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Los intereses de EE.UU. en las elecciones presidenciales en Ecuador

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**El próximo 13 de abril tendrá lugar el balotaje electoral en Ecuador. El resultado de la primera vuelta fue considerado un "empate", cuando Daniel Noboa (Partido Acción Democrática Nacional) y su contrincante Luisa González (Coalición Revolución Ciudadana) se alzó cada uno con más de 44% de los votos.

El proceso ha estado signado por polémicas, especialmente relacionadas con la transparencia de la jornada de febrero. 

Ambos candidatos han acusado al Consejo Nacional Electoral (CNE) de ejecutar actos irregulares para favorecer al otro, lo cual ha implicado cambios para los comicios de abril —algunos considerados "inconstitucionales" en Ecuador— ya que el ente prohibirá el ingreso de teléfonos celulares a las mesas electorales, exceptuando a los responsables por parte del CNE.

En febrero Luisa González alcanzó una "sorpresiva" votación, y ahora cuenta con el apoyo del sector indígena y campesino que se unió a Leonidas Iza en la primera vuelta, con un decisivo 5% de electores. La candidata de la Revolución Ciudadana es, en términos simbólicos y políticos, la favorita, pues además resulta mejor posicionada en diversas encuestas.

Sin embargo, el aumento de la tensión electoral se incrementa. 

Ecuador pasa, entonces, al terreno de la disputa geopolítica internacional ante la gran posibilidad de que la izquierda retome el poder y entre en confrontación contra poderes fácticos que se han entronizado en los últimos tiempos en el país.

La influencia de Estados Unidos en el gobierno de Noboa se basa en una combinación de cooperación en materia de seguridad, apoyo económico a través de instituciones multilaterales, intereses geopolíticos compartidos y la disposición de Noboa a profundizar la presencia militar y el modelo de seguridad estadounidense en Ecuador.

Esta especie de vínculo, sin embargo, ha generado críticas desde las fuerzas de izquierda, atinentes a la subordinación del gobierno de Quito a Washington, que ha comprometido la soberanía nacional.

A continuación, se analizan algunos de los elementos estructurales de la política ecuatoriana que serán determinantes en estos disputados comicios.

Noboa, un pitiyanqui por diseño

La trayectoria de Daniel Noboa, nacido en Miami y educado en universidades estadounidenses como NYU, Harvard y George Washington, sugiere una importante afinidad cultural e ideológica con Estados Unidos. Además proviene de una acaudalada familia, dueña de uno de los emporios más grandes de Ecuador.

Su conexión personal con Washington ha facilitado una relación más fluida con el imperio norteamericano, reflejada en su discurso promercado y su rechazo a modelos de izquierda.

En términos de su gestión, Noboa podría considerarse claramente un agente extranjero. Según sus críticos es ajeno a las realidades e intereses nacionales de Ecuador.

Estos elementos hacen del actual mandatario una apuesta idónea para los estadounidenses, especialmente en la "cruzada antiizquierda" que rige la política del Departamento de Estado norteamericano, a cargo de Marco Rubio.

Las elecciones presidenciales en Ecuador están signadas por el nuevo contexto en Washington. Serían las primeras elecciones efectuadas en Suramérica luego del ascenso de Donald Trump a un segundo mandato. Marco Rubio ha prometido contener y erradicar los gobiernos de izquierda en la región, por lo cual seguramente Ecuador está en el foco.

La influencia de Estados Unidos sobre el país meridional también es expedita por el posicionamiento del gobierno de Quito frente a la izquierda regional, particularmente su aversión al correísmo y a movimientos como los de Venezuela y Nicaragua. De ahí que la elección de abril está delineada en aspectos en disputa que son claramente ideológicos.

El gobierno ha buscado diferenciarse de la izquierda y de la socialdemocracia, en aras de lo cual ha fortalecido lazos con Estados Unidos y se ha alineado con otros referentes de las "nuevas derechas" en la región, como Javier Milei y Nayib Bukele. Su presencia en la toma de posesión de Donald Trump en enero de 2025 subraya esta orientación.

En un contexto de creciente tensión con México tras el asalto a su embajada en Quito en abril de 2024, el gobierno del Palacio de Carondelet ha encontrado en Estados Unidos un aliado para contrarrestar el distanciamiento diplomático que ha asumido frente a América Latina.

Los viejos lazos de relación y dependencia económica de Ecuador

Estados Unidos tiene en el país meridional un viejo socio comercial y una pieza en el modelo expansivo del dólar norteamericano como moneda oficial.

Pero la economía ecuatoriana, en crisis durante el mandato de Noboa, ha dependido en parte de instituciones financieras internacionales en las que el país nortamearicano tiene un peso significativo, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

En mayo de 2024 el FMI aprobó un préstamo de 4 000 millones de dólares para Ecuador, visto como un respaldo a sus políticas económicas gubernamentales. 

Con ello se concretó una influencia específica de Washington y el FMI y logró mantener al país ecuatorial alineado con las políticas de "libre mercado", de tutelaje financiero y de modulación de su economía.

Estos elementos refuerzan la dependencia de Ecuador hacia un modelo económico compatible con los intereses estadounidenses, en términos de corto y largo plazo.

La disputa de Estados Unidos por el dominio de las relaciones económicas en el ámbito regional —como respuesta al ascenso de China como primer socio comercial de diversos países— es también parte del contexto que incidirá en las elecciones ecuatorianas. Claramente, Estados Unidos apostaría por la continuidad del gobierno actual.

La seguridad de Ecuador, militarización y mercenarización

El tema de la seguridad es un componente clave en las tendencias electorales que se manifestarán en la jornada de abril. Pero, al mismo tiempo, es un factor absolutamente relevante en la situación del país en la arena geopolítica internacional y su relación directa con Washington.

Uno de los pilares más visibles de la influencia sobre Noboa es el apoyo estadounidense en su agenda de seguridad, centrada, en teoría, en combatir el crimen organizado y el narcotráfico.

Desde el inicio de su gobierno en noviembre de 2023 ha priorizado una política de "mano dura" contra las bandas narcoterroristas, declarando un "conflicto armado interno" en enero de 2024.

El mandatario ha tratado de replicar el "Modelo Bukele" de seguridad y orden público ofreciendo una nueva política carcelaria, en ejercicio exprés de la justicia y la doctrina de shock basada en un estado de "guerra" y conmoción

Pero esto ha devenido en represión generalizada, en el empleo de militares —quienes han cometido abusos y asesinatos contra personas inocentes— y en denuncias de injusticias, sin lograr los resultados efectivos y sostenidos en las distintas tasas de criminalidad.

Estados Unidos ha respaldado esta estrategia mediante asistencia técnica, financiera y militar.

Por ejemplo, en 2024 Noboa ratificó acuerdos de cooperación castrense que permiten la presencia de personal militar estadounidense en Ecuador y operaciones navales conjuntas para enfrentar el narcotráfico. Este apoyo se alinea con los supuestos intereses de Washington de contrarrestar el tráfico de drogas hacia su territorio, para lo cual utiliza a Ecuador como un aliado estratégico en la región.

Pero, en los hechos, la política del Estado suramericano se ha adherido a la estrategia de seguridad regional de Estados Unidos, a modo de sucursal andina del Pentágono.

El presidente ha expresado su intención de restaurar la base militar de Manta, que operó bajo control estadounidense entre 1999 y 2009 y fue cerrada por el gobierno de Rafael Correa. También ha planteado la posibilidad de recibir allí a fuerzas especiales de países aliados, especialmente Estados Unidos, para combatir el crimen organizado.

Además, ha señalado la conversión de las islas Galápagos en un punto de operaciones militares con apoyo norteamericano bajo el pretexto de luchar contra el narcotráfico y la pesca ilegal. Esto evidencia una alineación estratégica con Washington y una clara inserción de Ecuador en la proyección estratégica militar del Pentágono en el Pacífico meridional y austral.

Hace poco el presidente Xi Jinping inauguró en Perú el megapuerto y centro logístico de Chancay, el primer puerto inteligente de Sudamérica, financiado y construido por Beijing, que reducirá en diez días la actividad comercial entre la región y el país asiático.

La militarización de Islas Galápagos y la reapertura de la base de Manta son componentes de la disputa geopolítica de Washington frente a Beijing, que deben considerarse como parte de la hoja de ruta de guerra comercial, que será de largo aliento y tendrá denominaciones y colisiones por el control de estructuras logísticas, tal como ocurre justo ahora en el canal de Panamá.

Noboa ha ido más allá al anunciar que la contratista de seguridad privada estadounidense Blackwater "colaborará" en materia de seguridad en su país.

El presidente reveló que ha sellado una "alianza estratégica" con Erik Prince, fundador de BlackWater —la controvertida firma de mercenarios y promotor del magnicidio presidencial en Venezuela— con el objetivo de fortalecer las capacidades del país en la lucha contra el narcoterrorismo y en la protección del espacio marítimo frente a la pesca ilegal.

Esta declaración puede considerarse un completo contrasentido. Desde 2010 BlackWater fue adquirida por otros inversionistas y ya no es propiedad de Prince.

 Al firmar un acuerdo con el acaudalado mercenerio, Noboa divulga su procedencia como un recurso propagandístico. Además, hay nula relación entre el "apoyo" que Blackwater brindaría a "evitar la pesca ilegal" —control de facto de rutas comerciales a Asia— y la alta tasa de asesinatos en Ecuador.

El país está militarizando y mercenarizando —a favor de Estados Unidos— su estructura de seguridad interna, su proyección regional y posicionamiento estratégico.
El alto perfil de las elecciones ecuatorianas

Para la mayoría de los ecuatorianos la cita en abril tiene un significado asociado con su realidad y cotidianidad. Para muchos el gobierno de Noboa solo ha significado crisis económica, inseguridad rampante, crisis energética y muchas promesas incumplidas.

Claramente, los votantes tratarán de resolver en los sufragios su situación personal o buscar opciones pragmáticas como electores. La mayoría de estas voluntades se inclina hacia Luisa González para salir del gobierno en ejercicio ya que el apoyo a la candidata ha traspasado las fronteras políticas del correismo.

Pero los factores geopolíticos y fácticos acumulados en Ecuador que hoy forman parte de la estructura de poder detrás del gobierno son considerablemente relevantes y podrían ser determinantes en abril pues son capaces de torcer la institucionalidad ecuatoriana y generar un fraude. Esto está por verse.

https://misionverdad.com/globalistan/los-intereses-de-eeuu-en-las-elecciones-presidenciales-en-ecuador

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