La hipocresía, es un acto consistente en fingir, aparentar comportarse de una forma, que es contraria a los valores sostenidos por un individuo o una comunidad, o de actuar en concordancia a principios que al mismo tiempo se critican. La hipocresía es, por tanto, una de las tantas formas que adquiere la mentira.
Bajo este marco de definición, lanzo el siguiente desafío a la comunidad sionista de Chile y a sus dirigentes, que suelen ser férreos defensores de la entidad israelí, a la que consideran su “segunda patria” como la define el diputado democratacristiano y creyente judío Gabriel Silber, en entrevista dada a Siva Gobrin (vicepresidenta de la comunidad de colonos sionistas chilenos en la Palestina histórica) el día 20 de agosto del año 2020 (1).
Lanzo este reto, en el marco de una información, la cual señala, que el régimen israelí y acompañado en ello por sus clásicos aliados, exige al gobierno de Polonia, que devuelva todas las propiedades robadas, expropiadas, usurpadas a aquellos ciudadanos polacos de creencia judía o no, que sufrieron actos de embargo ilegal bajo la ocupación del nacionalsocialismo y regímenes posteriores a ellos en ese país de Europa oriental.
En ese contexto y para no ser considerado modelos de hipocresía, esta comunidad sionista debería entonces, pronunciarse por la necesidad de restituir y compensar, así como lo exigen a Polonia, todas las propiedades usurpadas al pueblo palestino cuyo territorio ocupan colonos extranjeros en forma ilegal desde el año 1948, cuando proclaman el nacimiento de una entidad a la que denomina Israel.
Pues sí, los mismos que hoy demandan a otros lo que ellos no practican.
Política de Presiones
Si los dirigentes de la comunidad sionista de Chile consideran inexistente lo que señalo en este articulo o suponen una falsedad que Israel sea definida como una sociedad de hipócritas (fariseos o sepulcros blanqueados diría un viejo habitante de la Palestina bajo ocupación del imperio romano) marcado por grupos de poder, que han hecho del crimen su leit motiv político.
Los invito cordialmente a desmentirlo.
Si lo que afirmo no es real, entonces que lo refuten públicamente, en lugar de ejercer presiones soterradas, cobardes, como es enviar cartas a autoridades académicas universitarias, para negarme la posibilidad de enseñar, como lo hicieron este 2021, para impedirme impartir mi curso a estudiantes de periodismo de la U. de Chile.
Así fue solicitado a la rectoría de la U. de Chile por la Comunidad judía chilena, firmada por su presidente Gerardo Gorosdicher y el director ejecutivo de nacionalidad argentina, Marcelo Isaacson, quien además actúa como lobista de las entidades judías de Chile.
Sebastián Piñera celebra Janucá con la comunidad judía de Chile
Marcelo Isaacson lobista del Sionismo
La carta a la cual tuve acceso, gracias a chilenos creyentes judíos, indignados por esta labor de persecución, sostiene que “Como Comunidad Judía de Chile nos dirigimos a usted (al Rector de la Universidad de Chile) para expresarle nuestra preocupación, debido a que para el II semestre del presente año, el Instituto de Comunicación e Imagen, ofrece como electivo el curso “Los Conflictos del Siglo XXI y su Representación Política, Económica y Comunicacional” impartido por el Sr. Pablo Jofré Leal…
Con el perfil que posee el Sr. Jofré, podría ser considerado con vastos conocimientos en medio oriente y política internacional, sin embargo, utiliza estos espacios de manera sistemática para proliferar un discurso antisionista, antijudío, de odio y violencia…
Nos preocupa de sobremanera que la U. de Chile otorgue espacio formativo a una persona con un perfil público de incitación al odio, la violencia y la discriminación, lo que su casa de estudios siempre ha rechazado... …”.
En un articulo posterior detallaré in extenso la carta de persecución contra mi persona enviada por la comunidad sionista a autoridades de la Universidad de Chile y punto a punto denunciaré estas maniobras soterradas que los sionistas suelen realizar permanentemente.
Pregunto a los sionistas criollos
¿Consideran falso el hecho denunciado, respecto a que su comunidad, ejerce acciones destinadas a influir en las decisiones de empresas, medios de comunicación, centros de estudio, instituciones del estado, de tal forma de impedir el libre desarrollo de académicos y profesionales, a quienes acusan de antisemitismo o de una narrativa que pretenden acallar pues denuncia los crímenes de Israel?
¿Consideran falsas las denuncias de crímenes de guerra y lesa humanidad que están siendo investigadas por la Corte Penal Internacional?
Una investigación instruida ante las violaciones del régimen israelí con decenas de resoluciones condenatorias, emanadas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) destinadas a exigir el cese de acciones violatorias del derecho internacional y de los derechos humanos del pueblo palestino.
Violación de los convenios de Ginebra y otras determinaciones tales como: devolución de los territorios ocupados palestinos, el retorno de los refugiados.
Impedir que continúe la destrucción de viviendas palestinas y la construcción de asentamientos con colonos sionistas en Cisjordania, demoler el muro de segregación y apartheid que divide esa región palestina.
Terminar con el bloqueo a Gaza y detener el proceso de judaización de Al-Quds (Jerusalén) entre otras medidas.
El régimen israelí, constituido en el Levante mediterráneo, ha enquistado una visión de mundo totalitaria, exclusiva y excluyente bajo el marco de una ley de estado nación judío (2) diseñada para segregar y educar a sus nuevas generaciones en el odio racial, en el desprecio a los Goyim (a los no judíos) maquillando esto con operaciones de limpieza de imagen, vendiendo al mundo la supuesta existencia de una sociedad pluralista, abierta al mundo, tecnológicamente avanzada, gay friendly, democrática.
Pura y vana falsedad, cuando sólo a algunos kilómetros de donde brillan luces y oropeles se asesina a hombres, mujeres y niños, por el solo hecho de ser palestinos.
Se les recluye por parte del ocupante, en los campos de concentración más grandes de la historia como son la Franja de Gaza y Cisjordania.
Se les limita la libertad religiosa impidiendo el acceso a sus centros sagrados, ya sea en Al-Quds y su explanada de las mezquitas o en Al-Jalil (Hebrón) donde una ínfima cantidad de colonos sionistas, protegidos por una cantidad similar de tropas ocupantes, se han apoderado del casco histórico de la ciudad impidiendo la vida religiosa, comercial y cultural de los habitantes de Al-Jalil, que en número de 200 mil son reprimidos por la violencia sionista de colonos y la soldadesca puesta allí para proteger la tropelías cometidas por extranjeros avecindados en unos cuantos asentamientos.
Una ley de estado nación judío, que permite el robo de propiedades y tierras, que alienta los asentamientos en virtud de considerarlos de interés nacional.
Polonia Sí, Palestina No
Hoy, la hipocresía sionista nos vuelve a dar más pruebas de la conducta de doble rasero descrita. Es indiscutible, que un derecho humano fundamental es que se repare el daño causado, que se beneficie a las víctimas y a los familiares de esos damnificados, por acciones que generan dolor, sufrimiento y más aún si esa conducta se realiza como parte de una política de estado.
Así ha sucedido en Chile, por ejemplo, con las violaciones a los derechos humanos cometidos por la dictadura cívico-militar.
Así lo entendió Alemania, que bajo una crisis de conciencia por los crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos por el régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler generó – bajo la presión igualmente de entidades sionistas - una política de reparación económica que ha significado el desembolso de al menos 120 mil millones de dólares.
Gran parte de esa suma, unida a reparaciones entregadas por Suiza, que ha ido a parar a organizaciones sionistas, que han apuntalado esa ideología.
Una cantidad ínfima ha sido destinada a los familiares de las víctimas, tal como lo señala, en forma detallada, el intelectual estadounidense, hijo de creyentes judíos víctimas del régimen nazi en los campos de concentración de Auschwitz y Majdanek, el académico Norman Finkelstein en su libro “la Industria del Holocausto” (3)
Tal hecho genera, indudablemente, una profunda discusión sobre la moralidad de apropiarse de las reparaciones de aquellos que sufrieron la pérdida de sus seres queridos, y comprobar que esas cifras multimillonarias han permitido la conformación de un holding de fundaciones, corporaciones, museos e instituciones, que suelen enriquecer a sus directores y el núcleo directivo de ellas, bajo la monserga de “mantener viva una memoria” que tantos réditos económicos le ha dado al régimen israelí.
Memoria y recuerdo que me parece justo tener presente, aunque no exista esa memoria con sociedades como aquellos que conformaron la ex Unión Soviética y que significó el asesinato de 25 millones de sus ciudadanos a manos del Tercer Reich.
Como tampoco existe un Museo del Holocausto para el pueblo gitano o algo que sea relevante en honor de decenas de miles de personas con discapacidad mental, prisioneros políticos, homosexuales, entre otros, que no están incluidos en esa memoria exclusiva y excluyente, que ha tomado para si, el monopolio del recuerdo y con ello atacar a cualquiera que ponga en duda esa exclusividad victimista.
Un monopolio, que incluso hoy, implica fuertes disputas con países, que son acusados por los representantes del sionismo de no “reparar el daño causado” como es el caso de Polonia.
Efectivamente, las autoridades de ese país europeo oriental se han negado a ceder a la decisión del senado norteamericano de aceptar una ley que permite a los descendientes polacos de creencia judía de reclamar compensaciones por las propiedades perdidas durante la segunda guerra mundial.
El parlamento polaco aprobó una ley que evitaría que los ex propietarios polacos, incluyendo en ello a los descendientes de víctimas de la persecución nazi recuperen las propiedades expropiadas en esos años y posteriormente.
Ley del Estado-Nación, que define oficialmente Israel como el “Estado Nación del pueblo judío”, que reserva el derecho a la autodeterminación a este colectivo y establece que el hebreo sea la única lengua oficialhttps://elpais.com/internacional/2018/07/19/actualidad/1531973268_687632.html
Reseña La industria del Holocausto, un libro vehemente, iconoclasta y polémico, es la denuncia de dolorida voz que alza el hijo de unos supervivientes contra la explotación del sufrimiento de las víctimas del Holocausto.
En esta obra fundamental, el eminente politólogo Norman G. Finkelstein expone la tesis de que la memoria del Holocausto no comenzó a adquirir la importancia de la que goza hoy día hasta después de la guerra árabe-israelí de 1967.
Esta guerra demostró la fuerza militar de Israel y consiguió que Estados Unidos lo considerara un importante aliado en Oriente Próximo.
Esta nueva situación estratégica de Israel sirvió a los líderes de la comunidad judía estadounidense para explotar el Holocausto con el fin de promover su nueva situación privilegiada, y para inmunizar a la política de Israel contra toda crítica.
Así, Finkelstein sostiene que uno de los mayores peligros para la memoria de las víctimas del nazismo procede precisamente de aquellos que se erigen en sus guardianes.
Basándose en una gran cantidad de fuentes hasta ahora no estudiadas, Finkelstein descubre la doble extorsión a la que los grupos de presión judíos han sometido a Suiza y Alemania y a los legítimos reclamantes judíos del Holocausto y denuncia que los fondos de indemnización no han sido utilizados en su mayor parte para ayudar a los supervivientes del Holocausto, sino para mantener en funcionamiento “la industria del Holocausto”. http://aaargh.vho.org/fran/livres10/FINKindespa.pdf
La Ley Administrativa de Polonia firmada el pasado 14 de agosto por el presidente polaco Andrzej Duda y aprobada por el Parlamento polaco tres días antes, está basada en una sentencia del Tribunal Constitucional del 2015. Ley que pretende evitar que prosperen reclamos sobre propiedades que se extiendan por más de 30 años (1) teniendo presente que, a la caída del campo socialista, Polonia, que formaba parte de esas sociedades abrió el camino para que antiguos propietarios expropiados pudiesen recuperar sus propiedades, pero, el problema es que nunca se aprobó una ley integral. que fuese capaz de regular no sólo la restitución, sino también la compensación de las propiedades confiscadas.
El gobierno de Duda señaló que la medida tomada no es una ley dirigida contra los judíos “queremos poner fin al caos jurídico, burocrático e inmobiliario que existía desde hace muchos años en torno a las exigencias y requisitos para poder restituir propiedades, así como la incertidumbre en la que se debaten al respecto muchos propietarios”
Pero, no bastó la explicación del gobierno polaco frente a una decisión soberana, que posee un gran problema: afecta a los seguidores de una ideología que ha logrado imponer el victimismo crónico en forma monopólica, pues para la sociedad israelí y sus seguidores, no existe dolor más grande que el de los europeos creyentes judíos víctimas del holocausto.
No hay otro, es producto de exportación único y monopólico. Para el sionismo no existe crimen más abominable que el ejecutado contra la comunidad judía, como tampoco la posibilidad de criticar o tratar de visualizar la propia conducta de Israel contra el pueblo palestino, por ejemplo, sin que salgan a relucir sus escudos de defensa: acusaciones de antisemitismo, antijudaísmo y negacionismo, acallando así las voces disidentes de su peculiar conversión: de víctima a victimario.
La medida del gobierno polaco levantó la indignación del sionismo y de todos aquellos que durante 76 años se han beneficiado de las indemnizaciones, restituciones y otras determinaciones destinadas a compensar a las víctimas y familiares de ciudadanos europeos de creencia judía afectados por el nacionalsocialismo.
Las presiones sobre el gobierno polaco se dejaron venir como lluvia de bombas sobre Gaza. Estados Unidos, el gobierno israelí, instituciones sionistas desplegadas en un amplio abanico de actividades, todos, sin excepción se lanzaron contra Polonia, presionando para una vuelta atrás en su decisión administrativa.
Para Gideon Taylor, presidente de la Organización Mundial de Restitución Judía (WJRO, por sus siglas en inglés) “La restitución de propiedades es más que dinero: para muchos sobrevivientes del Holocausto y sus familias, un hogar es la última conexión física que queda con las vidas que una vez llevaron, con los países donde nacieron y con las ciudades donde crecieron, antes de que sus vidas fueran destrozadas”.
En Israel, el presidente del parlamento israelí, Mickey Levy señaló “La ley contra la restitución que restringe los reclamos de propiedad de las víctimas del Holocausto es un robo a la luz del día, que profana la memoria de la Shoá”.
Las voces airadas provinieron también del primer ministro Naftali Bennett, quien afirmó que la decisión del presidente Duda es “un vergonzoso desprecio por la memoria del Holocausto”. “Israel ve con la mayor seriedad la aprobación de la ley que impide que los judíos reciban una compensación por la propiedad que les fue robada durante el Holocausto”.
Por su parte el ministro de relaciones exteriores, Yair Lapid, aseguró que la ley aprobada es antisemita y no ética. “Polonia se ha convertido en un país antidemocrático, que no respeta la mayor tragedia en la historia de la humanidad.
El mundo no puede callar. Israel y el pueblo judío no se callarán” (2). Desde Estados Unidos, el apoyo a los reclamos del sionismo no se hizo esperar.
El secretario de estado, Antony Blinken (hijo de padres de creencia judía y con padrastro sobreviviente de un campo de concentración) sostuvo que «Estamos profundamente preocupados porque el parlamento de Polonia aprobó una legislación que restringe severamente el proceso para que los sobrevivientes del Holocausto y sus familias, así como otros propietarios judíos y no judíos, obtengan la restitución de la propiedad…”
El Sr. Taylor tiene razón al sostener, que restituir una propiedad a una familia a la cual se le expropió, expulsó, embargó o cualquier otra acción que signifique desligar a esa familia de su hogar es un crimen despreciable, que no puede ser aceptado.
Resulta vergonzoso negarse a entregar una compensación por las propiedades usurpadas durante alguna campaña militar de ocupación y colonialismo.
La sociedad que no respeta una d elas mayores tragedias de la humanidad, como fue la Nakba (día de la catástrofe) y su continuación después de 73 años no merece denominarse democrática. El mundo, ante tamaña injusticia no puede callar, no lo hará el pueblo palestino ni aquellos que defienden sus derechos violados por el sionismo.
Pero…volvamos al concepto original: la hipocresía.
Por qué hablo de Israel como una sociedad hipócrita. Pues, porque si bien es indesmentible la idea y la práctica del recuerdo como una conducta y un ejercicio necesario, para impedir la repetición de crímenes deleznables y con ello frenar cualquier intento de políticas exterminio por razones de raza, religión, ideología, etnia, conquista territorial entre otras razones.
También es indesmentible que Israel, su ideología sionista, su visión de la historia y la política destinada a imponer esa visión de mundo los ha convertido en un régimen criminal, en una versión nacionalsionista de aquellos a quienes condenan.
Su hipocresía radica en querer seguir usufructuando del llanto y la solidaridad mundial por crímenes cometidos hace más de siete décadas, para acallar los crímenes cometidos por los familiares o miembros de la misma grey contra el pueblo palestino desde el año 1948 a la fecha. Hipocresía, pues la dirigencia sionista habla de reparaciones, de lo injusto de una ley polaca que se niega a seguir entregando compensaciones a familiares de las víctimas de creencia judía, por parte de un régimen que invadió Polonia, país que sufrió la ocupación y los crímenes de su población.
Varsovia ocupada por las tropas del Tercer Reich
La dirigencia sionista, sus medios de difusión, sus corifeos desplegados en los países como es el caso de Chile, que en uso de la estrategia de la hasbara maquillan los crímenes que comete Israel hoy contra palestina, cubriéndolos con los crímenes cometidos por el nacionalsocialismo como si ello les diera un marco de impunidad; no mencionan su propia conducta negacionista respecto a los crímenes cometidos contra el pueblo palestino.
Hipocresía porque Naftali Bennett, Yair Lapid hablan de impedir que no se restituya lo robado, que no se compense lo expropiado, o la profunda idea consignada por Gideon Taylor de la Organización Mundial de Restitución Judía quien señala “La restitución de propiedades es más que dinero: para muchos sobrevivientes del Holocausto y sus familias, un hogar es la última conexión física que queda con las vidas que una vez llevaron, con los países donde nacieron y con las ciudades donde crecieron, antes de que sus vidas fueran destrozadas”.
Efectivamente Sr. Taylor y con ello en Chile a los señores y señoras Gorosdicher, Isaacson, Rosemberg, Agosin, Zaliasnik, entre otros; la restitución de lo robado a millones de palestinos es más que dinero. Bien sabemos que un hogar es una inseparable conexión física con la vida que alguna vez se tuvo, con la tierra donde nacieron, criaron a sus hijos y de la cual fueron expulsados.
Y en ello, qué duda cabe señores (as) de la comunidad sionista de Chile, deben ustedes, al cabo de tantas décadas, tener presente la inseparable conexión que el pueblo palestino tiene con su tierra, el mismo pueblo al cual el sionismo le impide volver y recuperar lo usurpado y con ello volver a la conexión con sus ciudades, pueblos y aldeas donde florecieron sus negocios.
Sea en Haifa, Jaffa, Nazareth, Ariha, Akka, Ar Ramla, Khadra, Asqalaan, Al-Quds.
Los barrios que vieron pasar a familiar de palestinos que de generación en generación formaron sus hogares, dieron esplendor a esos centros urbanos, cultivaron la tierra, sacaron los frutos de sus olivos.
Cosecharon sus naranjos, pescaron en el mediterráneo, nadaron en las aguas salobres del mar muerto, pastaron sus animales allí donde los acuíferos brotaban en forma de manantiales.
Efectivamente señores (as) sionistas y defensores de esta ideología, la restitución de las propiedades debe ser una exigencia que tomar sin tiempo que perder. Por ello, supongo, Israel va a devolver todas las tierras usurpadas, las propiedades robadas tras la proclamación de la entidad sionista el año 1948.
Me parece que resulta decente pensar, que el presidente de la comunidad sionista de Chile y su cuerpo directivo, en pleno, haciendo caso omiso de la acusación de hipócritas, así como favorecen la restitución de propiedades de ciudadanos polacos expropiados o simplemente robados por los nazis, apoyarán la restitución de los hogares palestinos usurpados por el sionismo ¿Es así cierto?
Los invito a declararlo para así no seguir pensando que defienden ustedes una sociedad de hipócritas y ustedes mismos lo son.
Palestinos Expulsados de sus hogares. Nakba 1948
Coincidirá conmigo la comunidad sionista chilena y sus dirigentes, que hay que derogar la llamada Ley de Propiedad de Ausentes, que permite a la entidad israelí apoderarse de la propiedad de los palestinos que, según Israel, abandonaron o huyeron de sus casas durante la Nakba (catástrofe en árabe) e incluso robando posteriormente sus propiedades, expropiándolas o demoliéndolas de acuerdo con el estado del arte de ocupación que lleven adelante.
Y, por otro lado, ya que tanto hablan de Israel como la mayor democracia de oriente medio, supongo que impulsarán la exigencia que derogue la llamada Ley de Asuntos Legales y Administrativos, que permite a los judíos, que puedan demostrar un título de propiedad anterior a 1948 y así reclamar sus propiedades en Al-Quds (Jerusalén). Misma acción a la cual deben tener derecho los palestinos.
Resulta evidente que no se puede seguir llorando por el holocausto y las medidas tomadas por gobiernos como el polaco y conducirse, impunemente, como una entidad que usurpa tierras al pueblo palestino y cubrirse con el manto ya inservible del antisemitismo cuando se les critica.
Artículo de SegundoPaso ConoSur
https://www.europapress.es/internacional/noticia-polonia-aprueba-ley-criticada-israel-afectar-propiedades-victimas-holocausto-20210812033317.html
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-58223069
Artículo de SegundoPaso ConoSur