La senadora del Pacto Histórico Clara López, quien fue alcaldesa encargada de Bogotá, ministra de Trabajo y candidata presidencial en 2014, habló con Sputnik de los desafíos que tendrá en este período legislativo.
La parlamentaria del Pacto Histórico, mayoría en el Senado, habló con Sputnik de varios temas, entre ellos de su papel en la reforma tributaria que presentará el presidente electo Gustavo Petro.
Pocas personas saben que la hoy senadora Clara López hizo mucho más que estudiar derecho en la Universidad de Harvard, y que en sus tiempos libres salía a las calles a protestar a favor de luchas que parecían ajenas y lejanas, como el rechazo al apartheid en Sudáfrica, la Guerra de Vietnam y al Gobierno de Richard Nixon, causas que hizo propias por un sentimiento de justicia y solidaridad.
Tampoco se conoce mucho —como lo revela María Fernanda González en su libro Rebelde con Causa— que López era ahijada del expresidente Alfonso López Michelsen (1974-1978) y que trabajó como secretaria económica de un hombre temperamental, fuerte y que pocas veces permitía que alguien lo contradijera. Tenía 24 años.
Ese activismo, fomentado por el conocimiento en el hogar y por el entender la tragedia del otro, incluso dimensionarla como propia, la llevó a militar en la Unión Patriótica, a ser candidata a la Alcaldía de Bogotá por este partido en 1988 —que sufrió del exterminio por parte de grupos paramilitares y agentes del Estado— y a construir una carrera política de izquierda, con prioridad en lo social y en las comunidades menos favorecidas del país.
López, que fue alcaldesa encargada de Bogotá en 2011, candidata presidencial en 2014 y ministra de Trabajo entre 2016 y 2017 en la administración de Juan Manuel Santos (2010-2018), llega por primera vez al Congreso de la República en un hito para el país y en el que un Gobierno de izquierda estará al mando luego de 201 años de vida republicana.
—Ha pasado una semana desde la instalación del nuevo Congreso. ¿Cómo ha sentido los ánimos, incluidos los de la oposición?
—He sentido un nuevo aire en la sociedad. Se respira en el salón de sesiones del Congreso. Se nota que estamos en la búsqueda de un mayor entendimiento y de acuerdos en temas esenciales que nos permitan avanzar. Y eso incluye a la oposición, que, por ejemplo, votó favorablemente el proyecto de ley de las víctimas y todo lo relacionado con la participación de las 16 curules de paz en las comisiones del Congreso, algo que en el periodo anterior habían dilatado.
—¿Qué significa volver a la política, al ruedo político, mejor?
—Bueno, quiero aclarar que nunca la he dejado. En algunos casos he estado más visible que en otros. Pero llegar al Congreso significa algo muy importante, la culminación de un largo trabajo político en el contexto del primer Gobierno progresista que se elige en Colombia y la posibilidad de realizar los sueños que he tenido desde mi juventud.
—¿No cree que hace falta una mujer en la mesa directiva del Senado?
—Las mujeres siempre hacemos falta en todas las mesas directivas. Los acuerdos políticos no permitieron que hubiera equidad. Y hace mucha falta una mujer ahí.
—Ahora que estará en la Comisión Tercera del Senado, que discute y aprueba proyectos económicos, ¿cómo sacar adelante una reforma tributaria en un país que está en quiebra?
"Nosotros hemos dicho que no fue que el Gobierno actual raspara la olla, sino que se la llevaron. La verdad es que una sociedad que no es capaz de cobrar los impuestos requeridos, de acuerdo a la capacidad de pago de las distintas personas y sectores, no puede garantizar los derechos.
Y ese es el caso de Colombia. Tenemos un sistema tributario regresivo que no recauda lo suficiente para la realización de los derechos sociales, políticos, civiles e individuales. Esta reforma es esencial para dos fines: poder recaudar recursos para la política social y también para solventar el déficit fiscal que queda del actual Gobierno".
—No será sencillo sacarla a flote…
—Sin lugar a dudas será una reforma tributaria compleja, pues busca eliminar las excepciones a quienes tienen altos ingresos, además de introducir progresividad al impuesto sobre la renta en las escalas altas. Y por eso habrá resistencia, una resistencia que tenemos que vencer con argumentos.
Y el argumento principal es que en un Estado social de derecho pagar impuestos no es solo una obligación, sino un derecho a contribuir con una sociedad organizada y que tenga una convivencia pacífica.
—Usted fue ministra de Trabajo. ¿Cuáles creen que son las principales reformas laborales que necesita el país en estos momentos?
—En estos días estuve reunida con el colegio de abogados laboralistas que han preparado un proyecto de estatuto del trabajo, ordenado en la Constitución Política de 1991 en su artículo 53, y hablamos de muchos temas. El esencial es el de ampliar el derecho de asociación sindical y de negociación colectiva, también el de huelga a todos los tipos de trabajo y trabajadores.
Hoy en día está limitado el derecho de negociación colectiva a los trabajadores que tienen contrato laboral, incluso las nuevas formas de trabajo han orientado mucho el mercado laboral por la vía de contratos de prestación de servicios.
Y no se respetan las garantías mínimas para una actividad decente, con acceso a seguridad social, descansos dominicales, jornadas dignas de no más de ocho horas, entre otras cosas.
—¿Quién cree que debería ser la próxima ministra o ministro de Trabajo?
—Ah, no. No opino de eso. Es un tema que se lo dejo al señor presidente y a su total potestad. Eso sí, le doy un dato: ojalá sea una mujer.
—Del Polo Democrático al Pacto Histórico, ¿qué ha cambiado en el país en términos políticos?
—Mire, esos días de lucha del pueblo colombiano durante el estallido de 2021 cambiaron la correlación de fuerzas para bien en nuestro país. Y se abrió paso al entendimiento de que hay amplios sectores excluidos de los beneficios del desarrollo, y que el modelo económico no es de prosperidad compartida, sino de una prosperidad concentrada en pocos sectores de la sociedad.
El triunfo del Pacto Histórico significa que ese mensaje es más una movilización política porque permite que las personas y partidos que lleguen a gobernar representen a esos grandes sectores relegados.
La experiencia de lo que hicimos con el Polo Democrático ha sido recogida, ampliada y superada por el Pacto Histórico y por ese frente amplio para la paz y la democracia que conformó Gustavo Petro para la segunda vuelta presidencial.
Es algo que va más allá del Pacto, de los sectores alternativos, y que incluye una coalición mayoritaria en el Congreso para aprobar sin mayores dificultades los proyectos que necesita Colombia.
—¿Qué mensaje le manda a esos colombianos que hace mucho tiempo perdieron la confianza en el Congreso?
—Con razón habíamos perdido credibilidad en el Congreso de la República. Mire todo lo que han hecho y lo que no. Esa credibilidad solo se puede recuperar con acción, pulcritud, trabajo y efectividad. A eso es a lo que se va a dedicar la bancada del Pacto en esta gran coalición que respalda al presidente Gustavo Petro.
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