“Pareciera que los chinos ríen siempre. Pero es sólo una ilusión, una errónea calificación de un detalle fisiológico. Un fallo de percepción.
Ellos, los chinos, ¡son milenariamente serios!
Aunque pierdan algunas batallas, siempre ganan todas sus guerras, no importa que para ello tengan que inventar la pólvora, la brújula, su propia tecnología militar o... ¡Reinventar la Ciencia!
…Sin " dárselas" del matón del barrio, como los gringos, no le tienen miedo a nadie (aunque promueven el respeto colectivo), les gusta el diálogo, no obstante, por cualquier cosa, tienen al alcance de la mano la espada. Respetan y promueven el derecho y el comercio Internacional justo y no se meten donde no los llaman.”
En una magistral pieza de propaganda (globalizada de inmediato por su inmenso poder mediático) y puesta en escena en un despliegue y tecnicismo dignos de Hollywood, los gringos utilizando -otra vez- a la más chinofóbica de su zoológico político, según ellos, le volvieron a” tocar los huevos al tigre”.
El avión de la anciana Pelosi no fue derribado como amigos y enemigos de China deseaban y de inmediato se generó (tal como lo esperaban los yanquis) una enorme ola de decepción por un lado y burlas por otro.
Estemos claros que el gobierno yanqui nunca esperó que el magnicidio ocurriera, pues saben que los chinos de tontos no tienen nada y nunca iban a caer en esa trampa, aunque perdieran prestigio como potencia mundial y su líder, Xi Jinping acusara un duro golpe a su reputación de líder, más aún a las puertas del XX Congreso del PCCH.
Anotemos un punto táctico a favor de los gringos.
Pero, como ya apuntan los más cuerdos analistas dentro de los propios Estados Unidos, estos (los yanquis y el occidente colectivo) han perdido en el plano estratégico.
Y eso lo saben los chinos, maestros de la paciencia, el enfoque originado en la filosofía de Confucio; su historia milenaria (hace nueve mil años ya sembraban arroz) y la visión estratégica del Partido Comunista de China.
Los chinos, aunque son guerreros feroces por antonomasia e inventores prolijos, se dedicaron durante milenios a construir su propia Imperio a partir de la conquista endógena, sin participar del reparto del mundo. Incluso combatió- con derrotas iniciales- contra los imperios coloniales europeos, pero con paciencia y el tiempo como aliado, los terminó venciendo.
Y así, en menos de cuatro décadas “by-paseó” el desarrollo de la industrialización y el dominio comercial que al Capitalismo le llevó 200 años y de paso, expulsó de sus tierras sin disparar un tiro a ingleses, portugueses y holandeses y combatiendo, a los invasores japoneses.
Los gringos pierden porque han cerrado la puerta a un entendimiento con su principal acreedor y socio comercial, su fabrica global y suplidor de todos los bienes y servicios que ya no produce y que no puede producir.
Pierden porque están obligados a desgastarse en dos poderosos frentes contra dos formidables enemigos simultáneamente, que no le tienen respeto, confianza alguna y que pueden, juntos, vencerlo en cualquier campo. Rusia y China ahora tienen toda la posibilidad (y necesidad) de acercarse, colaborar e incluso firmando entre ellos acuerdos de alianza o de defensa reciproca.
Rusia tiene los mayores arsenales nucleares y las más novedosas tecnologías militares del mundo, posee además lo que a China le hace falta: Hidrocarburos y metales para empujar su industria.
China posee tecnologías cibernéticas y una poderosa industria electrónica que hace sinergia con su par euroasiático. Y ambos persiguen la construcción de un mundo multipolar.
En las relaciones sino-gringas habrá desde ayer dos fechas notables que han cambiado el curso de la historia mundial y apuntalan la caída del poder hegemónico del imperialismo yanqui y el capitalismo mundial: El 27 de febrero de 1972, fecha oficial del inicio de las relaciones económicas entre China y EE. UU. (con el propósito perverso de enemistar a China con la URSS), que para mal gringo impulsó el desarrollo económico del gran dragón, y el 02 de agosto de 2022 que marca -con la pírrica ”victoria” de ese estúpido vuelo- la ruptura definitiva de China con EE UU y el acercamiento estratégico con Rusia, dos economías complementarias y dos formidables potencial mundiales.
Decía un analista ruso que “de nada sirve valorar lo que hace o no hace China desde la perspectiva y el razonamiento occidental, pues China hace las cosas a su manera, a su tiempo, pero siempre con gran efectividad y con apego a su propia lógica”, tan impenetrable como las miradas de Confucio o Mao Tse Tung.
Edelberto Matus.