Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

El General Sandino Y Las Relaciones Públicas Del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN)

Vivo –literalmente- bajo la sombra del General Augusto C. Sandino.

Probablemente una hora antes de la medianoche del 21 de febrero de 1934, dentro o en las cercanías del pequeño barrio en que vivo (según las señas que años después daría uno de sus asesinos) fueron acribillados -a sangre fría- por un pelotón de guardias, los generales A.C. Sandino, Juan Pablo Umanzor y Francisco Estrada. 

Un poco antes y no muy lejos, también sería asesinado el coronel Sócrates Sandino, que junto a otros miembros de la comitiva del Estado Mayor del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua acompañaron a su comandante en jefe a la trampa mortal tendida por sus enemigos confabulados: El gobierno yanqui, Somoza y la GN.

Hace un par de décadas y con la ayuda de la Alcaldía sandinista, levantamos en estos terrenos al noroeste de Managua un sencillo monumento al más grande de los héroes de nuestra patria y a sus fieles y valientes lugartenientes.

Desde mi ventana y mientras escribo esta nota, veo la cara de tintes de bronce de nuestro general y pienso en cómo un hombre, a simple vista tan común y con una historia personal de su vida infantil y juvenil tan cotidiana y extensiva para la mayoría de los ciudadanos pobres de nuestro país, se ha convertido (junto con Rubén Darío) en el más universal de los nicaragüenses y (siempre al igual que nuestro gran poeta)en el coterráneo sobre el cuál se ha escrito más libros y publicaciones de todo tipo y que sin embargo, sigue teniendo no solo actualidad, sino continuidad, manteniendo un hálito de misterio en muchos tramos de su vida, decisiones y actuaciones y sobre todo que sigue siendo un referente moral para millones de luchadores sociales alrededor del mundo.

A partir de la publicación de su proclama libertaria y patriótica en la mina de San Albino (“El hombre que de su patria no exige ni siquiera un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no solo ser oído sino también creído…”), mucho antes de aquella fatídica noche del 21 de febrero de 1934, Sandino ya era uno de los personajes más controvertidos y famosos del mundo debido a su lucha singular contra el ejército de la primera potencia militar del planeta y a su ideario, que buscaba espacio en una época de decididos cambios conceptuales, ideológicos y transformaciones forzadas del mapa político mundial.

Durante los años de la guerra, su biografía y su lucha fueron iluminadas por la pluma de escritores nicaragüenses, latinoamericanos, norteamericanos, europeos y también por las relatos de sus propios ex –combatientes (Gregorio Gilbert, Esteban Pavletich, José De Paredes, Santos López), colaboradores e inclusive, de sus propios enemigos. 

 En esta etapa se abordó principalmente detalles de la lucha guerrillera del Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN), el pequeño ejército guerrillero fundado en las montañas del norte de Nicaragua por el General Augusto C. Sandino, que luego de abandonar su antigua filiación liberal, se enfrentó a los invasores yanquis, a la oligarquía criolla enquistada en las paralelas históricas y su instrumento: La Guardia Nacional.

Luego de su muerte y con más énfasis a partir del auge del movimiento anticolonialista y revolucionario en el llamado “Tercer Mundo”, incontables escritores, investigadores, científicos sociales y periodistas de todo el orbe se han dado a la tarea de estudiarlo desde todos los ángulos y facetas, produciendo cientos de libros, trabajos investigativos y académicos sobre los variados aspectos de su figura, su lucha y legado.

Sin embargo, pese a todos esos esfuerzos (bien y mal intencionados) aún hay enigmas persistentes en la vida del General Sandino, cuyas respuestas o develaciones nos siguen motivando a seguir estudiando y aprendiendo de este hombre y personaje inigualable.

Muchos detalles de su vida, son frecuentemente abordados con ligereza, a veces con morbo o con extremismo mediático, que va del amarillismo a la incomprensible intención de ocultar sucesos que en la vida de un ser humano son tan cotidianos, como por ejemplo, su vida amorosa, la existencia de otra familia (hoy numerosa) que asegura descender de una primera hija de sus años madrigales u otros asuntos más especiales como la documentada historia de su compañera sentimental y valiente guerrillera, la salvadoreña Teresa Villatoro que murió en la pobreza y el olvido y la que no es mencionada en la historia “oficial” o de temas de aún mayor relevancia como los errores políticos del héroe luego de la expulsión de los yanquis, sus contradicciones con sus antiguos colaboradores extranjeros, sus desencuentros no sólo con Farabundo Martí, sino con algunos de sus principalmente lugartenientes como el general Colindres o José Santos Sequeira; la velada traición de sus contactos políticos con el presidente Sacasa, el extraño comportamiento de su secretario personal, el coronel Juan Ferretti la noche que lo asesinaron a él y a sus subalternos y compañeros; la incidencia de su cosmovisión teosófica y su filiación a la Escuela Magnético Espiritual de la Comuna Universal del escritor espiritista Joaquín Trincado en sus decisiones políticas, sobre todo en el crucial año de 1933;…

En estas líneas nos vamos a referir a un tema menos espinoso pero de gran importancia como son los resultados de las acciones y decisiones “del guerrillero proletario” (como calificó a Sandino el comandante Carlos Fonseca), en la brillante conducción de las relaciones publicas de un ejército guerrillero que aunque pequeño y pobre, siempre mantuvo la iniciativa estratégica contra su poderosísimo enemigo. 

La creación y consolidación de este importantísimo frente de lucha fue sin duda alguna, tan decisiva como los grandes aciertos del General Sandino como comandante en jefe del EDSNN en el campo de batalla y que dio como resultado la expulsión del invasor rubio de Nicaragua.

¿Cómo es posible que un joven al que le costaba entender las cartas escritas por su novia niquinomeña, en pocos años se haya transformado en un hombre de sólida formación cultural y que inclusive, no sólo pudo dirigir un ejército, sino entender y utilizar con maestría las herramientas mediáticas masivas, la propaganda en una guerra de imágenes y supuestos?

La respuesta parece sencilla:

Por su innato talento, su amor al conocimiento y estudio autodidacta. 

Pero el asunto es más profundo pues deviene, además de lo anteriormente señalado, de la necesidad de entender el mundo desde sus raíces filosóficas para transitar hacia la política y la lucha por un cambio social en nuestro país, entonces dominado por politiqueros ambiciosos y entreguistas.

En México, desde su humilde desempeño como obrero en los campos petroleros, empezó a descubrir la importancia de los diarios, el mundo de los libros, encontró la literatura anarquista europea y anarco-sindicalista latinoamericana, se inició en la masonería que le dio una visión cosmogónica y de ahí al espiritismo racionalista que asentó sus certidumbres teosóficas.

La vida proletaria y los conocimientos de las corrientes políticas de mediados de los años veinte le ayudarían posteriormente a entender la importancia del acercamiento a organizaciones como el Partido Comunista mexicano, el Partido de los Trabajadores de los Estados Unidos, la Liga anti-imperialista, la Internacional Comunista, el APRA y el Comité Manos fuera de Nicaragua, entre otros y la Masonería (y el EMECU trincadista), le acercarían a importantísimos e influyentes personajes como aliados para su lucha, pero sobre todo, la guerra misma contra el invasor atraería la simpatía decenas de intelectuales, hombres y mujeres decentes y amantes de la libertad, que pronto colaborarían desde revistas, diarios, periódicos, radios, entrevistas, proclamas en favor de aquel puñado de hombres valientes y humildes que se enfrentaban en sus montañas de la cintura de América, contra la marinería

Yanqui y sus lacayos nacionales.

El general Sandino desde el inicio de su lucha patriótica y anti-imperialista comprendió que sólo una sólida retaguardia que abasteciera de todo lo necesario para la tropa garantizaría la viabilidad de la lucha, pero que para construirla era necesario primero establecer una amplia y comprometida red de colaboradores dentro y fuera de nuestras fronteras que asegurara no sólo apertrechamiento y recursos financieros, sino (y tal vez lo más importante) la difusión de los objetivos, los alcances y particularidades de la lucha sandinista, la importancia de esta gesta patriótica en el contexto mundial del enfrentamiento con el Imperialismo yanqui en ascenso, su significado y efecto multiplicador para los pueblos oprimidos del mundo y la existencia de alternativas al Capitalismo.

Como dicen algunos historiadores, la derrota en la batalla de Ocotal (donde la táctica de convencional utilizada por las fuerzas sandinistas contra las ametralladoras y aviación yanqui fue definitiva) demostró al General Sandino la importancia crucial de la propaganda bien utilizada:

Los corresponsales de los periódicos gringos en Managua, describieron con tal amarillismo el combate, que la opinión pública norteamericana y su gobierno empezaron a tomar en serio y con temor a aquellos “bandidos” segovianos.

Hombres como el periodista, escritor y pensador hondureño Froilán Turcios (contactado por el general Sandino para ser su representante fuera de Nicaragua) y el intelectual y periodista tico Joaquín García Monge, serían los más importantes voceros de la lucha sandinista y utilizarían sus extensas redes literarias y periodísticas en América Latina y Europa para involucrar en esta misión a una gran cantidad de personalidades, comunicadores, intelectuales, artistas, pensadores, políticos y profesionales de diferentes ideologías, credos y razas de casi todos los Continentes en favor de la lucha del General de Hombres Libres. Fueron tan importantes estos dos personajes del ámbito literario y el periodismo centroamericano de la época para los objetivos del EDSNN, que al romper sus relaciones con el General Sandino, sus perniciosos efectos se notaron poderosamente en detrimento de la lucha sandinista.

Los encendidos artículos firmados por la poetisa chilena Gabriela Mistral, la entrevista y artículos del periodista estadounidense Carleton Beals (actuando en los propios Estados Unidos como una especie de vocero del General junto al poeta Salomón de la Selva y Sócrates Sandino) y del escritor y periodista vasco Ramón de Belausteguigoitia, se destacan en esa época por su utilidad para romper el cerco informativo y destruir el muro de calumnias contra el general y sus tropas.

De gran importancia también fueron los artículos, declaraciones y gestos a favor de la lucha sandinistas de Raúl Haya de la Torre, José de Vasconcelos, Henry Barbusse, el ya mencionado Salomón de la Selva, Romain Rolland, Alfonso Reyes, Anatolle France, Manuel Ugarte, Juana Ibarbourou, Pablo Neruda, Eduardo Santos, Alfonso Reyes, José Idiáquez y tantos otros intelectuales y políticos de mucha relevancia en esa época a nivel regional y mundial.

Estas personalidades vertían sus declaraciones o escribían sus artículos en periódicos y revistas de gran circulación e impacto mediático en sus respectivos países y más allá de sus fronteras como las revistas “Ariel” de Tegucigalpa, “Repertorio Americano” de San José y “Amauta” del Perú y los diarios “Patria” de El Salvador, “El Tiempo” de Bogotá, “la Nación” de Argentina, “The Nation” y cuarenta diarios más de los Estados Unidos, además de muchos periódicos de México y todo el Continente americano. Las publicaciones de izquierda de todo el mundo traducían y publicaban los pormenores de la guerra en las Segovia y constantemente saludaban sus victorias.

Si bien es cierto (y el mismo general Sandino lo manifestaría con tristeza), al final estas organizaciones, instituciones y personas no serían tan determinantes para conseguir los recursos financieros y avituallamiento que tanto necesitaba el EDSNN, sí fueron fundamentales para luchar en el frente mediático y mantener la llama de la esperanza, la solidaridad y el ejemplo de los pueblos del mundo hacia la gigantesca epopeya liderada por el General de Hombres Libres contra el Imperialismo yanqui.

El propio General de Hombres Libres parece indicarnos en sus propias palabras (escritas en una carta a Froilán Turcios) la gran importancia que él daba a la publicidad e información sobre su lucha y sus objetivos al mundo:

“Esta ocasión me sirve para ratificar a UD. en lo personal y así puede usted hacerlo saber a vuestros colegas de prensa, a la intelectualidad hondureña, a los obreros y artesanos y al pueblo en general de Centro América, así como a las naciones hindohispánicas, que Sandino y sus fuerzas no se rendirán a los traidores, mucho menos a los invasores de mi patria.”

Edelberto Matus.

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