Junto a mi familia, desde siempre hemos practicado nuestra fe en Dios y en Cristo dentro de la iglesia católica, pero eso sí, siendo pobres, practicando la opción por los pobres, sin poner una venda en nuestros ojos a los escándalos y abusos que algunos jerarcas y sacerdotes durante el transcurso de mi existencia han cometido.
No creo la alusión de que criticar a un jerarca o sacerdote es atacar a la iglesia católica. Como todo ser humano, ellos, al igual que nosotros somos pecadores.
La gran diferencia está en que los humildes de corazón aceptamos nuestros errores y fracasos; algo que no percibimos, específicamente en el obispo auxiliar de Managua Silvio Báez; a quien su soberbia, lo ha llevado al sentimiento de valoración de él mismo por encima de los demás; sobrevaloración de su yo respecto de otros, con un sentimiento de superioridad que lo lleva a presumir de sus cualidades e ideas propias y menospreciar las ajenas, las de su prójimo. Bien claro lo dice el proverbio:
La soberbia hace necios.
En sus actuaciones dicho prelado muestra con meridiana claridad su vicio de ser soberbio, lo que, lo lleva a pecar de ignorante de la realidad de la comunidad.
Como lo dijo el Rey Salomón, debería buscar en su corazón signos de humildad y no de soberbia y así encontrar sabiduría.
En realidad, el obispo auxiliar Báez, desde que logró ser nombrado para ese cargo eclesial, se encontró de golpe con una miserable cuota de poder en lo interno de la iglesia católica de Nicaragua, lo que, en su éxtasis del tóxico logro, fue presa de la enfermedad que generalmente afecta a los débiles mortales; la discapacidad que causa daño a los feligreses de la iglesia católica: La soberbia de algunos de sus obispos y párrocos.
Báez debe entender lo que ha leído en los escritos de San Agustín “La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano”.
Por lo que he expuesto, la publicación de los audios de su voz, que evidentemente muestran su activa participación en el fallido golpe de estado, le ha causado exagerada contrariedad, enfado y soberbia, misma que el pueblo nicaragüense llama Rabia.
Por tanto ha violado la norma de la teología católica, que la considera uno de los 7 pecados capitales.
Por... Tomás Valdez Rodríguez