¿Por qué recordamos el pasado y no el futuro? ¿Qué significa decir que el tiempo pasa?
El tiempo se siente real para las personas, pero ni siquiera existe de acuerdo con la física cuántica.
"No hay una variable de tiempo en las ecuaciones fundamentales que describen el mundo", dice el físico teórico, escritor y director del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, Carlo Rovelli.
“El tiempo es un tema fascinante porque toca nuestras emociones más profundas.
El tiempo abre la vida y quita todo. Preguntarnos sobre el tiempo es preguntarnos sobre el sentido de nuestra vida”, explica Rovelli.
En su libro, The Order of Time, habla sobre nuestra experiencia del paso del tiempo como seres humanos y la ausencia de éste a escalas tanto minúsculas como vastas.
Además, presenta un argumento bastante convincente de que la cronología y la continuidad son sólo una historia que nos contamos a nosotros mismos para dar sentido a nuestra existencia.
El tiempo, según Rovelli, es simplemente una perspectiva y no una verdad universal.
Es un punto de vista que los humanos comparten como resultado de nuestra biología y evolución, nuestro lugar en la Tierra y el lugar del planeta en el universo.
"Desde nuestra perspectiva, la perspectiva de las criaturas que conforman una pequeña parte del mundo, vemos que el mundo fluye en el tiempo", escribe el físico.
Sin embargo, a nivel cuántico, las duraciones son tan cortas que no se pueden dividir y el tiempo no existe.
De hecho, según explica Rovelli, en realidad no hay nada en absoluto.
En cambio, el universo se compone de innumerables eventos. Incluso lo que podría parecer una cosa, una piedra, digamos, es realmente un evento que se lleva a cabo a una velocidad que no podemos registrar.
La piedra se encuentra en un estado continuo de transformación, y en una línea de tiempo lo suficientemente larga, incluso fugaz, destinada a tomar alguna otra forma.
En la "gramática elemental del mundo, no hay espacio ni tiempo, solo procesos que transforman cantidades físicas de una a otra, a partir de las cuales es posible calcular posibilidades y relaciones", escribe el científico.
Rovelli argumenta que el tiempo solo parece pasar de una manera ordenada porque nos encontramos en la Tierra, que tiene una cierta relación entrópica única con el resto del universo.
Esencialmente, la forma en que se mueve nuestro planeta crea una sensación de orden para nosotros que no es necesariamente el de todo el universo.
El mundo parece ordenado, yendo de pasado a presente, vinculando causa y efecto, debido a nuestra perspectiva.
Superponemos el orden sobre él, fijando eventos en una serie lineal particular. Relacionamos los eventos con los resultados, y esto nos da un sentido del tiempo.
Sin embargo, según Rovelli, el universo es mucho más complejo y caótico de lo que podemos permitir.
Los humanos confían en descripciones aproximadas que en realidad ignoran la mayoría de los otros eventos, relaciones y posibilidades.
Nuestras limitaciones crean un sentido de orden falso o incompleto que no cuenta toda la historia.
Si todo esto suena terriblemente abstracto, es porque lo es.
Pero hay una prueba relativamente simple para apoyar la idea de que el tiempo es un concepto fluido y humano, una experiencia, en lugar de ser inherente al universo.
Imagina, por ejemplo, que estás en la Tierra, viendo un planeta lejano, llamado Próxima b, a través de un telescopio.
Rovelli explica que "ahora" no describe el mismo presente en la Tierra y en ese planeta.
La luz que usted ve en la Tierra cuando mira a Próxima b es una vieja noticia, transmitiendo lo que había en ese planeta hace cuatro años.
"No hay un momento especial de Próxima b que corresponda al presente aquí y ahora", escribe Rovelli.
Esto puede sonar extraño, hasta que consideres algo tan mundano como hacer una llamada internacional. Estás en México, hablando con amigos en Francia.
Cuando sus palabras llegan a sus oídos, han pasado milisegundos, y "ahora" ya no es el mismo "ahora" que cuando la persona en la línea respondió: "Te escucho bien".
Considera también que no compartimos el mismo tiempo en diferentes lugares. Alguien en Francia siempre está experimentando un punto diferente en su día que alguien en México.
Tu tarde es su medianoche. Sólo compartes el mismo tiempo con personas en un lugar limitado.
Rovelli señala que el tiempo pasa a diferentes ritmos de un lugar a otro. En la cima de una montaña, el tiempo pasa más rápido que al nivel del mar.
De manera similar, las manecillas de un reloj en el piso se moverán ligeramente más lentas que las manecillas de un reloj sobre una mesa.
Lo que experimentamos como el paso del tiempo es un proceso mental que ocurre en el espacio entre la memoria y la anticipación.
"El tiempo es la forma en que los seres cuyos cerebros están compuestos esencialmente de memoria y previsión, interactuamos con nuestro mundo: es la fuente de nuestra identidad", escribe.
Básicamente, Rovelli cree que el tiempo es una historia que siempre nos contamos en tiempo presente, individualmente y juntos.
Es un acto colectivo de introspección y narrativa, registro y expectativa, que se basa en nuestra relación con eventos anteriores y en el sentido de que los acontecimientos son inminentes.
Es este relato el que también nos da nuestro sentido del yo, un sentimiento que muchos neurocientíficos, místicos y físicos sostienen que es un engaño masivo.
Sin o memoria y expectativas de continuación, no experimentaríamos el paso del tiempo ni sabríamos quiénes somos. El tiempo, entonces, es una experiencia emocional y psicológica.
"Está vagamente conectado con la realidad externa", dice, "pero es sobre todo algo que sucede ahora en nuestra cabeza".
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