El Palacio Nacional de México permaneció cerrado este lunes mientras distintos colectivos protestaban a las afueras, exigiendo al Estado que asuma su responsabilidad en la búsqueda y localización de las más de 90.000 personas desaparecidas en el país.
Poco antes de las 7:00 de la mañana, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, inició su habitual conferencia matutina desde el Palacio Nacional. La agenda estuvo marcada por el reporte de los precios de combustibles; las afectaciones por el paso del huracán Nora; los avances de los proyectos de infraestructura; y el regreso a clases presenciales. Pero no hubo una sola mención al centenar de personas que se congregó afuera, en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
Los colectivos de personas desaparecidas arribaron la mañana de este lunes al Zócalo capitalino, entre policías desplegados en los alrededores del Centro Histórico impidiendo el paso peatonal. Querían hacerse escuchar, tener una respuesta del gobierno de López Obrador para ayudarles en la búsqueda de sus hijas, hijos, hermanas, hermanos.
Durante el alba, los familiares de personas desaparecidas colocaron las fotografías de sus seres queridos en las vallas que protegían la entrada al Palacio Nacional y comenzaron a pintar la acera con la leyenda "+90.000", para recordar al Estado mexicano que hay cerca de 100.000 personas sin localizar, según las cifras oficiales.
Martina Estrada Pérez, madre de José María Esparza Estrada —desaparecido el 13 julio de 2017 en Nayarit—, dice que los familiares se encargan de que el rostro y la voz de sus seres queridos "no se olviden".
Con este encargo, la plancha del Zócalo fue eco de las habituales consignas de los colectivos. Voces desgarradoras que repetían al unísono: "Hijo, escucha, tu madre está en la lucha"; "¿Por qué los buscamos? Porque los amamos"; "Únanse, únanse, que sus hijos pueden ser".
Con el número 90.000 pintado en grande sobre la acera, decenas de mujeres comenzaron a ordenar sobre el suelo las prendas entretejidas de sus seres queridos.
"Desaparecido en cuerpo, pero nunca en la memoria de quienes lo amamos", estaba escrito sobre la playera blanca que usaba Adelaido Bernal Valdez, visto por última vez el 23 de julio de 2018.
En una camisa azul de manga corta, la mamá de Pablo Loaiza escribió: "Hijo mío, sigo aquí de pie, esperando que regreses. Me dejaron muerta en vida. Te voy a amar siempre". Los familiares de Luis Enrique Acosta y Jesús Eduardo Eliseo grabaron con tinta sobre una camisa de rayas blancas con azul que sus seres queridos están "ausentes, pero jamás olvidados".
Los pantalones, playeras, camisas y calcetines de personas desaparecidas no solo sirven como recordatorio de la persona ausente.
En este caso, la tela fue utilizada para lanzar una pregunta —y exigencia— a las autoridades mexicanas de los tres niveles de gobierno: "¡Dónde están!".
En la acción colectiva de este lunes participó María Alicia Guillen, madre de Eduardo Meza Guillén, quien fue robado a los cinco años y ocho meses de edad en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el 21 enero del 2012.
La mujer vino hasta la capital ante el deslinde de las autoridades estatales en la búsqueda de su hijo.
"El presidente de la República nos ofreció encontrar a los desaparecidos y no ha cumplido su palabra. Yo llevo buscando diez años y no sé nada de él", dice Guillén.
Lizbeth López Montaño quería viajar a Culiacán, Sinaloa, para protestar por la desaparición de su hermano David López Montaño —ocurrida el 2 de diciembre de 2019—, pero por falta de recursos económicos se quedó en la concentración de la capital mexicana.
"Pedimos justicia. Que me lo devuelvan, esté como esté: vivo o muerto. Lo quiero de regreso. En mi casa hay una silla vacía.
Mi madre está destrozada, mi padre también. Tiene una hija que pregunta en dónde está su papá. No sabemos qué contestarle, señor presidente", apunta López.
En el mar de incertidumbre, algunas personas como Trinidad, madre de Gonzalo Garduño Núñez —desaparecido el 10 de diciembre del 2017—, conocen el desenlace que tuvo su hijo. Tras un año y medio buscándolo, la familia Núñez encontró los restos de su ser querido en los servicios forenses de Hidalgo.
"Yo quiero verdad y justicia para Gonzalo, que se esclarezca", dice Trinidad.
En el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, cientos de colectivos de familiares de personas desaparecidas se concentraron en las plazas y calles de los 32 estados del país para exigir a las autoridades la aparición con vida de sus seres queridos.
Los reclamos también pasan por resolver la crisis forense que se vive en el país, con más de 52.000 personas fallecidas sin identificar, según un reciente informe del Movimiento por Nuestros Desaparecidos de México (MNDM).
La violencia que azota a la nación desde 2007 ha dejado un territorio lleno de fosas clandestinas —un total de 1.749, entre el 1 de diciembre de 2018 y el 30 de junio de 2021— y restos humanos que yacen en cementerios comunes e instalaciones forenses.
La omisión, negligencia e inatención de las autoridades mexicanas para la búsqueda y localización de las personas desaparecidas contrasta con la labor que realizan los colectivos de víctimas, quienes muchas veces se encargan de investigar los casos, de hurgar en la tierra en búsqueda de restos humanos y de destapar las fosas clandestinas.
Anuncio de nueva Comisión
Al terminar su conferencia matutina, López Obrador se reunió con familiares de víctimas de desaparición forzada durante la llamada 'guerra sucia', como se le llamó a la política de secuestro, tortura y muerte de opositores políticos y líderes sociales que implementó el Estado mexicano desde los años 60 hasta la década de 1980.
"Llegamos al acuerdo de crear una Comisión Presidencial de Verdad, Justicia, Reparación, Memoria y No repetición", anunció el mandatario tras la reunión privada.
Además, el gobierno de López Obrador anunció este lunes que había acordado con la Organización de Naciones Unidas (ONU) que el Comité contra la Desaparición Forzada podrá realizar una visita a México, cuando las condiciones de la pandemia del covid-19 lo permitan.
Un mandala por los desaparecidos
"Los desaparecidos son de todos", dice una mujer cuando otra compañera se rompe al contar la historia de su ser querido.
El ruido de otra manifestación que se acerca rápidamente a la Plaza de la Constitución no es impedimento para realizar un ejercicio de amor con la colocación en la acera de una mandala formada con pétalos de flores rosas y blancas, cuatro veladoras blancas y fotos de personas desaparecidas que completaron el círculo.
"En este hermoso mandala hemos puesto nuestro corazón, y es que en nuestro corazón habita nuestra persona amada que está desaparecida", concluyó una mujer el acto colectivo, que estuvo lleno de solidaridades, anhelos y atronadoras ausencias, a las puertas del Palacio Nacional de México.
José Beltrán Contreras
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