Pablo Gonzalez

Nicaragua: La oposición es yanqui. El Pueblo es Sandinista


Ante el fracaso del Golpe (político y económico) con el método empleado (terrorismo) y tras no alcanzar su principal objetivo (tumbar el Gobierno Sandinista), la derecha y sus aliados coyunturales presenta un escenario peculiar.

 Unidos por el odio ideológico e incapacidad cívica y política; y tras una aparente unidad de acción y propósitos, han empezado a desmarcarse y tomar distancia unos de otros.



En las causas priman dos motivos: el ideológico–clasista y el del financiamiento.

Los gritos, reclamos, descalificaciones públicas mutuas, los ultimátums y las agendas dispersas, solo son la forma de marcar territorio, de exigir reconocimiento y levantar los egos; pero: cuidado, pues puede ser una celada. 

Esta aparente división del golpismo perfila cuatro segmentos más o menos homogéneos:

En primer lugar, la gran y mediana burguesía (herederas de la histórica oligarquía criolla), liderada por la élite industrial y financiera del país y los grupos organizados en las cámaras empresariales. 

Este grupo, por su peso en la economía nacional y sus credenciales históricas de vendepatrias y serviles al Imperialismo, se creen los preferidos de los gringos en una eventual escogencia de candidatos.

En segundo lugar, los golpistas de la «sociedad civil» y los ONG (largamente financiados por las organizaciones públicas y privadas ultraconservadoras mundiales) donde a su vez, sobresalen tres sub-grupos: 

Los dirigidos o manipulados por el MRS (principalmente organizaciones de género, juveniles, medioambientalistas y de servicios), los conformados directamente por los gringos (como los institutos de investigación social y democracia) y las organizaciones de derechos humanos, que también tienen su agenda política. Varias de estas ONG actúan desde un «exilio» auto-impuesto.

No conforman una clase social y no son homogéneos políticamente (a excepción de los antiguos militantes de izquierda nucleados alrededor del MRS), pero son una agrupación construida a base de inversión directa de los patrocinadores «de golpes suaves». 

En su mayoría son individuos con estudios universitarios, intelectuales y profesionales que viven exclusivamente del financiamiento externo.

 Los gringos desconfían de este grupo a excepción de aquellos personajes construidos en sus escuelas de liderazgo como Félix Madariaga.

En tercer lugar, un grupo más «popular» conformado por una masa de «neo-lideres» a los cuales sus medios les construyeron «reconocimiento» por su participación presencial en los tranques y marchas de la muerte, involucrándose en toda clase de crímenes contra la población sandinista, las autoridades y propiedad del Estado. 

Aquí caben los «lideres» estudiantiles, campesinos, delincuentes juveniles y de otros sectores profesionales y urbanos (como abogados, periodistas, comerciantes, operadores políticos de bajo rango, etc.) y también la mayoría de tranqueros y activistas refugiados en otros países, sobre todo en Costa Rica. 

En este grupo se enfilan también personas manipuladas emocionalmente por la pérdida de seres queridos o haber tenido familiares arrestados por participar en el rompimiento del orden público o cometer crímenes más graves durante los álgidos meses del intento de golpe.

En cuarto y último lugar, están los Partidos políticos tradicionales opositores con representación en la Asamblea Nacional.

 Principalmente el PLC y CxL, de liderazgos muy desgastados que aunque etiquetados de tradicionales y colaboracionistas «del régimen», negocian activamente su asociación con los grupos anteriores para tener opción a cargos públicos en las próximas elecciones. 

También exploran la posibilidad de abducir a los personajes de mayor proyección de las cuatro facciones mencionadas, aprovechándose de las ambiciones personales de los mismos.

Los ricos son los favoritos de los yanquis

Hay que apuntar que el primer grupo es el favorito de los ricos y empresarios por obvias razones. Esta facción es la que posee más recursos económicos propios y reclama el poder como un «derecho histórico adquirido». 

Y en cualquier combinación que los gringos quieran imponer, sus miembros jugarán un papel preponderante, inclusive es casi seguro que de sus perfumadas filas saldrá el candidato «opositor» principal de cualquier potencial coalición que se construya.

Por ser los líderes de la Alianza Cívica (que abortó dos intentos valiosos de diálogo con el gobierno), en estos momentos su capacidad y compromiso están siendo severamente cuestionados por los tres grupos restantes y los medios derechistas; sin embargo su peso específico y su poder económico lo mantendrán a flote y seguramente seguirá a la cabeza de toda la oposición golpista.

El segundo grupo es el más visceral, el que canalizó la mayor cantidad de los recursos captados hacia la organización de los tranques de la muerte y las acciones más violentas. 

Sin embargo, tras la derrota definitiva de esas tácticas criminales y debido a que sus cómplices han dado preferencia a métodos «más civilizados» (el chantaje internacional y la imposición de sanciones al gobierno, al margen del Derecho Internacional), sus posibilidades de acceso a grandes cuotas de poder se han visto seriamente mermadas, máxime cuando hoy más que nunca se evidencia su gran Talón de Aquiles: la dependencia de recursos externos y el «color» de gran parte de sus componentes de «comunistas agazapados».

El tercer grupo es como una banda de sicarios. 

Los ejecutores materiales de los más horrendos crímenes contra la militancia sandinista y la población indefensa durante el golpe fallido. 

A pesar de haber sido cobijados en un prefabricado (por los medios golpistas) hálito de humildad, victimización y supuesto heroísmo, últimamente sus compinches dentro y fuera del país y los mismos medios de comunicación que los prefabricaron, los habían dejado fuera de los focos mediáticos y del vital financiamiento.

La rebelión de los matones

Sin embargo, esto ha cambiado a raíz de la excarcelación por amnistía de todos los reos capturados por estar implicados en los crímenes. 

Aprovechando los crasos errores de la Alianza Cívica, su incapacidad negociadora, la impaciencia ante los resultados inmediatos del ataque a nuestra soberanía y economía desde el exterior y la falta de verdaderos líderes (reales y no de papel), los cabecillas del violento grupo campesino y otros excarcelados, han empezado a golpear fuertemente la mesa, buscando protagonismo en una hipotética continuación del diálogo, puestos preferenciales y hasta candidaturas presidenciales en las elecciones del 2021.

Es obvio que los ricos y los otros grupos habían subestimado a sus matones; sin embargo, estos han empezado a nuclear a sus fuerzas dispersas, sobre todo a los delincuentes en fuga. Ciertamente –aunque no le guste a los ricos– estarán obligados a incluir en «su» fórmula presidencial a algún miembro salido de los tranques, como elemento «heroico», «democrático», que represente «al pueblo» y que venda en el exterior la idea de inclusión y justicia.

 Y que de paso, arrastre algunos votos de los pusilánimes.

Para la conformación de una futura fórmula de la oligarquía con la marabunta, el «campesino» Medardo Mairena (que desde la planificación del asesinato de los compañeros policías en Morrito y la reciente «emboscada» mediática a sus colegas de la alianza en San José, se ha revelado como un taimado, ambicioso y peligroso organizador) o el estudiante Max Jerez (que representa al gremio de sus estudiantes, inventado «catalizador de la lucha contra el régimen», como ellos suelen llamarle a la provocación del 18 de abril) son los que tienen más chance a estar en la yunta de la candidatura presidencial derechista encabezada, claro está, por un miembro de la oligarquía.

En lo que respecta al cuarto grupo, los partidos políticos derechistas, solo podrán ser útiles al proyecto de los gringos, si alguno «presta» para las elecciones presidenciales de noviembre de 2021, su infraestructura, su «tendido electoral» y su experiencia a la «causa» de los golpistas fracasados.

 El PLC, CxL o el liliputiense Partido Conservador, de jugar en solitario o en otra alianza ajena a los golpistas principales, arriesgarán mucho de su base electoral y su sobrevivencia política.

Esta división era inevitable por la composición de clase de las partes, necesaria para recomponerse y actualizar las tácticas, pero tiene un carácter temporal. 

Estas cuatro facciones o grupos, ante la imposibilidad de permear individualmente a su favor la voluntad popular en las próximas elecciones, de no contar con recursos financieros suficientes y porque así lo exigirían sus amos extranjeros y su odio al sandinismo, se unirán nuevamente, no importa la forma, pero conformarán un bloque contra el sandinismo.

El papel que juega el Sandinismo

El tiempo apremia y el gobierno les toma la delantera. La oposición se tendrá que volver pronto a reagrupar, quizá en una alianza más amplia que les dé algún chance ante la voluntad de la militancia sandinista y su enorme capacidad de trabajo con la población.

 Las obras y programas para el pueblo, el progreso actual y los planes de desarrollo de la nación favorecen al voto rojinegro, pero no nos debemos confiar.

Repito, se unirán en su odio y acción y juntos tendrán todo el apoyo del Imperio. Muchos de nuestros compañeros están convencido que en la división de la Derecha estriba el triunfo de nuestro FSLN, pero eso es un cálculo erróneo. 

Al final ellos no se dividirán, nos enfrentaremos a una coalición derechista unida, pero vamos a lograr la victoria gracias a nuestra mayor cohesión, compromiso, experiencia y trabajo con nuestras bases y con el pueblo en su conjunto, en el convencimiento de que la única opción de vida en progreso y paz para todos los sectores y para el país, es un gobierno sandinista.Conocemos las fortalezas y debilidades de los opositores; entendemos que no los debemos subestimar, pero sabemos que los derrotaremos.

Nuestro partido ya tiene una estrategia para el triunfo, sabe cómo ganar con limpieza la voluntad de los votantes, conoce las debilidades y subterfugios del contrincante y del enemigo, pero hagan lo que hagan nuestros enemigos, está en nosotros los militantes seguir convenciendo a la población del entorno de cada quien, que para vivir mejor necesitamos paz y trabajo. 

Las premisas básicas del Gobierno Sandinista son trabajar como nunca y, sobre todo, mantenernos unidos, disciplinados y vigilantes.

Escrito por: Edelberto Matus, titulado originalmente: «Trabajar como nunca y luchar como siempre para derrotar a la oposición en 2021».

Tomado de: La Primerísima

https://cuadernosandinista.com/2019/08/24/la-oposicion-es-yanqui-el-pueblo-es-sandinista/?fbclid=IwAR2QqA_rJTbnKc_QI_kkSVYCOCQukzH5axNMyCpDGkTxKVCE-ElLbyWZsGI

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