***Quito. Decenas de personas se reunieron ayer en esta capital en las afueras de la Fiscalía General de Ecuador para exigir respuestas tras la desaparición de cuatro niños en la ciudad de Guayaquil, caso donde están involucrados militares.
“Vivos se los llevaron, vivos los queremos” decían carteles y consignas de los presentes en el plantón.
Representantes de organizaciones sociales pidieron el esclarecimiento de los hechos y hubo críticas a instituciones estatales.
Tras el acto de protesta, manifestantes denunciaron que policías agredieron y detuvieron sin razón aparente al activista Pablo Cisneros.
Los hermanos Josué e Ismael Arroyo, así como Saúl Arboleda y Steven Medina, de entre 11 y 15 años de edad, desaparecieron el pasado 8 de diciembre en Guayaquil y testigos vieron que hombres con uniformes militares y policiales se los llevaron en una camioneta.
Desde ese momento se desconoce su paradero y existen cuestionamientos a las instituciones castrenses por un presunto uso indebido de la fuerza.
La mañana de este lunes, el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, reconoció que los niños fueron detenidos por militares, porque habrían cometido un delito.
La Fiscalía junto a la Policía Nacional allanaron, la madrugada de este 23 de diciembre, la Base de Taura, a donde pertenecían los uniformados implicados.
El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Jaime Vela, anunció en la noche del sábado la conformación de un Tribunal de Disciplina de las Fuerzas Armadas para determinar responsabilidades dentro de las leyes y reglamentos militares.
El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos de Guayaquil presentó una acción de protección y pidió la actuación urgente del grupo de trabajo de desaparición forzada de la Organización de Naciones Unidas.
La desaparición de los menores tiene lugar en medio de la crisis de seguridad en Ecuador y en el contexto de un estado de excepción que autoriza al Ejército a realizar operativos en las calles, lo cual ha puesto bajo la lupa la participación de aparentes uniformados en actos ilegales y de abuso de poder.
El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, sugirió que los cuatro niños “sean considerados como héroes nacionales”, sin embargo, la ciudadanía exige que los regresen vivos.
En horas de la mañana también hubo manifestaciones en el Centro Histórico de Quito, cerca del Palacio de Carondelet, y en Guayaquil.
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