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Mandela, un nombre para la libertad

Por resolución de la Asamblea de las Naciones Unidas se celebra cada 18 de julio el Día Internacional de Nelson Mandela, por la paz, la democracia y la libertad



Se hizo himno “Sueño con serpientes”, esa canción en la que Silvio Rodríguez comienza recitando unos versos del poeta Bertolt Brecht, que dicen que “hay hombres que luchan un día y son buenos. 
Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”. 
Estos versos parecen escritos y cantados para esos héroes infinitos que abriga la historia humana, pero no la escrita por los vencedores, sino esa otra, la que a pesar de haber tratado de silenciar se vuelve canto y poema. 
Así es la vida de Nelson Mandela (Mvezo, Provincia Oriental del Cabo en Sudáfrica, 18 de julio de 1918) una voz necesaria de los pueblos que resistieron y aún resisten.

En reconocimiento a su vida y a sus luchas, fue que la Organización de las Naciones Unidas decidió celebrar cada 18 de julio, el Día Internacional de Nelson Mandela, un día para la paz, la democracia y la libertad.

Un hombre, un sueño

Cuando salió de su encierro de 28 años, Mandela había cumplido ya los 72 años de edad. Pasó su juventud tras las rejas, acusado de sabotaje y condenado a una cadena perpetua.
 Pero la cárcel no dejó de hacerlo crecer en el imaginario de su pueblo. Sino que se convirtió en la metáfora de la lucha por la igualdad en Sudáfrica. Su vida, sus palabras, su legado, son luz venciendo las sombras de la persecución y el apartheid. Fue además el primer negro Presidente de Sudáfrica, pero eso fue después.

Luego de la fundación del Partido Nacional Sudafricano en 1948, con su política de segregación racial (el apartheid), las posiciones y el compromiso político de Mandela cobraron relevancia dentro del Congreso Nacional Africano, fundamentalmente en la Campaña de desobediencia civil de 1952, y el Congreso del Pueblo de 1955, en el que la adopción de la “Carta de la Libertad” dejó de manifiesto el programa principal en la causa contra la discriminación.

“Lucharé contra el gobierno junto a ustedes, pulgada a pulgada y milla a milla, hasta que logremos la victoria. (…) ¿Qué harán ustedes? Por mi parte, ya he hecho mi elección.
 No abandonaré Sudáfrica no me rendiré. Sólo con penurias, sacrificio y acción militante se puede conquistar la libertad. La lucha es mi vida. Seguiré luchando por la libertad hasta el fin de mis días”. Declaración de prensa, «La lucha es mi vida». 26 de junio de 1961.

Mientras estuvo en la cárcel Mandela estudió Derecho por correspondencia, a través de un programa externo de la Universidad de Londres. 
Logró titularse como Licenciado en Derecho, herramienta que le sirvió también para blandir la defensa de los más que tenían menos en esa Sudáfrica que fue durante tanto tiempo prisión para sus hijos e hijas. 
Nelson Mandela combatió contra la segregación racial de Sudáfrica, que no es más que una forma de dominación y violencia, que durante décadas fue impuesta por los blancos colonizadores ingleses.

“En todo lo que hagamos tenemos que asegurar la cicatrización de las heridas que se infligieron a todo nuestro pueblo a través de la gran línea divisoria impuesta a nuestra sociedad por siglos de colonialismo y apartheid. 
Debemos garantizar que el color, la raza y el género sean sólo un don dado por Dios a cada uno de nosotros y no una marca o un atributo indeleble que otorgue a algunos una condición especial”. (Discurso ante la Asamblea General de la ONU, 3 de octubre de 1994).

Libertad

No hay forma de encerrar o asesinar las ideas. Ellas, hermosa pasión humana, siempre, siempre vuelan y hallan caminos para encontrarse con las otredades. Por eso, tal vez nunca pudieron doblegar a Mandela y por eso es él, ejemplo de compromiso libertario.

Despertó solidaridades a lo largo de su vida en cautiverio. Cuando en 1990 fue liberado, Mandela había recorrido un largo camino en la vida política de Sudáfrica. Desde la cárcel fue un factor de unificación entre los movimientos políticos de oposición al apartheid.

En 1993 recibió el Premio Nobel de la Paz (junto con F.W. de Klerk) y un año después, en la realización de las primeras elecciones “multirracionales” de Sudáfrica, Mandela fue electo, con un alto porcentaje de respaldo popular, como Presidente de su país.

Su voz, es voz también del sur, de ese otro sur que lleva entre los pliegues el hondo sonido de los tambores y los sueños. Y es que al final, el camino del África, es nuestro camino, porque son los andares de los pueblos que andan soñando y haciendo nacer libertades de la tierra.

Compromiso

“Vivimos en un mundo en el que los conocimientos y la información han avanzado a pasos agigantados, sin embargo millones de niños no van a la escuela. Vivimos en un mundo en el que la pandemia del SIDA pone en peligro el entramado mismo de nuestras vidas. 
Pero gastamos más dinero en armas que en garantizar el tratamiento y el apoyo para millones de personas infectadas con VIH. Es un mundo de grandes promesas y esperanzas. Pero también es un mundo de desesperanza, enfermedad y hambre.

La eliminación de la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia. Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente. Mientras persista la pobreza, no habrá verdadera libertad”.


http://cultural.argenpress.info/2012/07/mandela-un-nombre-para-la-libertad.html

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