Gonzalo Lira, Javier Milei y Gabriel Boric

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El afán de la Unión Europea por inmolarse cosecha víctimas inocentes


Lo grave del rumbo adoptado por la Unión Europea, que aparentemente tiene una actitud de inmolarse, es que el afán del Viejo Continente por suicidarse afecta también a las naciones inocentes que no padecen masoquismo.
  Entre estas naciones se encuentran las de Latinoamérica, golpeadas por las sanciones antirrusas de Bruselas, tal y como denunció recientemente el presidente argentino, Alberto Fernández, quien afirmó que los habitantes del hemisferio sur son las principales víctimas de las políticas occidentales.

 Unas políticas calificadas por la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, como "miopes".

Según la diplomática, la principal causa del aumento de los precios de los productos agroindustriales y de los hidrocarburos es la política económica y energética de EEUU y sus súbditos europeos, donde sus esfuerzos por infligir el máximo daño posible a Moscú, sobre todo a su comercio exterior, provocaron un drástico empeoramiento de la ya de por sí difícil situación en los mercados globales de energía y alimentos.

En este último contexto, Fernández alertó que “el hambre empieza a asediar al mundo entero”, al tiempo que Zajárova explicó que actualmente “los servicios de transporte, financieros y de seguros se ven gravemente obstaculizados, y las cadenas de suministro se ven interrumpidas” debido a las restricciones de Occidente.

 “Los operadores económicos y los bancos occidentales, presionados por la promesa de duras medidas por parte de las autoridades de supervisión de los países comunitarios, están retrasando las transacciones o abandonando por completo los contratos”, agregó la funcionaria.

No obstante, la Unión Europea acaba de oficializar el séptimo paquete de sus sanciones contra Rusia. “Estamos dando otro paso importante para reducir la capacidad de Rusia para continuar y financiar su guerra de agresión contra Ucrania. 

Estamos prohibiendo efectivamente la exportación del producto más importante de Rusia después de la energía: el oro ruso”, anunció el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, cuya alegría vuelve a confirmar que el hundimiento económico de la ciudadanía comunitaria a causa de las sanciones antirrusas no repercute en absoluto en los bolsillos de los burócratas de Bruselas.

“La Unión Europea apoya firmemente a Ucrania y seguirá brindando un fuerte apoyo a la resiliencia económica, militar, social y financiera general de Ucrania, incluida la ayuda humanitaria”, se lee en un comunicado de Bruselas, a cuyos autores se les ‘olvidó’ añadir que este “fuerte apoyo”, que radica en agravar el conflicto, se hace a expensas de los bolsillos de una ciudadanía cada vez más pobre, por ejemplo, la de España.

El presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, es uno de los grandes promotores de las sanciones antirrusas, así como de los suministros de armas al régimen de Kiev. 

Son temas que menciona en todas sus intervenciones, en las que evita referirse a que el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social en su país ronda un 30% en 2021, el dato más elevado en varios años. 

Asimismo, más de dos millones de hogares no pueden cubrir ni la cuarta parte de sus necesidades energéticas, cuando en 2020 eran un millón, según el Instituto Nacional de Estadística.

Ante este escenario, la vocera de Exteriores de Rusia, María Zajárova, reaccionó al nueve paquete de sanciones antirrusas de la siguiente manera: “La Unión Europea, con una insistencia envidiable, continúa su camino hacia un callejón sin salida". 

Según la funcionaria, “en el contexto de la evidente inutilidad y el carácter infructuoso de la política de presión contra Rusia”, que dura muchos años, "resultan cada vez más evidentes las consecuencias desastrosas de las sanciones de la Unión Europea para varios segmentos de la economía global y, en particular, para la seguridad de los países miembros" del bloque comunitario.

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