***El ataque al Líbano interfiere en la esfera de influencia de Francia, pero París no puede hacer nada al respecto sin Washington
El presidente francés, Emmanuel Macron, quisiera que Israel aminorara el paso, por favor, porque se está comportando como un niño mimado al que Occidente le ha regalado un Ferrari y que ahora se comporta como si no existieran las normas de tránsito, pasando por alto todas las salidas en su camino hacia una escalada con sus vecinos.
Y ahora ha ocurrido lo inevitable: un choque frontal entre los intereses israelíes y franceses. Porque eso es lo que les pasa a los niños malcriados: el día que dices “no”, tú también te conviertes en un problema.
Todo esto está sucediendo ahora porque Israel ha cruzado una línea roja para Francia al someter al Líbano a lo que el establishment occidental llamaría descaradamente una “invasión”, si el Líbano fuera Ucrania e Israel fuera Rusia.
Aproximadamente la mitad de la población libanesa habla francés y Francia considera que el país está dentro de su esfera de influencia, tanto lingüística como económica.
En una entrevista con motivo de la Cumbre de la Francofonía en París, donde se reunieron los líderes francófonos del mundo, Macron dijo que “la prioridad es que volvamos a una solución política, que dejemos de entregar armas para combatir en Gaza”, al tiempo que criticaba duramente la presencia de tropas terrestres de Israel en el Líbano.
Ese sería el “nosotros” real, que en realidad significa que Macron quiere que Estados Unidos, que suministra a Israel el 69% de sus importaciones totales de armas, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, deje de hacerlo, por favor. Estoy seguro de que Washington lo hará de inmediato.
Mientras tanto, Macron ha afirmado categóricamente que Francia “no envía” armas a Israel, como si Francia no estuviera de copiloto en algunos de esos viajes de placer israelíes. Esas palabras –y el tiempo presente– parecen bastante cuidadosamente elegidas.
A finales de octubre de 2023, semanas después de que Israel hubiera empezado a arrasar Gaza, junto con todos los civiles que se encontraban en el camino, la industria de defensa francesa seguía enviando enlaces M27 para munición de 5,56 mm para ametralladoras ligeras M249, que no podrían funcionar sin estas piezas, desde un proveedor de Marsella, según una investigación de la ONG Disclose, acompañada de pruebas fotográficas.
Un informe parlamentario francés también descubrió que Francia envió material militar por valor de 30,1 millones de euros a Israel solo en 2023, lo que supone casi el doble de la cifra del año anterior. Con fines puramente “defensivos” , por supuesto.
Claro, es una gota en el océano en comparación con las ventas de Estados Unidos a Israel, o en comparación con las ventas de armas francesas a otros lugares, lo que explicaría por qué Macron ahora actúa como si fuera una pérdida fácil, pero sólo después de obtener una épica paliza por ello.
Mucho más críticos para los intereses de Francia son sus vínculos comerciales con el Líbano, lo que sin duda serviría para explicar la reacción típicamente mesurada de Israel de bombardear una instalación de combustible de TotalEnergies en Beirut, a raíz de las declaraciones de Macron.
El hecho de que Israel haya estado considerando cancelar un acuerdo de exploración de gas con TotalEnergies para desarrollar un yacimiento de gas en la frontera entre Líbano e Israel, que requiere la cooperación de ambos países, también es una amenaza económica directa para los intereses franceses.
“Mientras Israel lucha contra las fuerzas de la barbarie lideradas por Irán, todos los países civilizados deberían estar firmemente del lado de Israel”, respondió Netanyahu a Macron. “Sin embargo, el presidente Macron y otros líderes occidentales ahora están pidiendo embargos de armas contra Israel”. Parece sorprendido de que la habitual manipulación psicológica no esté funcionando con algunos de los vasallos de Washington.
La verdad es que, en primer lugar, ninguno de estos países que piden embargos de armas tiene mucho que perder, lo que también explicaría por qué Estados Unidos, a diferencia de sus vasallos, se ha mantenido firme en su apoyo.
Durante una llamada telefónica tras sus declaraciones, Macron “ le recordó ” a Netanyahu “la movilización de medios militares franceses en defensa de Israel” en medio de ataques con misiles de Irán y Yemen, como buques de guerra . Buen intento. Eso es como decirle a un cazafortunas que le acabas de dar un montón de cosas hace un mes.
Israel puede hacer básicamente lo que quiera, como supervisar la invasión de otro país (el Líbano, en este caso) entre reuniones en el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York, mientras el mundo occidental se encoge de hombros, razón por la cual la situación ahora ha escalado hasta el punto de afectar la propia esfera económica de Francia.
Este es solo otro de esos casos en los que Macron se disfraza del general Charles De Gaulle, el muy admirado general de la Segunda Guerra Mundial y, más tarde, presidente francés que expulsó a los estadounidenses de Francia, mantuvo a París fuera del lobby de armas de la OTAN controlado por Estados Unidos, es decir, la “Alianza Transatlántica”, y fomentó las relaciones con la Unión Soviética como contrapeso a las relaciones de Francia con Estados Unidos en aras de garantizar su independencia.
No es coincidencia que De Gaulle haya supervisado posiblemente el período más próspero desde el punto de vista industrial y económico de la historia francesa, mientras que el mandato presidencial de Macron es ahora sinónimo de una deuda aplastante.
A De Gaulle sólo le importaba la soberanía y la fuerza francesas, y lo logró hasta el punto de convertirse en una potencia nuclear e industrial capaz de competir con Washington como un competidor respetado.
Macron está tratando de hacer eso sin tener cartas reales para jugar contra Washington, lo que básicamente no le deja más que pedir y suplicar.
Macron está en la recta final de un límite de dos mandatos y sin duda está pensando en su legado. Hasta ahora, eso implica dar algunos ladridos periódicos en favor de los intereses franceses, justo antes de que le golpeen la nariz con un periódico enrollado y vuelva a arrastrarse al regazo del Tío Sam.
El presidente francés ya había dicho que la OTAN estaba “muerta cerebral” por su obsesión unilateral con Moscú, la misma obsesión que militarizó y neonazificó la frontera de Ucrania con Rusia y desencadenó el actual conflicto candente.
Luego, en abril de 2023, Macron dijo a los periodistas a bordo de su avión presidencial que “ganó la batalla ideológica sobre la autonomía estratégica” para la UE, considerando al bloque como una “tercera superpotencia” y subrayando la necesidad de evitar convertirse en vasallos de Washington en medio de las crisis internacionales.
Lo que sucede en el espacio aéreo internacional se queda en el espacio aéreo internacional, supongo, porque todo eso parece haber desaparecido, en la práctica.
A diferencia de De Gaulle, Macron no parece capaz de hacer que su retórica vaya acompañada de acciones. Incluso después de haber ido a Washington a pedir precios más bajos para el costoso GNL para reemplazar el gas ruso que él y sus amigos de la UE rechazaron para impresionar a su novia Vladimir Zelensky (también conocida como la presidenta de Ucrania), los estadounidenses finalmente lo ignoraron. Bueno, bueno. Inserte un encogimiento de hombros galo aquí.
Como Francia no vio adónde podría llevar en última instancia el hecho de permitir activamente la conducta de Israel en aras de la “autodefensa” , Macron ahora depende por completo de Washington para desescalar la situación.
Pero ahí está el problema, que aparentemente Macron no ve: si alentar a Israel significa debilitar los intereses económicos de Francia y de la UE, de manera muy similar a lo que está haciendo Estados Unidos en Ucrania al prolongar ese conflicto en beneficio de la industria armamentística estadounidense, ¿por qué Washington se molestaría en detenerse en cualquiera de los dos casos?
https://www.rt.com/news/605585-macron-israel-lebanon-us/
