«Donde antes había un arcoíris de logotipos inidentificables (…) ahora habrá un símbolo reconocible: la bandera estadounidense» fueron las palabras del Secretario de Estado Marco Rubio para señalar el fin de la era USAID y anunciar así el comienzo de un intervencionismo promovido directamente desde las instituciones del gobierno estadounidense sin las máscaras de las ONG.
“A partir del 1 de julio, USAID dejará oficialmente de prestar ayuda exterior. Los programas de ayuda exterior que se ajusten a las políticas de la Administración —y que promuevan los intereses estadounidenses— serán administrados por el Departamento de Estado, donde se llevarán a cabo con mayor responsabilidad, estrategia y eficiencia“, señaló Rubio en una columna publicada en la página del Departamento de Estado.
Rubio con el mayor de los desparpajos continuó reprochando, que los países que más se han beneficiado con el llamado apoyo «no suelen corresponder» y puso de ejemplo que, en 2023, las naciones de África Subsahariana votaron con EE.UU solo el 29 % de las veces en resoluciones esenciales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), «a pesar de haber recibido 165.000 millones de dólares en inversiones desde 1991».
Igualmente criticó el supuesto gasto de $9,3 mil millones en Gaza y Cisjordania desde 1991, cuyos beneficiarios según dijo, incluyeron aliados de Hamás y solo generó agravios en lugar de gratitud hacia Estados Unidos; el mismo que también enviaba bombas desde mucho antes de 1991 contra Palestina.
Enfatizó que la «era de ineficiencia ha llegado oficialmente a su fin», después de señalar que se hizo evidente que la USAID, agencia sobre la cual el presidente Donald Trump ordenó su cierre en febrero pasado, no cumplía con el estándar de garantizar que los proyectos que financiaban promovieran los intereses de EE.UU. A esa conclusión llegaron tras una “exhaustiva revisión a miles de programas» y «más de 715.000 millones de dólares».
Asimismo, dijo que «termina hoy» la etapa en que la USAID comercializa sus programas como una «organización benéfica», en lugar de «instrumentos de la política exterior» de Washington. «Los estadounidenses no deberían pagar impuestos para financiar gobiernos fallidos en tierras lejanas», fueron las palabras de un politiquero que ha hecho carrera usando esos impuestos para intereses personales en fracasados proyectos intervencionistas.
El Secretario de Estado terminó señalando en el comunicado que (…) “este modelo colocará a Estados Unidos en una posición más sólida pues pretende empoderar a los diplomáticos en el terreno a través de oficinas regionales, creando un ciclo de retroalimentación rápida para asegurar que los programas se alineen con los intereses estadounidenses”.
El intervencionismo no muere con la USAID sino que muta nuevamente, ahora con la aplicación de una política exterior frontal y confortativa al estilo de Donald Trump.
https://micubaporsiempre.wordpress.com/2025/07/02/marco-rubio-pone-fin-a-la-era-usaid-y-anuncia-un-intervencionismo-sin-ong-y-con-la-bandera-yanqui/
