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La Segunda Internacional Obrera (1889-1916)

Congreso de la Segunda Internacional celebrado en Londres en 1913. Ampliar imagen F Fue fundada en 1889. Su sede se estableció en Bruselas.
Si la Primera Internacional había albergado en su seno -al menos en sus comienzos- una amplia gama de tendencias, la Segunda, una vez expulsados los anarquistas en 1893, adoptó una clara orientación socialista marxista.


La integraron una serie de partidos socialistas de distintas nacionalidades organizados en una federación.
Reivindicación de la jornada de 8 horas en Francia. 1906
Reivindicando la jornada de 8 horas
Entre los objetivos fundamentales de la asociación destacó la búsqueda de una legislación que mejorara las condiciones de vida de los trabajadores (subsidios de desempleo, protección social, etc) y, de forma especial, el empeño en la instauración de la jornada de ocho horas.
Signos distintivos de la II Internacional fueron la institución de la jornada del Primero de Mayo como fiesta reivindicativa (Día Internacional del Trabajo), la del 4 de marzo (Día Internacional de la Mujer Trabajadora) y el famoso himno conocido como de la Internacional. Himno de la Internacional. En español. Formato MP3 (1,38 Mb) Texto de la Internacional
Grabado alusivo al  1 de mayo realizado por el artista y anarquista Jules Grandjouan. Ampliar imagen
1 de mayo. Grabado
Entre los principales problemas a los que hubo de enfrentarse, destacó el de la controversia ideológica de dos grupos:
El radical, compuesto por los marxistas ortodoxos, partidarios de una revolución como fórumula para destruir el capitalismo y cambiar la sociedad. Una de sus principales figuras fue Rosa Luxemburgo.
Rosa Luxemburgo. Ampliar imagen
R. Luxemburgo
Eduard Bernstein. Ampliar imagen
E. Bernstein
El más moderado, de carácter reformista, denominado “revisionista”, pues discutía algunos puntos de la teoría marxista, como el de la lucha de clases o el materialismo histórico. Entre sus representantes destacó Eduard Bernstein, que preconizaba llegar al socialismo mediante una vía pacífica con la participación de los trabajadores en el juego parlamentario.
La Segunda Internacional recibió el golpe de gracia tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, conflicto que fue incapaz de evitar.
La clase trabajadora, dividida entre los sentimientos patrióticos y el ideal de solidaridad internacional, optó por los primeros, se enroló en los ejércitos contendientes y abandonó la causa que inspiraba la organización.
Voluntarios británicos a la espera de recibir entrenamiento militar. Ampliar imagen
Voluntarios británicos
No pudiendo resolver esa contradicción, en 1916 se disolvía la Internacional.
En 1917, a raíz del triunfo de la Revolución Rusa, se impusieron las tesis de aquellos que, como Lenin, el líder de los bolcheviques, abogaban por las tesis marxistas más radicales.
Proyecto del monumento a la  Tercera Internacional, realizado por el escultor Vladimir Tatlin en 1920. No llegó a costruirse. Se inspiraba en la Torre Eiffel y hubiese sido un enorme edificio que albergaría la sede de la organización. Ampliar imagen
Monumento a la
III Internacional
En 1919 se fundó, una Tercera Internacional, la llamada “Komintern”, de carácter comunista, alejada, por tanto, de las tesis reformistas revisionistas y muy condicionada por los intereses de la URSS.

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