Pablo Gonzalez

Nicaragua: Presos del odio.


Las redes cibernéticas, que de sociales no tienen nada, están al rojo vivo. Mucha gente lastimada, que fue víctima del golpismo, y que se ve tragando sapos por la amnistía que excarcela a sus victimarios, por la paz y la reconciliación, han tenido que aceptar la medida, digo yo, con una madurez y una disciplina solo propia de gente que tiene conciencia política para poner en predominio el interés nacional por encima del personal a pesar de las llagas que nos atormentan.

Las víctimas reaccionan legítimamente indignadas en esas redes sociales porque con una esperanza muy lejana llegaron a creer que las últimas sardinas liberadas, donde no se cuenta un solo tiburón que financió e intelectualmente fue parte del delito, dieran muestras de tener una sola noción, aunque fuese solo una, del inmenso daño que causaron y que por el contrario salieron diciendo que los que estamos del lado de la paz seríamos sacados a patadas del poder, deduciendo por poder, la voluntad de dignificar a los postergados de siempre.

Con la amnistía se acabó el negocio que muchos hicieron con los terroristas que estaban presos. Estos fueron ciertamente excarcelados, pero saben qué, siguen tras las rejas, siguen en la jaula, siguen pagando porque no es cierto que estén libres porque su conciencia no se los permite y todas esas manifestaciones de falso éxtasis, esas locuras amenazantes, son solo la evidencia de lo derrotado que se sienten, de la aceptación íntima de que no valió para nada ensangrentar y destruir al país.

Mucha gente, a la que comprendo su frustración, me envía mensajes que son legítimos, que revelan sentimientos encontrados porque mientras resienten la amnistía también admiten que este es un trago amargo que hay que tragar en beneficio del futuro del país y que hay que apoyar al Presidente Ortega porque tenemos que admitir que pragmáticamente navegamos en olas picadas sobre una crisis política, que ciertamente es más hacia afuera que para dentro, que fue creada externamente, pero que en función de la paz debemos flexibilizar y al final mostrar con fortaleza que cuando aquí se habla de paz es de paz y que por ella honramos la palabra.

Nada nuevo van a decir los últimos excarcelados mediáticamente hablando, apenas van a repetir lo mismo que dijeron los que antes que ellos recibieron el beneficio de la libertad por los crímenes de terrorismo que cometieron.

Van a contar historias al estilo del Conde de Montecristo, que fueron torturados, que en la cárcel convencieron a los guardas y a todos los prisioneros de que ellos son sus libertadores y que ahora que están afuera comenzará la verdadera lucha.

A eso póngale sello y los veremos en los medios que fueron parte del golpe y que ahora también están amnistiados. Toda esta semana los vamos a estar escuchando, pero al final terminaran teniendo el fulgor de las estrellas fugaces, esas que aparecen y desaparecen, porque en las calles o por donde comiencen a andar lo que van a sentir es el ignoro, el rechazo o ese repelo natural de quien intuye ser observado por alguien que a lo mejor te lanza tu verbo por todo lo que hiciste, por todo lo que promoviste y que desembocó en una brutal debacle para los hogares, para las vidas, para las familias nicaragüenses que ahora, gracias al dolor y el espanto, son más pobres que ayer.

Nadie dude que van a empezar a sugerir que los veamos como héroes pintándose por supuesto de cristianos que ponen todo en las manos de Jehová con el infaltable amen al final de cada una de sus mentiras, pero en realidad son quienes representan valores opuestos porque tienen un comportamiento miserable y moralmente reprobable porque ahora salen con más odio en sus corazones.

Pretenden que les veamos como paladines, pero cómo, si en ellos está ausente la nobleza y la humildad y así salieron como entraron sin nada que llame la atención, por el contrario, lucen más malvados, cargados de perversidad e inclinados hacia la misma maldad y poseídos por ese sentimiento de venganza que fue lo que precisamente los condujo a la cárcel de la que hoy salen gracias a la voluntad de paz de la mayoría de los nicaragüenses que son los que por lógica deberían ser los vengadores por ser las víctimas, pero contrastantemente son quienes hoy gritan de rabia con un trapo en la boca por esta amnistía que libera a sus asesinos y torturadores y lo hacemos porque estamos convencidos que la ley de Talión, el ojo por ojo y diente por dientes terminaría por dejarnos ciegos y chintanos a todos.

Los terroristas que salieron de la cárcel por esta amnistía, que no le puede imponer a nadie que perdone u olvide todo lo que representaron las noches más oscuras que impuso a sangre y fuego el golpismo, quieren que les colguemos medallas en el pecho, que los abrumemos con vítores por sus campañas de muerte, que les levantemos estatuas tan grandes como el Gigante de Rodas o que los elevemos a la dignidad de héroes nacionales y como saben que eso molesta e indigna al nicaragüense de bien elevan los tonos y acentúan cada palabra para provocar, para tocarle la cresta a los gallos, para tocarle los huevos al tigre para que este reaccione tan ferozmente que termine descuartizando con sus garras a cualquier puchito que se preste a ser la carne de cañón de quienes se mantienen atrás y no adelante.

Hay que tener cuidado con estas provocaciones que al final no es más que la necedad como la madre de todos los males porque quien reacciona ante un necio desciende a la condición del provocador y créanme que en esta etapa lo que busca el enemigo de la paz y de la reconciliación es siempre el muerto que se convierta después en el fantasma con el que asustar.

Bajo ninguna circunstancia caigamos en la provocación de la necedad. No se le ocurra prestarse al objetico del maligno. Si usted ve un piquete de miserias humanas haciendo el ridículo apártese de ese ridículo, tome distancia, no les diga nada, nos les responda, porque el instrumento de autoridad para ponerlos en su lugar y llevarlos a donde pertenecen por no haber entendido aquello de “NO REPETICIÓN” es la policía.

El ardor más grande que los necios pueden experimentar es sentirse ignorados, el más grande de los golpes que les podemos propinar es responder a sus vulgaridades es asumiendo actitudes de paz. Ellos pensaran que tenemos miedo porque no tienen la razón, los que la tenemos no sabemos lo que es el miedo porque no fuimos los que matamos, no torturamos, no destruimos, no quebramos la economía, no promovimos el desempleo que tenemos, al contrario, pese a toda la barbarie se dieron cuenta que no nos doblegaron, que estamos en pie, que caminamos hacia adelante, que no nos convertimos en estatuas de sal, que estamos sacando adelante al país con Dios de nuestro lado porque sin lo hubiésemos hecho.

Los aterrorizados son ellos porque hoy realizan que su mayor error fue haber unido a la gran mayoría de los nicaragüenses y que despertaron a un gigante que estaba dormido que por patriotismo, por honor y por dignidad se reorganiza en cada barrio, comarca, municipio, región y departamento para demostrar en el 2021 que siempre tuvimos la razón, pero que a partir del 18 de abril del año pasado la comenzamos a tener más.

Por: Moisés Absalón Pastora.

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