Muchos compañeros sandinistas con los cuales frecuentemente intercambiamos opiniones sobre asuntos sociopolíticos, económicos y militares de nuestro país y como es natural, del ámbito internacional, están convencidos de que un golpe de Estado como el sucedido en Bolivia, NO puede ser ejecutado con el mismo éxito por los gringos en Nicaragua.
La base de tal certeza está, según ellos, en las siguientes premisas: A nivel interno porque las Fuerzas Armadas y del Orden público (léase, Ejercito y PN), por su orígen revolucionario y apego a la Constitución Política, jamás podrán ser instrumentalizados para ejecutar una traición de tal magnitud; que no tenemos conflictos étnicos, religiosos, territoriales profundos entre los nicaragüenses que puedan disparar enfrentamientos racistas, fundamentalistas o que pongan en peligro la unidad territorial del país.
Aducen que nuestros Recursos Naturales son pocos en variedad y que el oro ya está en manos extranjeras sin ningún conflicto o disputa, por lo que los grandes poderes fácticos (corporativos y políticos) mundiales no tienen mayor interés, más que los expresados en el pasado intento de golpe de Estado a nuestro gobierno.
Dicen que no hay una situación dramática de exclusión socio-económica y que de alguna manera la población en general no se ve impelida por hambre o sobrevivencia a enfrentarse a su propio gobierno y que los grupos que nos adversan son exiguos, fácilmente identificables, porque sus fuerzas organizadas (Partidos y organizaciones políticas) están divididos y que en general, el golpe de Estado en Nicaragua, está derrotado y el mayor argumento: Que nuestro Partido, el FSLN está preparado para enfrentar cualquier agresión, incluyendo otro intento de golpe de Estado.
En su presupuesto internacional, los compañeros incluyen como elementos disuasorios a un eventual golpe de Estado a nuestro gobierno, la voluntad y activismo de nuestros aliados y amigos (Venezuela, Cuba, Rusia, la República Popular China, Irán, México y Partidos, Movimientos, Organizaciones y personalidades de América Latina y del mundo que están atentos y proactivos ante la amenaza de nuestros enemigos externos y caseros.
Siendo justos, no sólo estos compañeros interlocutores tienen tal percepción, pues es fácil encontrar estos argumentos, ampliamente difundidos, en las Redes sociales y medios de comunicación afines al sandinismo.
¿Es cierto?
Yendo contra corriente, me atrevo a decir que la mayoría de estas “razones” son falsas o al menos, hipotéticas.
El presidente de Bolivia, compañero Evo Morales Ayma, con mucha humildad ha reconocido errores que su gobierno y Partido cometieron y que de alguna manera, les impidieron enfrentar correctamente y con posibilidades reales de derrotar al golpe de Estado en su país.
Tales entrevistas están a disposición de todos en las Redes, así que solo diré, que hasta una dirigencia muy comprometida con el desarrollo, la inclusividad y la verdadera justicia social, con enorme experiencia y asesoramiento, puede pasar por alto asuntos que potencialmente signifiquen la pérdida del Poder y el volver a la defensa, a la resistencia ya afuera del Poder, con un altísimo costo para el proyecto de liberación de los pueblos y la libertad y la vida de su militantes y simpatizantes.
No es lo mismo enfrentar al enemigo desde el poder que desde las calles, el exilio o la clandestinidad. Cuando se tiene el Poder debe de defenderse con uñas y dientes.
El Ejército de Nicaragua y la Policía Nacional -como todos sabemos- surgieron de la lucha guerrillera, con principios revolucionarios, dirigidos e integrados por hombres y mujeres valiosas, formadas en el crisol de la guerra popular contra la dictadura dinástica somocista y la destrucción total de la GN y que en toda la década de los ochentas estuvieron al frente de la defensa y asegurando el orden interno de nuestra patria. Ambas instituciones se han ganado el cariño y el respeto de todos nosotros, la militancia sandinista y hasta antes de abril del año pasado, el de la mayoría de la población de Nicaragua.
Sin embargo (formalmente) ya no son instituciones revolucionarias, responden a la Constitución y a las Leyes. Leyes de carácter burgués, en un entorno capitalista y de “Democracia” liberal, reinaugurada en los dieciséis años de gobierno neoliberal.
La obligada “desideologización” (encubierta en una “despolitización”) de ambas instituciones, la eliminación forzada de su Dirección política y las jefaturas políticas en sus cadenas de mandos (tan características y necesarias de los ejércitos revolucionarios) y el “reenclasamiento” de algunos altos jefes militares (la mayoría en retiro), no garantizan al cien por ciento ser los principales bastiones de la defensa ante el gran golpe de Estado que sigue sufriendo Nicaragua. Ojalá y me equivoque.
Al –presuntamente- haber derrotado totalmente a los golpistas y secesionistas del 2008, en una entrevista de la época, El presidente Evo Morales se alegraba de haber “reconstruido” las FF AA de Bolivia, de haberlas puesto al servicio de la nación. Ahora confiesa que fue un error haberle confiado exclusivamente la sobrevivencia del gran proyecto de país a los militares y policías.
Ciertamente, nuestros hermanos uniformados no tienen tradición golpista y el año pasado demostraron su lealtad a nuestro presidente. Sin embargo, es necesario que vuelvan a ser educados, instruidos intensiva y permanentemente, cada uno de sus integrantes en las bases teóricas del Socialismo, en nuestra historia revolucionaria, en la ética y moral de Carlos Fonseca.
Que el Partido construya su propio órgano de inteligencia y lo más importante: Organizar las milicias del Partido. Ya vimos que con los cambios de gobierno, cuando hemos estado en la oposición, las fuerzas del orden (como es “de ley” en la “Democracia” burguesa) pasan a responder, únicamente al presidente de turno y su proyecto clasista.
La religión, el racismo y los localismos extremos son armas al servicio de los enemigos de los pueblos. Sólo basta ojear –someramente- las páginas de la historia para convencernos de tal axioma político. Donde no existen tales fenómenos perniciosos, los gringos los inventan.
La Iglesia católica, las sectas religiosas evangélicas (casi todas con sus centros administrativos asentados en los Estados Unidos), las grandes religiones confesionales mundiales, han sido instrumentalizadas, puestas al servicio de los más bajos instintos de los que gobiernan el mundo, de las élites nacionales y los planes de dominio global.
El “nuevo” fascismo, como decía Saramago no viste de pardo, no viene con esvásticas y tanques de guerra (eso viene después), ahora viene en la píldora convenientemente dorada que administran sacerdotes, pastores, predicadores, políticos, líderes locales, sindicales, gremiales, ambientalistas, indigenistas, supremacistas, etc. al pueblo incauto, desprevenido.
En Bolivia, el garrotazo que adormeció a gran parte de la población lo propinaron los evangélicos y católicos y el tiro que consumó el golpe, lo dieron los militares y la OEA.
¿Cuál es el interés secular de los gringos de oprimir a Nicaragua?
Responder a esta interrogante equivale a encontrar la clave de nuestras desgracias políticas y sociales: El apadrinamiento de una elite de poder apenas “independizados” de España y las nefastas intervenciones armadas a nuestro suelo.
Si bien es cierto (como dicen los compañeros), no es por nuestros recursos naturales minerales (el Istmo centroamericano es muy joven geológicamente y es poco “surtido” en esos recursos), y tampoco ofrecemos un bastión defensivo, para la “seguridad nacional” militar gringa, pues tienen bases por toda el área y la hiper-tecnologia militar de las grandes potencias han hecho obsoletas esta clase de previsiones.
La geopolítica nos da pistas, pero no como la teoría del poder que dice Spykman (una relación entre geografía, política, espacio y poder), sino como la doctrina del famoso y nefasto “espacio vital”, el patio trasero que siempre debe de ser vitrina del Sistema, no en su desarrollo y progreso, sino en su obediencia y docilidad.
Por eso mataron a Zeledón, a Sandino y combatieron con saña y miedo al FSLN: Por su ejemplo, el temor al “contagio” hacia su mundo ideal capitalista y liberal. Nuestro mayor recurso natural, es nuestra rebeldía.
Por eso, mientras exista el imperialismo gringo, nos seguirán queriendo destruir.
En Nicaragua el Sistema capitalista (del que seguimos siendo rehén), mantiene una pirámide económica cuyos efectos, nuestro gobierno sandinista lucha por atenuarlos, pero que sólo serán eliminados totalmente (igual que esa pirámide de desigualdad) con la profundización de la Revolución.
Esta lucha por eliminar las asimetrías económicas y la calidad de vida de los nicaragüenses, es la “culpable” del odio de las élites y el Sistema hacia el Sandinismo, hagamos lo que hagamos en bien de la patria y la población.
Ellos no tienen ninguna contradicción en los asuntos ideológicos, en la supervivencia del neoliberalismo, pues ahí están unidos monolíticamente y por eso el peligro del golpe de Estado al gobierno sandinista es PERMANENTE, con alguna ciclicidad, pero permanente.
El golpe, hoy más que nunca está marcha. Se están aceitando los engranajes, coaptando a los sicarios, comprando voluntades, limando diferencias, martillando en la conciencia de los débiles.
El menú de opciones ahora es más variado: Golpe militar gorila “clásico”, levantamiento “cívico”, presión institucional, enfrentamientos raciales, “independencia” de regiones o porciones de territorio nacional, sabotajes, judicialización de la política, mentiras y manipulación mediáticas, conflictos limítrofes, desastres medioambientales, alineamiento de los religiosos en la lucha política contra el gobierno, intervención política y diplomática extranjera, desacreditación y sanciones internacionales directas a nuestros líderes y al Estado, traición de funcionarios del entorno gubernamental y partidario, cerco económico, etc.
Es decir la suma del manual del golpe suave con doscientos años de experiencia en desestabilización y destrucción de gobiernos legítimos por parte de los yanquis.
El último, más popular y peligroso de los argumentos del conformismo a lo interno del Sandinismo, que nos va llevando a los militantes a un umbral de confort letal (“El Partido está ya preparado para enfrentar el golpe”), se desmiente por si sólo (ante la ausencia o presencia de los elementos arriba mencionados) y las propias discusiones, quejas y denuncias de muchísimos compañeros tanto de manera pública (inclusive en Redes sociales) como a lo interno de nuestra organización.
No es tiempo de debates bizantinos!
Sin pecar de alarmistas, tenemos poco tiempo y el activismo golpista de los últimos días es prueba de ello. Nuestra dirigencia debe de tomar sus decisiones alrededor de estos asuntos, como siempre lo ha hecho, con visión, antelación y firmeza y los militantes deberemos acatar tales resoluciones, pues nos falta más unidad, cohesión, organización, preparación para evitar el golpe o combatirlo, resistirlo y vencerlo si ese fuera el caso.
La experiencia boliviana nos está demostrando que revertir un golpe de Estado es una tarea de Sísifo, que nuestros amigos del entorno internacional poco o nada pueden hacer, porque ellos mismo enfrentan, rodilla en tierra y brazo firme, el ataque feroz del Imperialismo yanqui, como es el caso de Cuba y Venezuela, mientras otros se desmarcan por cálculos inherentes a sus propios intereses.
Debo confesarme sorprendido por el tácito reconocimiento del gobierno ruso a la usurpadora boliviana y el largo silencio de China. Sorprendido, por la cuyunturalidad con que han asumido sus compromisos para con Bolivia y la “Democracia” que ellos acostumbran observar.
Sin embargo, no me sorprende que primero piensen en sus intereses, en su agenda estratégica, en la “guerra por los recursos” que aseguran su posicionamiento en la cuarta Revolución industrial y su preeminencia en las guerras del futuro y su perfilamiento como sucesores del poder mundial de un Imperialismo yanqui agonizante.
En pocas palabras Rusia no es la URSS, es un país de ideología liberal moderada, adscrito al Sistema capitalista mundial. Por eso el presidente Putin vive en constante “enrocamiento” en las dos altas envestiduras del ejecutivo de su país, para cumplir con los preceptos de la “Democracia” occidental, mientras China es un hibrido que camina raudo hacia el Capitalismo.
Es decir sus intereses y agenda son lo primordial para ellos. Más claro no canta un gallo.
En conclusión y aunque parezca extremo, a la hora de enfrentar al monstruo maligno del Imperialismo yanqui y sus lacayos, contamos con nuestra propia fuerza, con nuestro propio desempeño, con nuestra unidad y organización, con nuestro pueblo organizado, como lo entendieron Sandino y el FSLN en los tiempos más duros de la lucha.
La unidad, la organización y la disciplina, siempre nos darán la victoria.
¡VIVA EL FRENTE SANDINISTA Y EL COMANDANTE DANIEL!
Edelberto Matus.