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Nicaragua: Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio


Enmanuel Mongalo fue otro de los protagonistas de la guerra nacional (1855-56), que se cubrió de gloria en la batalla de Rivas entre fuerzas nicaragüenses y los filibusteros de William Walker.


Enmanuel Mongalo nació en Rivas el 21 de Junio de 1834. Sus padres, Bruno Mongalo y Francisca Rubio, fueron honestos y bien acreditados miembros de la sociedad rivense.

La infancia y juventud de Mongalo se deslizan en la paz de la ciudad natal, pero su despierta inteligencia le impulsan hacia más amplios horizontes.

Agotados los estudios que podían ofrecerles los colegios de su departamento y llevado del ansia de emigrar, se embarca hacia los Estados Unidos. 

Por ese entonces, el Istmo de Rivas estaba animado por el ir y venir de norteamericanos y europeos que de las costas del Atlántico se trasladaban a California y Mongalo se sintió también atraído y se marchó a San Francisco.

Pero San Francisco, urbe en formación, poblada de toda laya de gente, centro de vicio y de violencia, no podía retener el espíritu delicado y más bien soñador inclinado a la sana actividad. Pronto regresa Mongalo a Nicaragua y en Rivas se dedica al estudio y la enseñanza, y a escribir textos. 

Su profundo espíritu patriótico comprende, sin duda, la urgente necesidad de cultivar la mente de los niños nicaragüenses y por ellos escoge la abnegada carrera de magisterio para mejor servir a la patria.

En esta quieta labor civilizadora, le sorprende la llegada de los contingentes filibusteros. Han desembarcado en Bahía de Gigantes y amenazan Rivas. Él, que ha huido de California de donde vienen, los conoce muy bien. Son violentos mineros, ágiles jinetes y expertos rifleros y grandes bebedores. 

Él ha conversado con sus coterráneos de aquella gente y ante su llegada súbita da la voz de alarma y alerta. Pinta a lo vivo sus costumbres, sus caracteres de aventureros, despreciadores de indios y mestizos, e infunde entre sus conciudadanos la voluntad firme de resistir hasta la muerte antes de pasar al dominio de tan despiadados conquistadores.

El calor y la convicción del joven maestro de escuela logran que los hombres de todas las condiciones sociales se presenten voluntarios a empuñar las armas con decisión inquebrantable. El peligro es inminente.

Los invasores han salido de San Juan del Sur y avanzan. Los filibusteros se apoderan de la casa de Don Máximo Espinoza, que se convierte en verdadera fortaleza, donde se parapetan y comienzan a disparar con mortíferos efectos.

Urge una decisión pronta y enérgica para evitar la carnicería que hacen desde la improvisada fortaleza. Los jefes de las tropas nicaragüenses deciden incendiar el edificio, arriesgadísima tarea que sólo puede ser llevada a cabo por voluntarios heroicos. 

El momento es angustioso, impresionante y grave. Entonces Enmanuel Mongalo se presenta. 

El soñador, el joven soñador, el joven maestro de escuela desafiará al destino.

Marchó paso a paso, erguido, firme, con la tranquilidad de un espíritu recto, lleno de los sentimientos que anidan en los corazones hidalgos a incendiar el refugio de los filibusteros. 

Y allí la lumbre se convirtió en llamaradas que se enroscaron en el hoy histórico Mesón y lo hacían quejarse, gemir, crespitar (sic). 

El Fuego escribía con caracteres infernales en el techo que cobijaba a los bucaneros y les decía con lengua enfurecida y les gritaba con voz de patriotismo que Nicaragua no teme, mientras tenga a sus hijos que la defiendan.

Las llamas eran serpientes dantescas que causaron extraños delirios, visiones de horror a los que juzgaron muy fácil apoderarse de hombres para quiénes a pesar de su juventud, no representaba mucha la existencia al oír el grito de la Patria amenazada.

Vivieron sus compañeros momentos de angustia y de incertidumbre, pensando que allí se detuviera para siempre aquel corazón que cantaba en medio del desastre y reía en medio de los gritos desesperados de los usurpadores y les mostraba, como escudo para la Patria, la rosa viva de su corazón.

Los filibusteros con grandes pérdidas, abandonaron todo; el miedo se apodera de ellos y huyendo a través de las calles, plana de heridos y muertos, se retiran desordenadamente de Rivas. 

Se había ganado la primera batalla a los invasores. Era el 29 de Junio de 1855.

Murió el 01 de Febrero de 1872 y sus restos reposaron durante muchos años en la Iglesia La Merced de Granada, habiendo sido exhumados y trasladados simbólicamente a la ciudad de Rivas el 29 de Junio de 1970, porque la tumba contenía únicamente sus cenizas las cuales fueron colocadas al pie de un monumento erigido en su memoria, en la calle Mongalo.

El 29 de Junio fue consagrado por el Congreso Nacional de Nicaragua como día del maestro nicaragüense, en homenaje al maestro-héroe.


La Gesta Heroica

Contexto histórico

En el período de 1854-1857,se desarrolló la Guerra Nacional, inicialmente caracterizada por el enfrentamiento entre grupos localistas democráticos y legitimistas, y después con la participación de fuerzas extranjeras. La guerra civil dio paso a la Guerra Nacional antifilibustera, cuando los democráticos para alcanzar la victoria contrataron los servicios de fuerzas filibusteras.

El 13 de junio de 1855, desembarcaron en el puerto de El Realejo a bordo del bergantín “Vesta” al mando de William Walker, quien a su arribo fue ascendido al grado de coronel. Posteriormente, se dirigieron a Rivas y desembarcaron el 27 de junio en la playa El Gigante, para tomar por sorpresa la ciudad de Rivas que formaba parte del entonces departamento Meridional y el departamento de Oriente, formado por los actuales departamentos de Granada, Masaya y Carazo.

Las fuerzas filibusteras estaban compuestas por aproximadamente 55 estadounidenses y 100 nicaragüenses al mando de los coroneles Mariano Méndez y Félix Ramírez. Acompañó a los filibusteros el general Máximo Espinoza a quien el gobierno establecido en León le había prometido en recompensa que si la acción daba resultado, él ocuparía el cargo de Prefecto del Departamento Meridional y Delegado Fiscal.

El coronel William Walker pretendió la rápida y sorpresiva toma de la ciudad de Rivas, con el objetivo de apoderarse de una posición ventajosa para avanzar hacia la captura del resto del territorio nacional. El ataque a Rivas inició el 28 de junio de 1855 y se instalaron en la casona del general Máximo Espinoza, conocida como “El Mesón”, donde se parapetaron y combatieron contra las tropas legitimistas. El subteniente cívico y maestro Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio llevó la voz de alarma para la defensa contra los filibusteros.

Acto heroico del maestro Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio

El 29 de junio de 1855, el coronel Manuel Giberga del Bosque, Jefe de las tropas legitimistas, consideró que el medio más eficaz para desalojar al enemigo era incendiar el refugio de los filibusteros ubicado al lado de la casa de don Joaquín Reina, para esta misión pidió voluntarios, de inmediato se presentó el maestro Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio, de 21 años de edad, junto a Felipe Nery Fajardo, quien recibió la tea (antorcha) de mano de su jefe militar. 

Sin vacilar se deslizó a rastras entre las paredes destruidas de las casas, entró por el corredor de la casa vecina,incendió las soleras y las cañas del techo. Las llamas llegaron hasta “La Casona” donde se encontraban los filibusteros, quienes salieron huyendo, enfrentándose con el destacamento al mando de Jerónimo Leal, quien trató de impedir la huida hacia la hacienda Santa Úrsula.

Los filibusteros con pérdidas de personal y material abandonaron la ciudad de Rivas y se dirigieron a San Juan del Sur. Estableciéndose una victoria para las tropas nicaragüenses en la Batalla de Rivas el 29 de junio de 1855. El comunicado militar del gobernador del departamento de Rivas, don Eduardo Castillo, consagró al maestro Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio como héroe indiscutible y el 1 de julio de 1855 expresó lo siguiente:

“…el día de la acción fue de los que más se distinguieron por su valor, al subteniente cívico don Enmanuel Mongalo, que en unión de un soldado también cívico de los que vinieron de esa ciudad, Felipe Nery Fajardo, clavaron un mechón encendido en la casa de Máximo Espinoza, donde fueron últimamente reducidos y rodeados por todo el contorno los filibusteros, y se hacía preciso la operación del incendio…”.

Este memorable hecho histórico acaecido en el contexto de la Guerra Nacional Antifilibustera quedó recogido en la historiografía nacional como la acción heroica del subteniente cívico y maestro Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio, llena de coraje y de valor, el país se colmó de júbilo ante la victoria de las tropas nicaragüenses.

Para 1861, el maestro Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio se trasladó a Nueva York, Estados Unidos de América donde editó un compendio de Geografía. Regresó a Nicaragua y se dedicó a enaltecer la profesión del magisterio, mediante la enseñanza gratuita a estudiantes y a escribir textos escolares de geografía e historia nacional, con el objetivo de servirle mejor a la Patria.

En los últimos días de su vida se trasladó a vivir a la ciudad de Granada, donde murió de una enfermedad pulmonar el 1 de febrero de 1872 a los 40 años de edad, siendo sepultado en la iglesia La Merced. El 29 de junio de 1970 sus restos fueron exhumados y trasladados a la ciudad de Rivas.

Legado histórico

El Héroe Nacional, subteniente cívico y maestro Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio, de gran vocación magisterial, de altos principios y valores morales, éticos, cívicos, patrióticos e intelectual de excelencia, con su acción heróica nos legó su ejemplo de nacionalismo, honor, lealtad, nobleza, justicia y con un profundo amor a la libertad. Patriota de firme decisión, capaz de dar la vida en defensa de la Patria.

En reconocimiento a sus grandes cualidades de educador, el Congreso Nacional de Nicaragua mediante Decreto Legislativo Nº 692 del 3 de abril de 1978, declaró el 29 de junio, Día del Maestro Nicaragüense.

En honor y reconocimiento a su heroica participación en la histórica “primera Batalla de Rivas” fue declarado “Héroe Nacional” por la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de la República de Nicaragua el 20 de octubre del año 1982, mediante el Decreto Ejecutivo Nº 1123, publicado en La Gaceta, Diario Oficial Nº 251 del 27 de octubre de 1982.

Honor y gloria al Héroe Nacional, subteniente cívico y maestro Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio y a todos los jefes, oficiales, soldados y al pueblo en general, que dieron lo mejor de sí para defender con honor la soberanía, la independencia y la integridad del territorio nacional contra la ocupación de las fuerzas filibusteras.

Honor y gloria por siempre a los dignos patriotas nicaragüenses que han defendido la Patria frente a las históricas pretensiones expansionistas sobre nuestro territorio.

¡Honor y gloria por siempre al Héroe Nacional, subteniente cívico y maestro Enmanuel Jeremías Mongalo y Rubio!

Tomado de: Ejército de Nicaragua, Revista Defensa Nacional, n.51, abril-junio 2011, pp.64-66 Y Publicado por Iris Varela | Jun 29, 2019


¿POR QUÉ HÉROE?

Enmanuel Mongalo (21-06-1834- +1-02-1872), según la historiografía del Siglo XIX, repetida por los historiadores del Siglo XX y XXI, es un héroe nacional de Nicaragua, por haber combatido a los filibusteros Yanquis de William Walker el 29 de Junio de 1855 en Rivas, prendiendo en fuego a la casona de Máximo Espinoza, donde se encontraban atrincherados los filibusteros. También es “Héroe Nacional” por mandato legal del Poder Legislativo de Nicaragua, Decreto 1123 del 20 de octubre de 1982, publicado en La Gaceta 251 del 27 de octubre de 1982, por el Consejo de Estado de Nicaragua.

Sin embargo, sin pretender quitarle ningún mérito al valor heroico de este combatiente legitimista rivense en la gesta antes mencionada, creo que es necesario que ubiquemos en el contexto histórico real, este incidente de la guerra civil de 1855 entre legitimistas y democráticos. Aclaro que este es un breve artículo de opinión crítica de la historiografía, no un artículo sobre los hechos y detalles de la batalla referida y que otros autores como el Dr. Alejandro Bolaños Geyer (q.e.p.d.) han redactado más ampliamente. Tampoco es un artículo biográfica del maestro heroico que años después escribirá un “Compendio de Geografía (editado en 1861) y reproducido en Revista Conservadora (número 6, febrero de 1961).
Guerra civil

Lo primero que tenemos que aceptar es que la gesta de Mongalo se dio en el contexto de la guerra civil entre legitimistas y democráticos, producto de la imposición de Don Fruto Chamorro, de la Constitución Non Nata de 1854, conforme la cual se creó la República de Nicaragua con separación de los poderes de Estado y la elección de un Presidente de la República. Siendo, conforme esta Constitución Non Nata, electo Presidente Don Fruto con la oposición en el exilio forzado, que derivó en la guerra civil.

No fue en el contexto de la guerra nacional contra el filibusterismo y la presidencia espuria de William Walker, sino en el contexto de la guerra civil. Siendo así, las acciones de los soldados en combate se deben enmarcar como parte de las acciones bélicas de las partes contendientes, siendo ambos bandos nicaragüenses en fratricida guerra.

Walker el democrático

¿Qué pues hacía William Walker en Rivas? Walker había venido en supuesto apoyo a los Democráticos de León, y apenas unos días antes se había incorporado junto con sus hombres en la guerra civil, recibiendo la naturalización como nicaragüense, para protegerse de la ley norteamericana que sanciona con cárcel a los ciudadanos norteamericanos que participaron como combatientes de guerras civiles en otros estados del mundo.

Así que encontramos a un William Walker naturalizado en Nicaragua, combatiendo como democrático en Rivas contra las tropas legitimistas. Lo que realmente pasó en Rivas, es que Walker fue traicionado por los mandos democráticos que le tenían desconfianza y celos militares, dejándolo abandonado con sus hombres en Rivas, mientras las demás tropas nicaragüenses democráticas huían hacia Costa Rica. La invasión a Rivas había llegado por mar. El jefe de William Walker en este hecho histórico fue el Chelón Valle, de Masaya, democrático enviado para liderar esta invasión a Rivas.

Por eso, en la escena aparece un Walker y los yankees solitarios frente a las tropas legitimistas, no porque haya sido una invasión solitaria de yankees a Rivas, sino porque se fraguó una traición contra sus pistolas y tuvo que enfrentar solo a los combatientes legitimistas, mientras organizaba su retirada hacia el único lugar que conocía, el camino por el que había llegado del mar, la costa marítima de Rivas.

Walker jefe del ejército

La guerra civil continuará después de la batalla de Rivas, pero Walker cambiará su táctica de guerra, logrando que ésta concluya en octubre de ese mismo año de 1855, al tomarse por sorpresa la ciudad de Granada, obligando a los legitimistas a negociar la paz. Walker es nombrado a partir de ese mes, Jefe de las Fuerzas Armadas de Nicaragua, siendo la única autoridad militar reconocida por legitimistas derrotados y atrapados en Granada, y democráticos victoriosos.

Será hasta mediados del siguiente año,1856, cuando los democráticos declararán a Walker enemigo de Nicaragua, al fraguar un “proceso electoral” donde resulta ganador él mismo y se entroniza como Presidente de Nicaragua.

 Pero desde noviembre de 1855 hasta junio de 1856, Walker es el único jefe militar de las fuerzas del orden y la paz en Nicaragua. Sin embargo, hay que recordar que en el norte de Nicaragua, las tropas legitimistas de Tomás Martínez y José Dolores Estrada, no habían entregado sus armas y no reconocían a Patricia Rivas como Presidente de Nicaragua y menos a Walker como Jefe de ningún Ejército de Nicaragua. Ellos salvaron la dignidad nacional en ese momento de la historia.

Mongalo al margen de los políticos egoístas

Por eso, cuando recordamos la gesta del profesor Enmanuel Mongalo, debemos hacerlo con respeto a este digno educador que obligado por las circunstancias políticas del momento tuvo que dejar su aula de clases para empuñar el fusil, y le correspondió la suerte histórica de ser de los primeros en combatir a William Walker, no por invasor, sino por democrático, pero podríamos valorar este hecho como un accidental precursor de las futuras batallas patrióticas centroamericanas contra William Walker, para expulsarlo de la región.

A diferencia de los caudillos políticos legitimistas y democráticos, que todo lo hacían en función de sus intereses personales o de clase, el profesor Enmanuel Mongalo lo hizo simplemente con la convicción de defender una causa constitucional (aunque él no sabía el carácter non nato de la misma), y por Nicaragua. Mongalo representa entonces a todos los nicaragüenses humildes que a lo largo de la historia han combatido por justas causas y posteriormente han sido traicionados por los líderes políticos que sin escrúpulo alguno terminan negociando las paces, sobre una pila de cadáveres que bien se podrían haber evitado. Recordemos el pacto del Espino Negro en 1927, donde José María Moncada negoció “la paz” con los yankes de “garantes” después de haber caído en combate cientos de liberales que defendían la Constitución Política.

Por eso, pongo a Enmanuel Mongalo al margen de los políticos egoístas de su momento histórico, y lo reconozco como el representante popular siempre dispuesto, como Sandino, a morir sin exigir a cambio ni un pedazo de tierra donde ser sepultado.

!¡Salve a ti, Enmanuel Mongalo! Nicaragua te reconoce como el hijo que a riesgo de su propia vida, empuñaste el mechón del fuego patriótico para expulsar de nuestro suelo Patrio al rubio invasor esclavista!

Managua, 21 de junio del 2021, a 187 años de su natalicio, y 166 años de su gesta heroica, la gratitud de Nicaragua y de los nicaragüenses ¡por siempre!

Por- Clemente Guido Martínez|Miembro de Número de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.
AGHN. | (P.D. Agradezco los aportes del Dr. Jorge Eduardo Arellano al presente artículo).


Declaración de héroes nacionales a

Enmanuel Mongalo, Andrés Castro y  Juan Santamaria


Decreto No. 1123 de 20 de octubre de 1982

Publicado en La Gaceta No. 251 de 27 de octubre de 1982

LA JUNTA DE GOBIERNO DE RECONSTRUCCION NACIONAL DE LA REPUBLICA DE NICARAGUA

en uso de sus facultades y con fundamento del Arto 23 del Decreto No. 388 del 2 de mayo de 1980,

Hace saber al pueblo nicaragüense:

UNICO:

Que aprueba las reformas hechas por el Consejo de Estado en su sesión ordinaria número diecisiete del nueve de septiembre de mil novecientos ochenta y uno al Decreto que declara Héroes Nacionales a Enmanuel Mongalo, Andrés Castro y Juan Santamaría, el que ya reformado íntegra y literalmente se leerá así:

Considerando: I

Que en la gran lucha emprendida por el pueblo nicaragüense para librarse de la dominación y el vasallaje impuestos por las agresiones de nuestra soberanía, nuestra nacionalidad y aún de nuestra existencia como República, ha habido destacados combatientes, verdaderos hijos del pueblo, que no dudaron en ofrecer sus vidas por la defensa de nuestra Patria;

II

Que la intervención filibustera de 1855, que trató de arrebatar la soberanía a Nicaragua y a los demás países de Centroamérica, fue rechazada gracias al heroísmo y la entrega de humildes hijos del pueblo, artesanos como Andrés Castro, maestros de escuelas como Enmanuel Mongalo y campesinos como Juan Santamaría, venido de Costa Rica a luchar contra el invasor;

III

Que el pasado mes de septiembre se conmemoró el ciento veinticinco aniversario de la jornada heroica conocida como “Guerra Nacional” emprendida por los auténticos hijos del pueblo en contra del filibusterismo expansionista norteamericano.

POR TANTO:

en uso de sus facultades Decreta:

Artículo 1.- Decláranse Héroes Nacionales a Andrés Castro y Enmanuel Mongalo.

Artículo 2.- En homenaje al heroico soldado centroamericano que con vocación internacionalista luchó al lado del pueblo de Nicaragua en la gesta contra el invasor yanqui declárase Héroe Nacional al soldado costarricense Juan Santamaría.

Artículo 3.- Este Decreto entrará en vigencia a partir de su divulgación por cualquier medio de comunicación colectiva, sin perjuicio de su ulterior publicación en “La Gaceta” Diario Oficial.

Es conforme. POR TANTO: 

Téngase como Ley de la República. Ejecútese y publíquese.

Dado en la ciudad de Managua, a los veinte días del mes de octubre de mil novecientos ochenta y dos. 

“Año de la Unidad Frente a la Agresión”.

JUNTA DE GOBIERNO DE RECONSTRUCCIÓN NACIONAL. Sergio Ramírez Mercado.- Daniel Ortega Saavedra.- Rafael Córdova Rivas.-

Asamblea Nacional de la República de Nicaragua.

Complejo Legislativo Carlos Núñez Téllez.

Avenida Peatonal General Augusto C. Sandino Edificio Benjamín Zeledón, 7mo. Piso.

Teléfono Directo: 22768460. Ext.: 281.

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