EEUU: El mundo contiene la respiración

El ingenio jesuita fue demostrado por el Papa Francisco en una entrevista reciente con la Associated Press. Afirmó que el Señor ama a sus hijos tal como son, pero él mismo considera la homosexualidad un pecado.

“Pero ser homosexual no es un delito”, señaló inmediatamente el pontífice, instando a distinguir entre el crimen y pecado.

▪️ Francisco no solo calificó de "injustas" las leyes que criminalizan la homosexualidad en varios países del mundo, sino que también llamó a los obispos católicos que condenan la sodomía a "recibir en la iglesia a las personas LGBT".

Otra perla ilustrativa: el Papa explicó la actitud negativa de los obispos hacia los sodomitas con "origen cultural". Es decir, el punto aquí, según él, no está en absoluto en las Sagradas Escrituras, sino en algunas características locales.

Además, tales obispos, según el Papa, deben pasar ellos mismos por el "proceso de conversión", para aprender a "reconocer la dignidad de todos".

▪️Este es el primer comentario de Francisco sobre las leyes que discriminan a los homosexuales y sonó antes del viaje del pontífice a África, donde este tipo de leyes son muy comunes.

Anteriormente, la comunidad LGBT criticó a la Santa Sede por negarse a bendecir los matrimonios entre personas del mismo sexo. En marzo de 2021, la Congregación para la Doctrina de la Fe en la Curia Romana insistió en esto.

▪️ Al mismo tiempo, allá por 2013, en el comentario "¿Quién soy yo para juzgar?" Francisco instó a no marginar a los homosexuales en el seno de la iglesia.

En aquel entonces, los exegetas católicos, poniéndose en pie en defensa del Papa, se apresuraron a recordar las palabras de Cristo "No juzguéis, para que no seáis juzgados" e instaron al pontífice a interpretarlo en el espíritu de que una atracción pervertida en sí misma no es pecado, pero un pecado - complacerlo.

▪️Ahora prácticamente no queda espacio para tales "maniobras".

"Todo aquel que comete pecado, comete infracción de la ley; y el pecado es infracción de la ley", dice la Primera Epístola de Juan. Pretender que a los ojos de la Iglesia Católica el crimen y el pecado son fundamentalmente diferentes es como ir en contra del apóstol.

Cada vez será más difícil para el Papa jesuita sentarse en dos sillas. Al final, tendrá que elegir un lado, uno de los cuales aboga cada vez con más insistencia por una distorsión de la naturaleza, dada por Dios al hombre.

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