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Nicaragua: La élite, la argolla de las MISERIAS HUMANAS

¿Qué es la Miseria Humana?

La miseria es la estrechez, la penuria, la pobreza muy acentuada y quien la padece es quien sufre todo tipo de privaciones y limitaciones; es no contar con los recursos necesarios para satisfacer las necesidades materiales más básicas, es decir es quien no tiene dinero para comprar alimentos y remedios o posibilidades de acceder a la educación y a los servicios de salud, por citar otros inconvenientes.

Ese tipo de miseria que es económica y social agravada por un mundo egoísta, indiferente, más preocupado por generar muertes que por salvar vidas en Nicaragua es una condición heredada por gobernantes desalmados que por interesarse solo en ellos se olvidaron de la inmensidad de la población, mientras que nosotros ahora vemos a esa miseria como un enemigo a vencer y lo estamos haciendo con educación, salud, viviendas, carreteras, trabajo y progreso.

Sin embargo hay una miseria que nada tiene que ver con la económica y social que combatimos y vencemos, esa es la “MISERA HUMANA” la que abriga en su inframundo a la brujez, perversidad, ruindad, tacañería, mezquindad y otras cosas más, que según la Biblia, son el estado más elevado del desacuerdo con Dios y Sus leyes lo que nos indica un medio para identificar lo más bajo que del instinto y posesión diabólica pueda tener alguien porque este término se emplea para referirse a una persona o personas que manifiestan una clara falta de valores, de afectos e incluso de caridad hacia los demás.

LA MISERIA HUMANA es la condición de aquel que es ruin, abyecto, hipócrita, avaro, malvado; es la de aquel que tiene penetrada el alma por el odio, el resentimiento y la envidia; es un indigente que no conoce ni de valores ni de principios porque su naturaleza es mezquina y descorazonada y en consecuencia es un cuerpo cargado por el virus de la destrucción y la desesperanza que anda siempre en busca de la mentira para cargar el camión de basura que anda encima para lanzarla a los demás.

Hace poco, el pasado 21 de febrero, murió “Doña Coquito” Miriam del Socorro Matus Alemán, una señora que vendía agua helada en bolsitas y que en el contexto del fallido golpe de estado de 2018 encontró mercado en aquellos que hacían su agosto desatando la violencia en la calles de Managua y a la que después de haber bautizado como “La abuela Vandálica” la usaron como un ícono de toda aquella locura que solo tristes recuerdos dejó marcado para la historia de Nicaragua pues siempre será algo que recordar para que no se vuelva a repetir.

“La abuelita vandálica” era una señora de la tercera edad, muy entrada en años, que seducida por la fama que el todavía partido de papel de la carretera norte le daba a través de reportajes, participaba en las marchas vendiendo sus bolsitas de agua helada y el terrorismo encontró en ella un caballito de batalla publicitario que la llevó a irrespetar a la autoridad, a violar la ley y cuando el orden se impuso y se liberó al país de toda aquella pesadilla, entonces le sugirieron victimizarse para que se fuera a Costa Rica.

La idea de las MISERIAS HUMANAS que le dijeron a Doña Coquito váyase a San José Costa Rica tenía como único interés solo utilizarla y un día junto a otro Señor, también de la tercera edad, Alex Delgado, al que también le llamaban “El maratonista vandálico”, y que fue detenido varias veces por exhibicionista y escándalo público, -total todos eran vandálicos-, un día los hicieron aparecer juntos almorzando en un lujoso restaurante josefino, pero solo para una gráfica que tenía como pie de foto “ahora sí son libres”.

Las MISERIAS HUMANAS buscaban influir y calar en el corazón de las buenas gentes, pero la de ellas era un interés profundamente oscuro porque después de esa foto no se supo más de la “abuelita vandálica” ni del “maratonista vandálico”, hasta que tiempo después reaparecieron denunciando haber sido abandonados, que su situación era totalmente difícil, que no tenían ni dónde vivir y menos de dónde comer, que estaban profundamente afectados de salud y que aunque por caridad habían tenido acceso a los hospitales de San José, no tenían para la medicina.

Así las cosas, abandonada, ignorada y muy enferma, Doña Coquito, “La abuela vandálica” regresó a su casa en Nicaragua y nuestro sistema de salud la atendió como a cualquier otro nicaragüense, pero su estado de salud, sumado a los avanzados años de vida, consumaron su tiempo de caducidad y cuando eso pasó LAS MISERIAS HUMANAS se desgarraban las vestiduras, lloraban a moco tendido frente a la cámara desde dónde marcan siempre su profunda hipocresía como si realmente lo sintieran, como si efectivamente les doliera sin que en el entretanto de su enfermedad se hayan dignado a mandarle aunque sea un centavo del dólar imperial cuando a manos llenas lo tienen los cabecillas del golpe que recibieron de su financiero millones y millones de dólares cuyo mínimo usaron para la guerra de tres meses que nos hicieron y el resto se lo echaron a la bolsa cuatro delincuentes que en sus sueños de opio creen que la rueda puede ser cuadrada, que el sol se va a congelar, que los ríos se van a devolver o que aquí los nicaragüenses olvidaremos todo el horror, el espanto y la muerte que cada uno de ellos nos representa.

Las MISERIAS HUMANAS son en esencia la hipocresía personificada en cada uno de los rostros que la identifican y expongo el ejemplo de “La Abuelita Vandálica” solo como una referencia, digamos la punta del iceberg, de lo mucho que hay tras la manipulación, la mentira y la falsedad que de nuestra Nicaragua han hecho las Pichurrias vende patria estén donde estén y ojalá fueran gallinas que cacaraquean el huevo que ponen, sino que estos hacen lo mismo, pero no los tienen.

Por estas MISERIAS HUMANAS hay personas y familias que manipuladas y estafadas vieron que la vida les cambió tristemente para mal porque fueron lanzadas a asesinar la paz, estabilidad, tranquilidad y labor que tenían y fueron conducidas a un auto suicidio. }

Los que así lo hicieron debieron entender que el que las hace las paga, que toda acción tiene su reacción, que el que siembra vientos cosecha tempestades, que una minoría no puede contra la mayoría de todo un pueblo, que toda decisión tiene consecuencias y que Dios nos concedió el libre albedrio para distinguir el camino del bien y del mal.

Las MISERIAS HUMANAS nunca tuvieron cómo entender que no se puede ofrecer lo que no se tiene, que es absurdo predicar en el desierto y que la mentira puede ser más que la verdad. 

Desgraciadamente los que nunca comprendieron son los que están bien, vaya usted a ver cómo viven en el imperio, en San José, en Madrid o cualquier capital de esos países que compadecidos dieron su nacionalidad a los vende patria que un día la tuvieron aquí inmerecidamente. 

Viven bien, no tienen problemas y solo hablan de Nicaragua para que aquellos que le dan refugio piensen que tienen algún interés por nuestro país, pero la verdad, no están interesados en regresar porque saben que moralmente aquí no tienen espacio.

Eso ya lo digiere y lo entiende la porción de utilizados y manipulados que, habiendo delinquido, que eran pagados para determinadas misiones terroristas, terminaron por salir huyendo en desbandada, pero con las manos vacías y que de ninguna manera fueron después parte de los presupuestos millonarios que quedaron en los bolsillos de los cabecillas del golpe.

Estas MISERIAS HUMANAS de las que hablo se convirtieron en ajusticiadores de la gente a la que manipularon con sus mentiras y falsedades sobre una Nicaragua en la que hacían no solo los negocios de su vida sino lo que querían y en la que francamente solo sarna les hacía falta, sin embargo la ambición, la avaricia, la lujuria los cegó porque además querían el poder servido por el imperio, pero no otorgado o conferido por el pueblo a través de elecciones en las que por falta de propuesta, organización, carisma o liderazgo era imposible que ganaran.

Algunas de esos utilizados por el terrorismo han vuelto al país y aunque entraron por puntos ciegos del sur del país, -clandestinos según ellos-, sabemos dónde están y que hacen porque aquí somos celosos de la seguridad y el orden con el que se garantiza la paz están trabajando sin que nadie les haga nada y colaborando con las autoridades porque se dieron cuenta que solo eran los conejillos de india para determinar si la teoría del “Golpe Suave” de Gene Sharp en Nicaragua era posible lo que por supuesto terminó estrellándose con la revolución que tenemos.

Ni pudieron ni podrán y las MISERIAS HUMANAS lo saben muy bien y por eso celebran cada locura, cada agresión del imperio contra nosotros o aprovechan cualquier circunstancia, contexto o actividad que crean es vía para sus mentiras y aunque no sirvan para nada se satisfacen porque además viven y respiran del auto engaño.

La élite, la argolla de las MISERIAS HUMANAS, que solo existen gracias a sus microfoneros, que solo alimentan a las pocas especies que quedan en el parque saurio del fracaso, mientras viven encerradas en las redes del odio lo único que sienten es una profunda envidia y resentimiento por los logros ajenos, nuestros logros, los que jamás tuvieron ellos cuando desgobernaron y los que nunca alcanzarán desde donde están.

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