataforma, apresurados más por obtener las mayores ganancias que por ser abanderados de proteger la naturaleza ante un posible accidente. Al respecto, se conocen algunas de las revelaciones en torno al tema, aunque se prosiguen las investigaciones por comisiones o mecanismos diversos para conocer la magnitud del derrame de petróleo y la determinación de los daños reales, muchos de los cuales serán irreparables. Lo lamentable desde los mismos inicios del accidente, son las muertes ocurridas del personal que operaba esa plataforma.
La otra plataforma es de naturaleza política y sus operadores no son trabajadores como los de la British Petroleum que se juegan la vida y viven los azares en medio del mar tranquilo o proceloso del Golfo de México, sino un grupo de artistas e intelectuales, de menor o mayor valía en sus campos respectivos, que de la noche a la mañana, y presurosos ante la Conferencia Cumbre de la Unión Europea y América Latina, se decidieron a construir, ¿sería por propia iniciativa o sugerida por titiriteros de Europa o de los Estados Unidos?, y lanzar, seguramente sin las debidas medidas de seguridad moral y política, la llamada plataforma para la democratización en Cuba. Un engendro que pertenece desde ya a la Agencia de Injerencia española. Esa plataforma se irá a pique indefectiblemente en el muladar de la historia, y correrán la suerte de una muerte moral todos aquellos que no la abandonen a tiempo para salvarse de la infamia y del deshonor.
Leyendo el nombre de los promotores, firmantes o adherentes, uno puede llegar a la conclusión de que lamentamos o nos duele la presencia de algunos pocos reconocidos por sus valores artísticos, conocidos y admirados en Cuba, pero la mayoría son de poca monta, como dicen en mi pueblo, aunque puedan ser estrellas en su medio en tierra española. La presencia de algunos que, después diré, nos causa asombro, y tal parece que como todas las cosas en las Viñas del Señor, algunos se montaron en la plataforma apresurada y, tal vez, impensadamente, como si hubieran visto de repente el Arca de Noé, y pretendieran salvarse, por si acaso el mundo se hundía a consecuencia de un diluvio imperial, o mejor, pensando que se hundiría ese pedacito de tierra en el mar Caribe llamado Cuba.
El leit motiv fundamental de esas personas parece ser, según declaran con énfasis “la existencia de una dictadura en Cuba”, y actuando como como pitonisas y ojalateras trasnochadas, se permiten a afirmar ”que se derrumbará a corto plazo”. Olvidan, no conocen o no quieren reconocer que el pueblo de Cuba, -sí, este mismo pueblo vilipendiado por la reacción mundial-, tiene una historia pasada y presente de carácter homérico que el mundo contemporáneo reconoce.
Los habitantes de la potencia colonizadora, -“esa madre España” para la cual no albergamos odio a pesar de los pesares-, si no fueran ignorantes o indiferentes a la historia, debían reconocer y quitarse el sombrero ante el heroísmo y el sacrificio que, por ser libre e independiente, demostró el pueblo cubano luchando contra verdaderas dictaduras durante siglos, así como luchará hasta que pretendan avasallarlo. Sin embargo, hoy esos cuatro gatos que hoy viven mullidamente en sus lares gracias a sus dotes personales y al medio en que se han desarrollado, pretenden erigirse en salvadores de un pueblo que ha sabido luchar hasta la muerte contra el imperio español en el siglo XIX y contra el imperio yanqui, el más poderoso de la historia, durante el siglo XX y XXI.
Debieran saber esos intelectuales que pretenden defender a sus adorados vendepatrias, que hoy esos militan en las filas del enemigo, están enrolados en sentimientos y acción con ellos, y cobran su paga religiosamente, y, al respecto, no son muy desprendidos que digamos. No se extrañe nadie de este fenómeno de traición a la patria, porque es conocido que en nuestras luchas por la independencia patria, por nuestra libertad, soberanía y autodeterminación plenas, también esas almas vendidas al mejor postor estaban enroladas al ejército español como voluntarios, y sus actuaciones son de triste recordación. Baste recordar el episodio en que debido a la alharaca y exigencias de los voluntarios al gobernador español de entonces, condujo al fusilamiento de 8 inocentes estudiantes de medicina el 27 de Noviembre de 1871, y que hizo proclamar en versos a nuestro Héroe Nacional José Martí, ¿conocen y comulgan con sus ideas nuestros “ilustres plataformistas”?: “Cuando se cae un brazos de la patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe, y empieza, al fin, con el morir la vida”.
Debiera ser conocido que este pueblo jamás ha soportado ni soportará dictadura alguna, porque como dijera Martí: “La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio”. Así que sepan los “ilustres” autores o firmantes del manifiesto contra Cuba, que es una verdad incontrovertible que el pueblo de Cuba en armas durante la independencia, en un momento de la guerra libertaria, tuvo que enfrentarse a un mayor número de soldados del ejército español, que todos los soldados que poseían las tropas coloniales de todas las potencias europeas, en su conjunto, en los momentos en que todos los países de América libraron sus luchas y conquistaron su independencia.
Debieran saber que ningún otro pueblo en el mundo, en la historia conocida de la humanidad, ha sufrido o pagado un mayor precio, en número de muertos, en proporción con su población, que Cuba, en su afán de conquistar su libertad a través de sus luchas independentistas frente a España: en ese momento histórico: se produjo el exterminio de un tercio de la población cubana.
También debieran saber que en la república neocolonial, bajo la égida de los Estados Unidos, el pueblo de Cuba siempre supo derribar a todos los tiranos que pretendieron ahogarlo en sangre por su rebelde defensa de la libertad. Al dictador Gerardo Machado se derribó con las manos sin armas, pero con puños airados y violentos, por medio de manifestaciones y acciones explosivas de resistencia civil. Y al último dictador, Fulgencio Batista, armado hasta los dientes por el Gobierno de los Estados Unidos, asesorado y apadrinado como un hijo predilecto que fue, se le derribó también, esta vez con las armas y las miles de formas de resistencia, en una lucha de vida o muerte que costó veinte mil muertos, y cuyo guía insigne fue su Comandante en Jefe Fidel Castro.
También es conocida la dictadura que en nuestro hemisferio representaba los Estados Unidos, que luego se hizo extensiva al resto del mundo, y cuando quiso llevarla a los hechos contra la Revolución Cubana, como había hecho con sus invasiones en todo el siglo contra los países de nuestra América, este pueblo levantisco, estoico e indomable, sepultó en las arenas de Playa Girón las ínfulas de prepotencia y poderío y el sueño pérfido de someterlo a su dictadura con su tropa teledirigida de apátridas agresores integrados en la Brigada mercenaria.
Pretendieron algo parecido en la Crisis de Octubre en 1962, y para humillar al pueblo digno y rebelde de Cuba, pretendieron, a través de un acuerdo inconsulto y alcanzado a espalda del Gobierno de Cuba, inspeccionar en suelo cubano el desmantelamiento de la cohetería de la Unión Soviética. Y ya se sabe que, ni aún en medio de aquella amenaza de guerra nuclear, hasta ahora sin un incidente similar posterior, se permitió que fuerzas extranjeras algunas pisaran el suelo sagrado de la patria. Y el enemigo sabía que no se trataba de meras palabras o pronunciamientos, sino de la más resuelta determinación de no ceder ante el chantaje de la fuerza, por descomunal que pareciera o fuera realmente.
Así que deben saber los plataformistas engreídos que aquí en esta tierra, podrán existir cuántas insatisfacciones se quieran por lo que nos falta por conseguir, a causa, entre otras razones, por el acoso y la presión a que se le somete por el bloqueo y la llamada “posición común”.
¿Qué son sino manifestaciones de la dictadura imperial y mundial las leyes Torricelli y la Helms Burton? ¿Qué son la ley de Ajuste Cubana y cuantas disposiciones y mamotretos para la transición política en Cuba, han sido dictadas por los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos? ¿Qué es la posición común acordada por la Unión Europea, adoptada bajo la batuta de ese personajillo mediocre llamado Aznar, y que en la actualidad anda todavía ASNANDO en los temas de Cuba? Ah, debo aclarar que en español castizo el término “asnando” procede del vocablo asno. ¿Y qué es la última declaración injerencista del Parlamento Europeo sobre los derechos humanos en Cuba, sino una manifestación palmaria del intento de ejercicio dictatorial desde Europa?
Contra todas esas dictaduras que han pretendido y pretenden torcer su rumbo y entorpecer sus destinos, los cubanos pueden declarar muy bien, con la pasión de Simón Bolívar, que frente al pertinaz empeño de los gobernantes de Estados Unidos y de otras potencias de sostener lo que no es defendible sino atacando nuestros derechos, Cuba afirma que no permitirá que se ultraje y desprecie al gobierno y los derechos de los cubanos.
Defendiendo la dignidad e independencia de Cuba han vivido y luchado millones de cubanos, han muerto millares y millares de ellos, y las nuevas generaciones están dispuestas y ansían merecer igual suerte. Lo mismo es para Cuba combatir contra Estados Unidos por sus derechos e independencia, que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofendiera y la agrediera.
En el mundo del mañana debe esperarse que prevalezcan los mejores sentimientos, las mejores acciones y las mejores ansias de la humanidad. En ese mundo del mañana, bajo el imperio de la paz y la amistad, liberado del miedo y la miseria, esperamos que Cuba pueda realizar plenamente los sueños que hoy atesora. Mientras esa hora llega, Cuba debe seguir oteando el horizonte, seguir armada de su verdad, seguir alzando su dignidad y rebeldía y continuar forjando su victoria.
Además, Cuba patentiza con las palabras de Martí que “nada piden los cubanos al mundo, sino el conocimiento y respeto de sus sacrificios, y dan al universo su sangre (..) Y al mundo preguntamos, seguros de la respuesta, si el sacrificio de un pueblo generoso, que se inmola por abrirse a él, hallará indiferente o impía a la humanidad por quien se hace”.
Como también existe una referencia a Fidel y a los líderes de la Revolución Cubana, es pertinente responder que Fidel, su guía histórico, es inalcanzable por su altura, por su vida de combate y de virtud, por su obra humanitaria y solidaria para su pueblo y para los pueblos del mundo.
Todos esos pigmeos morales, sin importar su pedigrí de jauría reaccionaria, aunque se coliguen a nivel mundial, no podrán empañar o anular lo que ya la historia reconoce y la humanidad mayoritariamente enaltece: es un grande de nuestro tiempo o de todos los tiempos, que tuvo como destino enfrentar al imperio más poderoso de la tierra e intentar, lográndolo hasta sus posibilidades, de contribuir a la defensa, la liberación, al desarrollo, a la autodeterminación, a la unidad y a la felicidad de su pueblo y los demás pueblos pobres del mundo. ¿Puede eso negarlo alguien que no sea una víbora reaccionaria y troglodita?
Finalmente, porque todo debe tener un final, aunque sea lamentable o triste, quisiéramos que algún día, y eso no esperamos que sea ahora mismo necesariamente, algunos personajes admirados por nuestro pueblo, se bajaran, escaparan de esa Arca de Noé apócrifa y ficticia, arrepentidos de que en un mal momento de confusión, se adhirieron a esa plataforma contra Cuba. Sólo me referiré a dos de ellos: Ana Belén y Victor Manuel.
Porque tal vez debieron recordar, o quizás después de firmar hayan recordado, aquellos días en La Habana, en que en los jardines de una casona acogedora, con la presencia de “un abuelo negro” llamado Nicolás Guillén, Presidente de la Unión Nacional de Escritores de Cuba, y aclamado por el pueblo como nuestro Poeta Nacional, ambos compartían, admiraban y reverenciaban a aquel hombre humilde y encantador, “aquel “negro bembón” según uno de sus versos, y alma de niño.
En aquellas tertulias familiares por su clima, Guillén recitaba sus poemas con aquella voz atronadora y musical, y Ana y Victor Manuel cantaban angelicalmente los versos de aquel poeta comunista desde siempre, y que estuvo en tierras españolas durante la guerra contra la República Española. Mientras el acto cultural transcurría, un coro de gente numerosa imantaba el ambiente cálido con la admiración y el cariño por los dos jóvenes cantores españoles.
Mucho más se les podría decir a Ana Belén y a Victor Manuel, quienes incluso mantienen relaciones con artistas de nuestro patio a los que seguramente han infligido alguna herida, pero basta recordarles a ambos, si en su interior guardaban o guardan la esencia del poema LA MURALLA, que tan bien musicalizaron y cantaron, ¿te acuerdas Ana Belén y Victor Manuel? Sé que se lo saben íntegro de memoria, pero no sé, verdad que no sé, si saben su significación frente a los enemigos de Cuba y, lo que es más importante, si esos versos los llevan en el corazón.
Así que por ahora basta recordar, inscribir en todas las paredes y cantar con las voces de los seres capaces de resistir sin rendirse ni confundir dónde flota la bandera por la cual es un honor luchar hasta la muerte.
Así que sólo un fragmento de la MURALLA a manera de conclusión:
“Para hacer esta muralla,/ tráiganme todas las manos: / Los negros, su manos negras, / los blancos, sus blancas manos./ Ay, una muralla que vaya / desde la playa hasta el monte, / desde el monte hasta la playa, bien, / allá sobre el horizonte./”
……………………………
“Al corazón del amigo,/ abre la muralla; / al veneno y al puñal, / cierra la muralla; / al mirto y la yerbabuena, / abre la muralla; /
al diente de la serpiente, / cierra la muralla; / al ruiseñor en la flor,/ abre la muralla.”
Así que, queridos lectores, como dice el poema, ante un toque representado por el “¡tun, tun!”, del poema, siempre cabe la pregunta: “¿Quién es?” Si la respuesta procede del enemigo, no importa los ropajes con que se presente o pretenda disfrazarse, se cierra LA MURALLA. Si la respuesta es de los amigos, estos siempre se conocen, se abre LA MURALLA, que es lo mismo que los brazos y el corazón de la Cuba leal y digna..