¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

Occidente vive una creciente crisis de legitimidad

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***Alemania tendrá elecciones federales el próximo 23 de febrero para elegir los 630 legisladores del parlamento nacional, el Bundestag. 

La elección resulta del colapso del gobierno de coalición liderado por el partido socialdemócrata el año pasado por motivo de diferencias en relación a la política económica y la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania. 

Todo indica que, en estas próximas elecciones, los partidos tradicionales perderán apoyo de manera masiva en beneficio de la Alternativa para Alemania (AfD) un partido de extrema derecha.

Las encuestas indican una probable votación de alrededor de 30% para el partido de centro derecha la Unión Demócrata Cristiana (CDU), pero que va perdiendo terreno electoral ante la AfD que tiene alrededor de 23% de apoyo electoral en este momento. 

Sin embargo, en la práctica, los partidos típicamente demonizados como de extrema derecha, escépticos de la Unión Europea o de la OTAN, cuando lleguen al poder cambian sus posiciones para acomodarse a la realidad del dominio de la élite fascista norteamericana. 

Se ha visto este proceso especialmente en Italia con la Presidenta Georgia Meloni. 

En Francia se ha notado un cambio similar en los matices enfatizados por la dirigente derechista Marie Le Pen, y también se nota ajustes parecidos en las posiciones de Alicia Weidel, dirigente de la AfD en Alemania.

Al fondo, el escenario político en Europa refleja una crisis de la socialdemocracia allí muy similar a la crisis homóloga del sistema político norteamericano, que resultó en la elección el año pasado de Donald Trump como presidente. 

Hay tendencias similares en muchos países europeos, lo cual confirma la creciente crisis de legitimidad en las sociedades occidentales. 

Las clases políticas y las mismas instituciones norteamericanas y europeas responden cada vez menos a las aspiraciones y necesidades de sus poblaciones. 

Hay graves deficiencias en relación a cada uno de las principales normas que en nuestro momento histórico típicamente caracterizan la legitimidad política y socio-económica de una sociedad.

 Entre ellas son:

◙ Un tolerante consenso cultural
◙ La transparencia y la debida rendición de cuentas por las autoridades
◙ La prosperidad económica con bajos niveles de pobreza
◙ Una buena gobernanza para el bien común sin corrupción
◙ Una verdadera representación política
◙ Un trato igual ante leyes justas
◙ Un eficiente sistema de justicia
◙ La no discriminación
◙ La equidad de género
◙ El libre movimiento
◙ La libertad de religión
◙ La libertad de expresión

Y entre los más comunes resultados esperados de la vigencia de estas normas son:

Un moderado costo de la vida
◙ Adecuados niveles de empleo digno
◙ Eficientes y baratos servicios básicos
◙ Buena infraestructura de transporte
◙ Alta seguridad y tranquilidad ciudadana
◙ Buen acceso a la atención de salud
◙ Amplio acceso a una educación de calidad
◙ Adecuada provisión de seguridad social
◙ Amplia accesibilidad a una vivienda digna
◙ Remedios oportunos en casos de injusticia

La realidad para un número creciente de la población norteamericana y europea corresponde cada vez menos a este patrón de normas y resultados. 

Hay creciente desigualdad económica, precariedad social y represión política.

Por ejemplo, al fin de 2023 la empresa de investigación española IPSOS reportó que alrededor de 29% de personas en la Unión Europea decían que vivían de manera precaria en riesgo de la pobreza, con las cifras más altas siendo en Grecia e Italia. 

El estudio de IPSOS informa que una tercera parte de la población Europea restringe cuánto se alimentan por motivo de las limitaciones económicas. 

En Alemania hace un mes, el Instituto de Economía Alemana reportó que casi 25% de la población no tiene ingresos suficientes para cubrir los gastos de sus hogares.

En las economías norteamericanas y europeas, los salarios no han aumentado al mismo ritmo que la inflación. 

La remuneración real de las y los trabajadores norteamericanos prácticamente no ha aumentado en 40 años aunque su productividad ha aumentado en promedio por más de 2% al año desde 1990. 

Un componente importante de los crecientes niveles de precariedad ha sido el aumento del empleo precario por medio del uso de los contratos temporales.

 Se reporta que más de 40% de personas empleadas en España laboran en trabajos designados como precarios.

Las y los políticos occidentales han demostrado que no tienen la voluntad ni la capacidad de responder de manera honesta, sustancial y oportuna a las ansiedades de las poblaciones que supuestamente representan. 

La historia norteamericana y europea es precisamente de cómo las élites empresariales y financieras progresivamente han explotado su poder económico para asegurar un sistema político que responde de manera altamente desequilibrada a sus intereses y no a los intereses de las mayorías.

 El colmo de esa historia fue la transferencia de riqueza sin precedentes para rescatar los intereses financieros de las élites occidentales junto con la imposición de la austeridad económica después del colapso financiero de 2008-2009.

Desde ese momento, la progresiva pérdida de legitimidad en los países occidentales ha acelerado. Cada nueva elección nacional indica un creciente repudio popular de las predominantes tendencias políticas y económicas en estos países. 

La anulación judicial de las recientes elecciones en Rumanía por motivo de la victoria de un candidato escéptico de la Unión Europea y su guerra contra Rusia indica que en Europa no se preocupa ahora ni por las formas de la legitimidad. 

Además de la pérdida de su legitimidad económica y política, las sociedades occidentales ahora suprimen la libertad de expresión con la más cruda represión política.

Es prácticamente un crimen en los países europeas ahora expresar apoyo para la causa Palestina. 

Incluso sobrevivientes judíos del holocausto nazi han sufrido persecución legal por haber defendido en público los derechos del pueblo palestino contra la ocupación israelí.

 Son numerosos las y los periodistas que han sufrido detención y hostigamiento legal por haber reportado la verdad del genocidio sionista en Gaza. Ahora Donald Trump ha declarado que su administración va a perseguir a las personas que protestan a favor del pueblo palestino contra su exterminio por los sionistas.

La crisis de legitimidad política y socio-económica del Occidente colectivo necesariamente implica el colapso de la legitimidad intelectual y académico puesto al servicio de la guerra psicológica contra Rusia, China y todos los países que resisten la voluntad imperial del Occidente.

 Para Cuba, Nicaragua y Venezuela siempre han sido constantes las mentiras y falsedades lanzadas contra sus partidos revolucionarios, sus dirigentes y sus gobiernos. 

La misma corrupta cultura intelectual y académica se ha desplegado contra países como China, Eritrea, Irán, República Popular Democrática de Corea, Rusia, Yemen, Zimbabwe… contra cualquier país que defiende su soberanía nacional.

Se trata no solamente de la guerra psicológica en las relaciones internacionales contemporáneas sino una guerra para distorsionar y corromper la historia.

 El más reciente ejemplo de esta tendencia ha sido la exclusión de Rusia de la conmemoración de ochenta años de la liberación de Auschwitz. 

Allí, el Secretario General de las Naciones Unidas colaboró en la falsa revisión histórica al no reconocer que fue el Ejército Rojo Soviético que derrotó a la Alemania Nazi y sus aliados europeos para liberar a las y los sobrevivientes de los campos de exterminio como Auschwitz.

Las élites norteamericanas y europeas han perdido influencia y poder a nivel internacional y lo compensan de manera inversa con una explotación más despiadada de sus propios pueblos, la cual acelera su pérdida de legitimidad a nivel nacional. 

En paralelo, como resultado de su desesperada agresión en las relaciones internacionales, el Occidente colectivo ha abandonado el derecho internacional y socavan las estructuras multilaterales que no pueden controlar, como la Organización Mundial del Comercio. 

Estas fallidas políticas en su turno aumentan la oposición doméstica a la política exterior del Occidente colectivo y desprestigian su diplomacia ante los pueblos y gobiernos del mundo mayoritario.

Las élites occidentales no pueden competir económicamente con la República Popular China. 

La OTAN ha perdido su guerra contra Rusia en Ucrania. 

No pueden controlar las nuevas rutas comerciales como la Ruta Marítima del Norte en el Ártico o los corredores de transporte internacional promovidos por los grandes poderes eurasiáticos China, India, Irán y Rusia. No han podido persuadir a la India aliarse con el Occidente contra China. 

No han logrado derrotar a los movimientos del Eje de la Resistencia que defienden Palestina. 

Se apoyan progresivamente más en el terrorismo político-militar y económico para agredir a los pueblos que resisten su voluntad, desde Palestina, Siria e Irán, hasta Cuba, Nicaragua y Venezuela e incluso hasta Rusia y China.

Mientras las élites occidentales hunden sus pueblos en su fallido sistema antidemocrático del capitalismo neoliberal, los países revolucionarios profundizan y perfeccionan nuestros sistemas de poder popular enfocados en el desarrollo humano de las personas y las victorias diarias de nuestras familias contra la pobreza. 

Las transformaciones en marcha en Venezuela y las reformas a la Constitución en Nicaragua fortalecen la legitimidad de nuestros sistemas revolucionarios porque revindican amplia y profundamente la igualdad e inclusión de todas y todos y restituyen de manera definitiva los derechos de nuestras familias y pueblos.

Como ha notado nuestra Copresidenta, la compañera Rosario, tenemos “un modelo de pueblo presidente que nos llena a todos y todas de orgullo, porque sabemos que el pueblo digno, laborioso, trabajador y victorioso de nuestra Nicaragua bendita, sabe ser Presidente”.

Estelí. Por Stephen Sefton, Consejo de Comunicación y Ciudadanía

https://radiolaprimerisima.com/occidente-vive-una-creciente-crisis-de-legitimidad/

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