Los documentos del Gobierno de EEUU revelados por WikiLeaks demostraron el grado de dependencia de la dirigencia política y empresarial de México con la Casa Blanca, dijo a Sputnik el periodista Pedro Miguel, editor y coordinador del diario La Jornada que procesó esa información en 2011.
"En esos documentos encontramos la radiografía de la dependencia, los mecanismos de EEUU para influir en la clase política mexicana, impulsando reformas estructurales que después se consumaron en el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2016), y la enorme autoridad de la embajada de EEUU sobre los dirigentes de este país", dijo Miguel, quien coordinó el libro "México en WikiLeaks" y entrevistó a su fundador, Julian Assange, en Londres.
El investigador relató que "para procesar el equivalente a 10.000 páginas de textos llenos de siglas, códigos y claves, había que hacer una ingeniería de investigación, un trabajo absolutamente confidencial, para revelar por primera vez el grado de absoluta dependencia del Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) con EEUU".
Miguel entrevistó dos años después al ciberactivista australiano, entonces refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, donde este 11 de abril fue arrestado por la policía británica, poco después de que el Gobierno del presidente ecuatoriano Lenín Moreno le retirara el asilo político.
"La detención es un atropello monstruoso contra el derecho a la información, la libertad de expresión, el derecho de asilo, la democracia, la transparencia y la rendición de cuentas, la decencia y la verdad", dijo Miguel.
Para el periodista, "tratar a Julian como un delincuente informático, un hacker o un espía es una total aberración, porque él es en realidad un revelador de información, una figura 'prometeica' que le ha ofrecido la verdad a muchas sociedades".
Los hallazgos de los cables enviados por la embajada de EEUU en México a Washington permitieron conocer cómo "gobernadores, alcaldes, altos funcionarios, jefes de policía, dueños de organizaciones civiles, periodistas, encuestadores, todos iban a la embajada de EEUU informar y pedir protección", relató.
"La información que alcanzaba a todos los liderazgos políticos fue tanta que "no pudimos publicarlo todo, porque había muchos detalles, pero todos querían quedar bien con la embajada de EEUU", cuya sede en el Paseo de la Reforma y frente al Ángel de la Independencia, se convirtió en " la sede real del poder político en México", describió.
Las pesquisas comenzaron en diciembre de 2010, cuando La Jornada recibió una comunicación de WikiLeaks ofreciendo miles de reportes confidenciales del Departamento de Estado, procedentes de sus embajadas en distintos lugares del mundo.
La organización fundada por Assange estaba disconforme con el tratamiento que daban cinco periódicos occidentales que comenzaron a recibir la información, la retuvieron e incluso comenzaron a venderla, según Miguel.
En ese momento, Assange y su equipo adoptaron la estrategia de separar esa masa de documentos por países y entregarla a medios independientes.
"El primero de ellos fue La Jornada de México", recordó.
Decodificando a Washington
"Establecimos con WikiLeaks un procedimiento de trabajo, con un método para hurgar en miles de páginas, para encontrar coherencia" y convertir el material en reportes publicables, realizado por un equipo coordinado por Miguel.
Otros medios latinoamericanos contactados por WikiLeaks fueron Página/12 de Argentina, El Comercio de Perú, El Espectador y la revista Semana de Colombia, El Faro de El Salvador y el Centro de Investigación e Información Periodística de Chile.
Miguel recordó el contenido de cables diplomáticos que despachaba el embajador estadounidense Tony Garza (2002-2009) durante la elección presidencial mexicana de 2006.
"Escribió de su propio puño y letra un despacho remarcando en septiembre de aquel año la extrema debilidad política del presidente Felipe Calderón", ante la protesta del opositor Andrés Manuel López Obrador, con un plantón en la Avenida Reforma para denunciar lo que consideraba un fraude electoral.
El embajador Garza sostuvo que Calderón estaba "en la mayor situación de debilidad política posible".
"Desde la embajada nos embarcaremos de inmediato en un proceso de planificación de la transición con el equipo de Calderón", para asegurar la política de EEUU en México, dice el cable del embajador que fue publicado el 11 de febrero de 2012.
El siguiente enviado diplomático estadounidense, Carlos Pascual (2009-2011) intervino, en plena escalada de violencia del crimen organizado, para cesar un operativo del ejército en la norteña Ciudad Juárez que generaba una fuerte resistencia ciudadana.
"El ejército era rechazado por la gente, porque era un factor de violencia y no de paz; al final los militares salieron de Juárez y entró la Policía Federal, cuando todo el mundo pensó que era un triunfo de la sensatez y la sociedad civil", relató Miguel.
Pero en sus cables confidenciales a Washington, Pascual reveló que agencias de inteligencia de EEUU fueron las artífices de los espectaculares operativos y constató la desconfianza existente entre las corporaciones gubernamentales mexicanas.
El entonces embajador celebró la salida del ejército y en su reporte escribió: "solo me falta avisarle al gobernador" de (estado mexicano) Baja California, recordó Miguel.
Miguel estimó que las revelaciones que publicó La Jornada durante tres meses de 2011 "tenían un poder equivalente a 15 escándalos Watergate", la revelación periodística que derribó al presidente estadounidense Richard Nixon en 1974.
"El Gobierno de Calderón debió haber renunciado 15 veces, porque fue un escándalo monumental que sacudió al sistema político mexicano, pero no ocurrió porque, salvo excepciones, hubo una conspiración de silencio", sentenció el periodista.
Pedro Miguel partió a Londres en junio de 2013 a entrevistar a Assange, "al hombre que ha sufrido la mayor persecución internacional en décadas".
En su maleta llevaba toda la comida mexicana que pudo empacar y el libro resultado de las filtraciones de WikiLeaks sobre México.
"Julian estaba muy sereno, me impresionó encontrarme con un hombre capaz de entender el mundo; no abundan personas con capacidad de tener una mirada global y actuar en consecuencia, mientras tenía al odio de las grandes potencias occidentales en su contra", puntualizó Miguel.
Assange se refugió en la embajada ecuatoriana en Londres en junio de 2012 tras perder todas las apelaciones contra la extradición que Reino Unido se aprestaba a cumplir, accediendo al pedido de la fiscalía sueca que lo requería para juzgarlo por presuntos delitos sexuales.
El ciberactivista rechazaba su extradición alegando que Suecia lo entregaría a EEUU, donde podría enfrentar la pena capital por haber publicado miles de documentos filtrados que eran secreto de Estado.
Los cargos contra Assange en Suecia prescribieron el año pasado, pero el Reino Unido se negó a levantarle la orden de arresto, que la policía británica hizo efectiva este 11 de abril.
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