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Un recorrido por lo que vienen alertando los pescadores sobre los impactos de la exploración sísmica

Ya sea en el Golfo San Jorge, en Noruega, en Terranova y Labrador, en Guyana o Sudáfrica, por tomar apenas algunos ejemplos, los testimonios de pescadores coinciden: la prospección sísmica —etapa inicial en las actividades de exploración petrolera marítima— afecta a los peces y, por ende, a la pesca y la subsistencia de los que dependen de ella.

En Noruega, hogar de la empresa Equinor, la exploración y explotación petrolera marítima comenzó en los años sesenta. Un informe de 2012 que recoge testimonios de pescadores noruegos entre 2007 y 2009, durante prospecciones sísmicas en la zona del Ártico noruego conocida como LoVeSe (Lofoten, Vesteraalen y Senja), coincide: “Cuando los pescadores de la costa avisaron por primera vez a los medios [sobre los impactos], muchas personas y muchos políticos se enteraron de los daños que ocasionan las explosiones sísmicas y las descargas en las zonas pesqueras y en los hábitats conectados con el mar. 

Hasta ese entonces, no había información sobre las prospecciones y sus consecuencias” (1). Un artículo científico del prestigioso Journal of Marine Science and Engineering publicado en abril de 2021, coincide en que las primeras investigaciones sobre los efectos del sonido generado por fuentes sísmicas en peces se iniciaron en ese país en respuesta a las preocupaciones de los propios pescadores tras observar la ausencia de cardúmenes en áreas de pesca (2). 

El primer pozo mar adentro se construyó en 1966; las primeras investigaciones científicas en el país datan de 1973.

En Canadá, en el año 2019, la Federación de Cosechadores Independientes del Mar (FISH-NL) en Terranova y Labrador exigió la suspensión de las pruebas sísmicas en las aguas de esa provincia costera luego de que el Departamento de Pesca y Océanos (DFO) detectara una merma sustancial, mayor al 50%, en el número de plancton y zooplancton a lo largo de los últimos cinco años (3). 

La responsable de la sísmica era la compañía noruega PGS. Un periódico canadiense informó que “una caída precipitosa del número de plancton en las aguas de Terranova y Labrador reavivó los pedidos para frenar las pruebas sísmicas que lleva a cabo la industria petrolera”. Ryan Cleary, presidente de la Federación, dijo que ellos no necesitan otro estudio más para confirmar su experiencia cotidiana en el mar: “Cada vez que pasa un buque sísmico y arrojamos nuestros elementos de pesca, los peces no están”. Y agregó: “Cualquier pescador digno de ese nombre te va a decir que eso es un impacto. Lo ven de primera mano” (4).

En la misma provincia, el sindicato Fish, Food and Allied Workers (FFAW), que nuclea principalmente a los trabajadores de la pesca, incluyó en un informe de 2020 una sección que alerta sobre la necesidad de realizar más estudios que permitan comprender mejor los impactos de la prospección sísmica.

 “Al tiempo que se amplía la exploración petrolera marítima en Terranova y Labrador, algunas de las preocupaciones más importantes que tienen los cosechadores de peces siguen siendo los impactos potenciales de las ondas sonoras en nuestro ecosistema oceánico” (5). El sindicato viene exigiendo hace años que se detengan las prospecciones en los caladeros más importantes y que se realicen más investigaciones sobre las posibles repercusiones. 

El informe detalla que “la pesca contribuye 1.500 millones de dólares canadienses a la economía provincial cada año y permite que prosperen cientos de comunidades rurales, mientras que la explotación petrolera, la actividad sísmica y las zonas de exclusión alejan a los trabajadores de sus zonas de pesca tradicionales”.

En Trinidad y Tobago, la organización Pescadores y Amigos del Mar (FFOS) lleva 20 años informando sobre las consecuencias de la sísmica que realiza la industria petrolera y denunciando múltiples derrames, no solo en la etapa de producción ni únicamente del tipo que estamos acostumbrados a ver en los medios, esos de proporciones cinematográficas, sino derrames vinculados a infraestructura y transporte marítimo, de consecuencias igualmente graves, que no cubren los medios y que suceden con demasiada frecuencia. 

Además, denuncian que en el país sudamericano el Gobierno no exige a las empresas presentar un estudio de impacto ambiental (6).

En el vecino país de Guyana, donde ExxonMobil inició las primeras prospecciones en 2008, y cuyas perforaciones marítimas van en estrepitoso aumento (7), en mayo del año pasado se ha iniciado la primera demanda penal del Caribe que impugna la extracción de combustibles fósiles por consideraciones constitucionales, alegando que su ampliación viola el derecho a un ambiente sano y los derechos de las generaciones futuras. 

La causa fue presentada por el científico y profesor de la Universidad de Guyana Troy Thomas y por Quadad de Freitas, guía turístico del pueblo indígena wapichan (8). Desde CIEL, Centro por el Derecho Internacional Ambiental, comentaron: “Este caso resalta la incompatibilidad entre la aprobación de nuevos desarrollos de petróleo y gas, que inevitablemente supone un aumento de las emisiones, y la protección del ambiente y los derechos de las generaciones futuras” (9). 

También en este caso los pescadores alertan sobre los efectos que ya se hacen sentir sobre el mar y los peces: “cuesta más capturar algunas especies”. Según un informe reciente de la Sociedad de Conservación Marina de Guyana (GMCS), se registraron niveles “extremadamente bajos” de salinidad en el río y “algunas áreas cercanas al Océano Atlántico presentaron un aumento en la conductividad eléctrica, lo que indica una mayor salinidad”. 

Y concluyó que “cuando la pesca requiere de mayores esfuerzos significa que hay cambios en los hábitats debido a un aumento de las actividades antropogénicas en el río y en mar abierto” (10).

Lo cierto es que según una investigación periodística publicada el año pasado, las petroleras por ley deben tratar el agua de producción, un líquido de alto contenido salino que emerge con el petróleo y el gas natural que se extrae a millas de profundidad bajo el lecho marino de Guyana. Sin embargo, distintos informes sobre la salinidad del agua hacen suponer que estas regulaciones no se están respetando. 

La investigación concluye: “Queda por descubrir cuál será el impacto generalizado que tendrá el vertido de estos químicos tóxicos, dado que no existen estudios locales que permitan trazar un vínculo entre la merma de peces y la exploración y extracción de petróleo en el mar” (11). 

Siete años han pasado desde el primer descubrimiento offshore; los pescadores del puerto de Georgetown han visto sus capturas reducidas a la mitad en los últimos dos años: “La economía pesquera está en caída y no podemos hacer nada (…). Hasta ahora el petróleo no hizo nada bueno por nosotros”, dijo un pescador de la zona (12).

En Sudáfrica, el pasado diciembre unas 1.000 personas se manifestaron contra la actividad sísmica que lleva a cabo la empresa Shell en la costa sudeste, conocida como Wild Coast. Una de las organizadoras de la movilización, que contó con la presencia de comunidades indígenas y pesqueras de la zona, el Comité de Crisis de Amadiba (ACC), comentó: “Tenemos muchísimos pescadores cuyo ingreso depende del océano. Si se lo afecta negativamente, van a perder sus puestos de trabajo. Y sabemos que cuando perforan, no hay trabajo para nuestra gente”. La protesta tenía un mensaje claro: “El océano es del pueblo”.

La ciencia a la zaga

La actividad pesquera emplea a 120 millones de personas en todo el mundo. De ese total, el 97% vive en países “en vías de desarrollo” y el 90% trabaja en la pesca de pequeña escala. Cientos de millones más dependen en algún momento de la pesca estacionaria, ocasional u oportunista (13) (14). Además de ser fuente de empleo y subsistencia, y parte de la cultura de los pueblos, la pesca de pequeña escala supone un aporte clave a la economía marítima global: representa aproximadamente el 50% de la captura global.15 

Si bien los Pescadores artesanales reciben una porción mucho menor de los subsidios mundiales a la pesca,16 son uno de los contribuidores principales a las ganancias netas nacionales provenientes de la actividad.17 Por otra parte, la captura artesanal suele destinarse casi en su totalidad al consumo humano y, por ende, afecta de manera directa la seguridad alimentaria local y nacional.18 Como es de esperar, a pesar de esto, las comunidades pesqueras quedan al margen de la toma de decisiones y la planificación marítima. 

Por no mencionar que la gran cantidad de comunidades indígenas dedicadas a la pesca artesanal prácticamente no figuran en los estudios y las estadísticas oficiales (19).

A pesar de la importancia de estas actividades, la mayoría de los estudios sobre impactos de la prospección sísmica en el mar se han abocado a los mamíferos marinos porque estos se valen del sonido para comunicarse, alimentarse y navegar. 

Sin embargo, los peces, reptiles e invertebrados que también pueblan los océanos son igualmente vulnerables al ruido, y de maneras muy particulares y diversas. Por otra parte, no se trata solamente de la capacidad de algunas especies de “oír” estos ruidos sino que incluso aquellas que no pueden hacerlo sí pueden verse afectadas por los cambios bruscos en la presión sonora, que daña cavidades y tejidos contenedores de gas (20).

En 2018, la organización Ocean Care (entidad con carácter consultivo especial ante la ONU) junto con la Universidad Dalhousie (Nueva Escocia, Canadá) publicaron una revisión de 115 estudios primarios que investigaron varias fuentes de sonido antropogénicas subacuáticas, 66 especies de peces y 36 especies de invertebrados. 

Los impactos registrados incluyen: malformaciones; mayor mortalidad de huevos y peces inmaduros; retrasos en el desarrollo; en la metamorfosis y la etapa de asentamiento; y tasas de crecimiento más lentas (21). Es clave tener en cuenta que el ruido antropogénico en los mares ha aumentado en un periodo de tiempo muy corto en términos evolutivos (entre 50 y 100 años) y que la mayoría de los animales acuáticos no ha tenido tiempo de adaptarse a estos cambios bruscos (22).

Entender los impactos en todos los hábitats afectados y en la ecología general de los océanos es importante; se tiende a dejar de lado a especies que aún no tienen el mismo grado de protección legal que los mamíferos marinos. 

Si el fitoplancton es el pasto del océano, los saltamontes serían el zooplancton que provee de alimento, no solo a las ballenas (como todes recordamos de los manuales de la primaria), sino a todo el ecosistema oceánico, desde los peces hasta los invertebrados mayores (ostras, mejillones, cangrejos y camarones) y aves marinas.

 Las investigaciones referidas en el informe de Ocean Care muestran que los disparos de una sola pistola de aire pueden matar incluso a los zooplancton pequeños o microscópicos. Si se afectan las zonas de desove, también se afectará la población de peces. Lo mismo sucede con los impactos en organismos menores de la cadena.

En 2020 el Ministerio de Energía y el Ministerio de Pesca noruegos realizaron de manera conjunta un informe (23) en el que se afirma: “La distancia que alcanzan las ondas sonoras depende de la salinidad y temperatura horizontal y vertical en determinado momento. Estas cambian durante el año y de una región a otra. 

Por lo tanto, las autoridades no han determinado una distancia mínima general entre los buques sísmicos y las actividades de pesca (…), pero las normativas indican que los buques que realizan las prospecciones sísmicas deben mantener una distancia adecuada”. 

Así de vaga es la descripción, y al mismo tiempo se reconoce que el mayor impacto se lo lleva la pesca de pequeña escala. La ley de hidrocarburos noruega establece un régimen compensatorio para pescadores por la potencial pérdida de ingresos, accidentes, etc. ¿Por qué será?

Lo que se lee entre líneas si observamos la cronología de las investigaciones y de la reacción a las alertas emitidas por los pescadores, es que la ciencia ha ido a la zaga de las denuncias de los trabajadores del mar, eso cuando efectivamente ha investigado las especies de mayor importancia para la actividad pesquera.

“Cuando comenzaron las prospecciones sísmicas en el verano de 2007, todas las capturas de carbonero y abadejo se redujeron de inmediato. Solamente quedaban peces pequeños; la explicación que dan los pescadores es que estos tienen una menor capacidad para escapar a las ondas sonoras y la presión. Los peces más grandes y de mayor valor para el pescador huían”, dice el informe del sindicato de pescadores noruegos antes mencionado.

 Y agrega: “Los pescadores experimentados creen que las explosiones sísmicas matan y esterilizan peces y otros organismos en grandes cantidades cada año. 

En el momento en que comienzan las detonaciones (…) puede haber una mayor captura en áreas cercanas. Nuestra teoría es que los peces que escapan tienden a acumularse en un periodo de tiempo más corto en áreas cercanas (…) por uno o dos días” (24). 

Luego de unos días, las capturas vuelven a decrecer visiblemente. Según el informe, los pescadores del Mar del Norte vienen experimentando patrones similares hace 40 años. Durante las exploraciones sísmicas en LoVeSe, las capturas se redujeron entre un 50 y un 70%. Se detectó que la temporada de pesca del bacalao se acortó cada vez que se retomaron las prospecciones.

“En 2015, seis años después de finalizadas las exploraciones, el carbonero volvió a migrar de nuevo a nuestras zonas de pesca. Pero desde entonces, cada vez que hacen prospecciones en la zona de Troms y Finnmark (a cientos de millas náuticas), se altera la pesca del carbonero en nuestras áreas”.

Las noticias sobre reclamos de pescadores por la merma en su actividad tras las exploraciones sísmicas marítimas se repiten en cada uno de estos países.

 Las únicas que parecen ir a la vanguardia —destruir primero y averiguar después— son las petroleras; la ciencia y los gobiernos van a remolque cuando se trata de destinar fondos y esfuerzos a confirmar la experiencia de los pescadores en todo el mundo.

Rechazo colectivo

No es muy probable que los defensores locales del extractivismo petrolero en nuestro Mar Argentino traten de “ambientalistas falopa” a los ciudadanos y políticos estadounidenses que en 2017 lograron detener la exploración marítima en la costa este del país que ellos consideran seguramente un modelo a seguir. 

En aquel entonces, más de 390 municipios y más 2.300 funcionarios locales, estaduales y federales se opusieron formalmente a la prospección sísmica y la perforación petrolera mar adentro, incluidos los gobernadores —tanto demócratas como republicanos— de Maine, Massachusetts, Rhode Island, Connecticut, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Nuevo Hampshire, Nueva York, Nueva Jersey, Carolina del Sur, Georgia y Florida. Cámaras de comercio locales de toda la costa atlántica, asociaciones turísticas y de comercio, y una alianza que nucleó a más de 42.000 negocios y 500.000 familias que viven de la pesca se sumaron al rechazo, además de distintos consejos estaduales de gestión pesquera. 

Todo comenzó en 2014 cuando un pueblo turístico de Carolina del Norte, Kure Beach, de tan solo 2000 habitantes, empezó a organizarse contra la exploración sísmica (25). Setenta y cinco científicos marinos de los Estados Unidos coincidieron: “es probable que la actividad sísmica que se ha propuesto tenga impactos importantes, duraderos y generalizados sobre la reproducción y supervivencia de peces y poblaciones de mamíferos marinos en la región (…) 

Abrir la costa este de los Estados Unidos a la exploración sísmica mediante cañones de aire supone un riesgo inaceptable de daño marino grave” (26). ¿Será que demócratas y republicanos se oponen al supuesto desarrollo y progreso que trae consigo el offshore?

En Guyana se vienen escuchando argumentos similares de pronta bonanza: ahora sí, dicen los defensores del petróleo mar adentro, esta es la enorme oportunidad que tiene el país sudamericano para salir de la profunda pobreza que lo aqueja. 

Van 7 años de explotación petrolera marítima. En uno de los países más pobres de Sudamérica, las ilusiones de desarrollo ligadas al boom petrolero parecían no tener techo. Sin embargo, la abogada que lleva adelante la demanda contra Guyana ha sido contundente. 

En una entrevista con una radio local afirmó que las grandes inversiones en offshore han hecho poco por mejorar la vida del ciudadano guayanés (27).

 Este año, los periódicos locales informaron que por primera vez Guyana ha comenzado a importar camarones y pescado de Florida y Jamaica. Los pescadores culpan a la industria petrolera (28).

La lucha y las demandas iniciadas contra la exploración sísmica en Sudáfrica por parte de Shell dieron fruto el pasado 28 de diciembre, semanas después de la manifestación que describimos al comienzo de esta nota, cuando un tribunal sudafricano dio lugar al pedido de suspensión de exploración sísmica que interpuso la parte solicitante, compuesta por organizaciones sin fines de lucro, individuos (incluido un pescador tradicional de la zona) y una asociación comunal. 

Algunos medios en español dieron cuenta del triunfo unas semanas después. Mencionaron a la turística zona “Wild Coast” (donde se realizaron las protestas) y la participación de Extinction Rebellion. Omitieron decir que la zona es tradicionalmente pesquera y que se contó con amplia participación del mencionado Comité de Crisis local, pueblos indígenas y pescadores. 

Luego de conocerse la decisión del juez, uno de los demandantes, Nonhle Mbuthuma, del Comité de Crisis de Amadiba, expresó: “Como comunidades costeras nos hemos valido del mar por siglos, y nos alegra que el juez haya reconocido que no se pueden sacrificar nuestros modos de vida por el lucro a corto plazo” (29).

En 2019, los pescadores, activistas y ambientalistas de las islas noruegas de Lofoten lograron frenar el proyecto de explotación petrolera mar adentro. (Ref. Earth Justice Map) El partido laborista de Noruega finalmente retiró su apoyo a la explotación marítima (30).

Como insisten en señalar los pescadores trinitenses, “La carga de la prueba debe recaer en las empresas y, hasta el día de hoy, ninguna ha comprobado que las prospecciones sísmicas no tengan impacto alguno” (31). 

Más allá del clamor —acertado— por oír de una buena vez a los científicos (adalides de la sociedad occidental), urge mirar donde no estamos mirando: abajo, a las resistencias, a las alertas que repiten insistentemente trabajadores y comunidades en la primera línea.

Notas:

(1) Andoey Fishermens Union (2012). Consequences of seismic surveys. Fishermen’s experiences and headlines in media 2007-2010.



(4) Íbid.

(5) FFAW-Unifor (invierno boreal 2020). The Union Forum. https://ffaw.ca/app/uploads/2019/12/Union-Forum-Winter-2019-WEB.pdf

(6) No olvidemos, de paso, que el pozo que explotó en el famoso derrame del Deepwater Horizon era un pozo exploratorio (es decir, para confirmar la existencia del recurso después de la prospección sísmica).





(11) Íbid.


(13) Pesca adaptativa en la cual la unidad pesquera tiene como objetivo especies en áreas específicas de mayor oportunidad de captura. Glosario FAO.


(15) J. Jacquet, D. Pauly. Funding priorities: big barriers to small-scale fisheries. Conservation Biology, 22 (4) (2008), pp. 832-835

(16) U.R. Sumaila, T.C. Tai, V.W. Lam, W.W. Cheung, M. Bailey, A.M. Cisneros-Montemayor, S.S. Gulati. Benefits of the Paris Agreement to ocean life, economies, and people. Science Advances, 5 (2) (2019), p. eaau3855

(17) T. Cashion, D. Al-Abdulrazzak, D. Belhabib, B. Derrick, E. Divovich, D.K. Moutopoulos, D. Pauly. Reconstructing global marine fishing gear use: Catches and landed values by gear type and sector. Fisheries Research, 206 (2018), pp. 57-64

(18) FAO (2020). El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2020. La sostenibilidad en acción. https://www.fao.org/3/ca9229es/ca9229es.pdf

(19) Cisneros-Montemayor AM, Pauly D, Weatherdon LV, Ota Y (2016) A Global Estimate of Seafood Consumption by Coastal Indigenous Peoples. PLoS ONE 11(12). https://doi.org/10.1371/journal.pone.0166681

(20) Carr, Sarah (2019). It’s Not Just About Marine Mammals Anymore: How Ocean Noise Can Harm. Marine Ecosystems. The Skimmer on Marine Ecosystems and Management (Septiembre, 2019). https://octogroup.org/news/its-not-just-about-marine-mammals-anymore-how-ocean/

(21) Weilgart, L. (2018). The Impact of Ocean Noise Pollution on Fish and Invertebrates. El studio puede consultarse en: https://www.oceancare.org/wp-content/uploads/2017/10/OceanNoise_FishInvertebrates_May2018.pdf

(22) Carr, S. (2019).

(23) Implementation of seismic surveys on the Norwegian Continental Shelf. https://www.npd.no/globalassets/1-npd/regelverk/forskrifter/en/guidelines-seismic-surveys.pdf.

(24) Andoey Fishermens Union (2012). Consequences of seismic surveys. Fishermen’s experiences and headlines in media 2007-2010.

(25) Grassroots Opposition to Offshore Drilling and Exploration in the Atlantic Ocean and off Florida’s Gulf Coast, https://usa.oceana.org/climate-and-energy-grassroots-opposition-offshore-drilling-and-exploration-atlantic-ocean-and/


(27) bnamericas (enero 2021). Will Guyana Fall Victim to the Oil Curse. https://www.bnamericas.com/en/news/will-guyana-fall-victim-to-the-oil-curse


(29) Mongabay (31/12/2021). Court Order Blocks Shell’s Seismic Surveys Off South Africa’s Wild Coast. https://news.mongabay.com/2021/12/court-order-blocks-shells-seismic-surveys-off-south-africas-wild-coast/

(30) Labour Party Norway withdrawing support from offshore near Lofoten islands https://www.arctictoday.com/oil-drilling-in-part-of-norways-arctic-just-became-a-lot-less-likely/

(31) FFSO (2020). Safeguarding Our Country’s Future. https://ffostt.com/2020/03/12/safeguarding-our-countrys-future/


https://rebelion.org/no-mires-abajo/

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